entro en el salon de recepcion a tomar un combinado. Algun soplon de la A.I.N., como era de esperar, habia informado a la policia de ello. La senorita Gunther habia dicho a la policia que se avergonzaba de confesar su negligencia y que de todas maneras su silencio no podia causar perjuicio alguno, puesto que la caja podia no tener nada que ver con el crimen.

– Hay cuatro personas -murmuro Wolfe- que dicen que usted llevo la caja consigo desde el salon de recepcion al de baile.

Phoebe Gunther asintio sin asombrarse. Estaba bebiendo whisky con agua y fumaba un cigarrillo.

– Todo esta en que les de usted credito a ellas o a mi. No me sorprenderia nada si cuatro personas de ese jaez dijesen que habian mirado por el ojo de la cerradura y me habian visto matar al senor Boone. Ni que fuesen cuarenta.

– ?Se refiere usted a los de la A.I.N.? Pero la senora Boone no es de este grupo.

– No -convino Phoebe, y encogiendose de hombros anadio-: El senor Kates ya me ha dicho lo que manifesto la viuda. La senora Boone no me tiene ninguna simpatia. Sin embargo, aunque no este yo segura de ello, quiza si me aprecia, pero lo que la ponia fuera de si era que su marido dispusiese de mi. Observara usted que no mintio, porque no dijo haberme visto llevar la caja cuando sali del salon de recepcion.

– ?En concepto de que disponia de usted el senor Boone?

– Hacia lo que el me decia.

– Si, claro -dijo en un susurro Wolfe-; pero, ?que obtuvo el de usted? ?Obediencia reflexiva? ?Lealtad? ?Compania agradable? ?Felicidad? ?Pasion?

– ?Oh, Dios mio! -dijo ella delicadamente disgustada-. Se expresa usted como la mujer de un senador. Lo que obtuvo fue un trabajo de la mejor calidad en la oficina. No quiero decir que durante los dos anos que trabaje para el senor Boone, yo ignorase lo que era la pasion, pero jamas entro en la oficina conmigo y la contuve siempre hasta que conoci al senor Goodwin. Usted tambien lee novelas antiguas. Pregunta usted si estuve con Boone en relaciones de pecaminosa intimidad y a ello le tengo que responder que no. Por un motivo: Porque estaba demasiado ocupado y yo tambien. Y ademas no me impresionaba por este concepto. Yo me limitaba a adorarle.

– ?De veras?

– Cierto -dijo ella en tono de sinceridad-. Era irritable y de grandes ambiciones. A mi casi me volvia loca del esfuerzo de sujetar sus actos al programa previsto, pero era un hombre integerrimo y el mejor de Washington, y ademas se enfrentaba con la mayor banda de cochinos y de estafadores que existe bajo la capa del sol. Yo me limitaba a adorarle e ignoro en que lugares se inspiraria para sentir emociones apasionadas.

Esta respuesta parecio aclarar el problema de la pasion. Me encontraba yo en este punto, mientras iba llenando paginas y paginas en el libro de notas, cuando me propuse considerar la medida en que prestaba credito a sus palabras, y cuando comprobe que mi credulidad era casi total, me senti avergonzado.

La senorita Gunther tenia una opinion concreta, acerca del asesinato. Dudaba de que en el hubiesen tomado parte numerosos miembros de la A.I.N., porque eran demasiado cautos para conspirar preparando un crimen que conmoverla al pais entero. Su idea era que algun miembro aislado lo habia cometido personalmente o habia comprado a alguien que lo cometiese, y que este era alguno cuyos intereses habian sido amenazados o perjudicados por Boone hasta tal punto que despreciaba la mala fama que caeria sobre la A.I.N. Phoebe aceptaba la teoria de Wolfe de que desde el punto de vista de la A.I.N. era de desear que el criminal fuese detenido.

– Entonces, se infiere de ello que usted y la O.R.P. prefieren que no sea detenido, ?verdad?

– Podria deducirse -reconocio ella-, pero como yo no tengo temperamento logico, no soy de este parecer.

– ?Porque adoraba usted al senor Boone? Es comprensible. Mas en tal caso, ?por que no ha aceptado usted mi invitacion a venir aqui y comentar el caso esta noche?

Una de dos: o Phoebe tenia la respuesta preparada, o la supo improvisar muy bien.

– Porque no tenia ganas. Estaba cansada y no sabia quien habria aqui. Entre la policia y el F.B.I. he respondido ya a centenares de preguntas, cientos de veces cada una, y necesitaba descansar.

– Pero luego vino usted con el senor Goodwin.

– Ciertamente. Cualquier muchacha que necesite descansar ira adonde sea con el senor Goodwin, porque en su compania no tendra necesidad de hacer uso del talento. De todas maneras, no me proponia quedarme toda la noche, y son ya mas de las dos. ?Se acuerda usted de que me toca preguntar a mi?

En este momento fue cuando Wolfe miro el reloj, suspiro y le dijo que empezase. Phoebe rebullo en la silla para cambiar de postura, tomo un par de sorbos del vaso, lo dejo, apoyo la cabeza en el cuero rojo, lo cual produjo un efecto muy bonito, y vino a decir:

– ?Quien le ha puesto a usted en contacto con la A.I.N., que dicen ellos, a que se ha prestado usted y cuanto le pagan?

Wolfe se quedo tan sorprendido, que la miro casi parpadeando.

– ?Oh, no, senorita Gunther; esto no!

– ?Por que no? -pregunto-. Entonces no ha habido negocio entre nosotros.

– Conforme. Vamos a ver -dijo el recapacitando-. El senor Erskine y su hijo, el senor Breslow y el senor Winterhoff, han venido a verme. Posteriormente vino tambien el senor O’Neill. Han dicho muchas cosas, pero la principal es que me han contratado para que investigue. He convenido en hacerlo y en intentar aprehender al culpable. Lo que…

– ?Sin consideracion a quien pueda ser?

– Si. No interrumpa. Lo que pagaran depende de los gastos necesarios y de lo que yo determine cargar. Sera una cosa justa. No me gusta la A.I.N. En realidad, soy anarquista.

– ?Han tratado de persuadirle a usted de que el asesino no es un miembro de la A.I.N.?

– No.

– ?Ha obtenido usted la impresion de que sospechen de alguien en particular?

– No.

– ?Cree usted que alguno de los cinco que vinieron cometio el crimen?

– No.

– ?Deduce usted que celebra que ninguno de ellos lo cometiese?

– No.

Phoebe hizo un ademan.

– Esto es una tonteria. No juega usted limpio. No dice usted mas, que no.

– Contesto a sus preguntas. Y hasta ahora no le he dicho ninguna mentira, pudo de que usted pueda presumir de lo mismo.

– ?Vaya! ?Conque lo que le he dicho no era verdad?

– No tengo ni idea. Hasta ahora. La tendre. Prosiga.

Interrumpi y le dije a Wolfe:

– Perdone usted, pero no hay precedente de lo que esta pasando. ?Usted, bloqueado por un sospechoso de asesinato? ?Quiere usted que deje de tomar nota?

Wolfe no me hizo caso y le repitio a ella:

– Continue. El senor Goodwin ha querido aprovechar una ocasion de calificarla a usted de sospechosa de asesinato.

Phoebe estaba concentrandose y tampoco me hizo caso.

– ?Cree usted -pregunto- que el uso de la llave inglesa, de la cual nadie sabia que estaria alli, demuestra que el asesinato fue impremeditado?

– No.

– ?Por que no?

– Porque el asesino pudo haber ido armado y al ver la liate inglesa decidir usarla en vez del arma.

– Pero, ?pudo ser impremeditado?

– Si.

– ?Alguno de los de la A.I.N. le ha dicho a usted algo que de algun indicio de quien se llevo la caja de cuero o de lo que le ha ocurrido a esta?

– No.

– ?Ni de donde para ahora?

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