muy por la labor. Jack preferia atar un panuelo a la manilla de la puerta y esperar a que alguien parara a ayudarles. Ethan y el se quedaron detras del coche, discutiendo. Pammy se sento en la aleta, los ojos entornados para protegerse de las velocidades dispersas, del caos y el estrepito de los camiones pesados. Los chiquillos se habian puesto meticulosos y solemnes, median el suelo a palmos, precisaban la longitud de los palos, claramente influidos por lo que habian visto en television o en el club de campo. Discutian de un modo interminable, cabizbajos como los miembros de una tribu nativa. En la pista habia molinos de viento, puentes cubiertos, todos los placeres al uso, pero a escala reducida. Algo habia en la hora, la bruma de la tarde, el humo del trafico, o los propios vehiculos interpuestos, algun truco de la distancia, por lo que el espacio parecia compactado, los chiquillos (desde el punto de vista de Pammy) aislados limpiamente de cuanto se extendia en derredor, el follon de las caravanas, las lapidas, los sitios de comida rapida. Creyo que no le seria dificil mirar aquello indefinidamente, observarlo, sin que nadie la viera. Uno de los jugadores alcanzo la bola doblandose por la cintura de manera mecanica, una pierna adelantada, la otra al suelo, un juguete abstracto. Se sintio a sus anchas sentada en la aleta, a pesar del ruido y del movimiento entrecortado y del paisaje tosco. Las voces de sus amigos a veces le llegaban sueltas, gritos descoyuntados, empequenecidos ante el flujo constante de penas. Tenia todo un historial si se trataba de ser feliz en sitios raros.
9
Lyle lo dejo todo sobre la comoda. Cuando sono el telefono no quiso contestar. Ya se habia fijado ciertos margenes de tiempo. Habia que observar ciertos limites, demarcar los matices de la conducta. Un tenue ramalazo de electricidad estatica podia trastocar el delicado programa que habia establecido, una estructura cerrada de abandonos y destinos.
El permiso de conducir, cheques de viaje, tarjetas de credito, libretas (2), llaves, reloj, mapa de carreteras, callejero, boligrafo, cartera, dolares americanos (4.000), dolares canadienses (75), tabaco, cerillas, chicles.
Resulto ser Kinnear, una sorpresa. Privado de todo, salvo de su valor fonetico, J. habia dejado de ser una influencia reguladora, un control en cierto modo, que aportase sus criterios tecnicos, que Lyle no habia tardado en percibir. La conexion era buena, su voz sonaba calida, persuasiva, timbrada y distinguida, un tono de incontables detonaciones pequenas, como un altavoz de un equipo de musica pegado a la oreja de Lyle, razonable, muy cercana.
– He pensado en ciertos aspectos de nuestra implicacion, Lyle. Por ejemplo, la Bolsa, nuestra amiga Marina, el plan o planes que puedan estar en curso. Se me ha ocurrido que quizas no te sea tan facil como crees el desembarazarte de todo. Permiteme decirte una cosa: no dejes que se llegue al punto en el que, vayas por donde vayas, te espere el vacio en estado puro, una caida en toda regla. Si dejas que las cosas vayan demasiado lejos, sucedera de manera literal esto de ser el sucesor de George, pero con los mismos, deprimentes resultados. Recuerda, George creia que se habia puesto en relacion con manipuladores monetarios, coaliciones de banca ilegal. Tu juegas con ventaja. Tambien tienes una via de escape limpia. No quiero decirte nada mas. Marina es muy capaz. Puede llevar las cosas hasta el punto en el que vayas por donde vayas, Lyle, igual te va a dar.
– Nunca me he propuesto llegar a ese punto.
– Tu viste el sotano. George no. Aprovechate.
– Sabia hasta que punio.
– Estas cosas de verdad se disparatan, Lyle, cuando se ensamblan como es debido. No se llega a nada. Es otro acontecimiento mediatico. Mueren y son mutiladas personas inocentes. ?Con que finalidad? Dar publicidad al movimiento, eso es todo. Los medios, ahi lo tienes. Quieren una buena cobertura. Es de interes publico. Lo que quieren es dramatizar.
– Nunca pense en llegar hasta el punto en el que, vaya por donde vaya, todo me de lo mismo.
– Todo el plan era y es una estupidez. Un monton de gestos teatrales ridiculos, todo se lleva a cabo de manera pueril, estupida. Imaginate el verte tan carente de recursos y estrategias que tienes que basar una operacion de gran envergadura sobre una alianza puramente provisional, sobre una relacion debil, debilisima, con alguien que trabaja para la propia entidad de la que has hecho tu diana, que se expone a perderlo todo, que no va a ganar nada con toda la historia. Si hubiera habido algun modo de impedir que pasara lo que le paso a George, yo habria movido montanas.
– Soy consciente.
– Ya hablaremos mas de todo esto cuando llegues -dijo Kinnear-. Hablaremos de Nueva Orleans. Pasaron cosas que no podrias creer. Trabaje un tiempo en Camp Street. A ver si adivinas quien vino en busca de un lugar para poner la oficina, en el cinco cinco cuatro de Camp. En pleno periodo de juego limpio con Cuba. Y quien aparecia cada dos por tres en un bar que se llamaba el Habana. Pues aun es mucho mas interesante. Laberintos, procedimientos encubiertos. Relaciones raras, muy raras, vinculos extranos. Ya hablaremos.
Marina, cuando lo recogio delante del antiguo Fillmore East a las tres de la tarde, apenas lo miro. Condujo hacia el este, no dijo nada. Entraron en una nueva tase al parecer. Lyle, con camiseta y unos pantalones viejos, llevaba encima solo cuatro o cinco dolares, sin documentos de identidad, aunque se habia puesto el reloj. Saco el brazo por la ventanilla, sintio que le entraba la modorra. Ella aparco tras una camioneta de Mister Softee. Recorrieron a pie varias manzanas, atravesaron un solar vacio y una manzana mas, con abundantes ninos y hombres que jugaban a las cartas en una mesa plegable, en la acera, hasta un edificio de viviendas, de cinco plantas. Habia un hombre con un pastor aleman sentado a la entrada. El perro ladro cuando se acercaron al hombre, desnudo de cintura para arriba, con un enorme bulto en e! hombro. Introdujo los dedos por el collar del animal cuando pasaron de largo Marina y Lyle. Otro perro, en una vivienda de la segunda planta, se puso a ladrar cuando subieron por las escaleras. «Que te calles la bocaza. Sera gilipollas.» En el cuarto, Marina saco unas llaves. Subieron el ultimo tramo de escaleras.
La vivienda estaba amueblada con austeridad. Lyle se quedo junto a la ventana, mirando un gran ailanto. Cuando Marina se puso a hablar, se volvio hacia ella
– En la carcel no hay nada que pueda impulsar a una persona a su autodestruccion. Ese es el cometido de ' las carceles. Las verduras no se cocinan bien. No hay television durante veinticuatro horas. Cosas asi son suficientes. Todo se viene abajo. Tu fuerza de voluntad. Tienes que depender del entorno para que te de conciencia de ti mismo. Pero el entorno esta armado justo para ?o contrario. Exactamente lo contrario.
(Fue mas o menos ahi donde el joven cruzo la habitacion.)
– Lyle, tenemos que sincerarnos. Aunque nunca mas lo hagamos, hagamoslo ahora. Quiero que sepas algo de mi hermano. En su vida siempre ha existido un elemento de locura. Empleo esa palabra, y no otra de corte mas clinico, porque no quiero andarme por las ramas. Quiero decirtelo con toda la claridad que pueda. Para quienes lo conocieron y lo trataron, nunca existio la menor certeza de que pudiera desatarse en un momento determinado. Violencia, ira, amenazas de suicidio, intentos reales. Habia que estar dispuesto a matarlo, o a quererlo, o a quitarse de en medio. Nada mas. Rafael estaba listo para morir. Eso es lo mas importante acerca de el. A su alrededor, durante toda su vida, todo el mundo era una agresion contra su espiritu, su debilidad. Yo fui testigo de algunos sucesos, adelantos de su muerte. Para ser su camarada, o su hermana, habia que estar mas que dispuesto a aceptar las obligaciones que entranaba. Su comportamiento, todo cuando hacia, y cuando era: eso es lo que tenias que aceptar como si fuera tu propia vida. El necesitaba saber que lo aceptabas. Vi correr la sangre mas de una vez.
Sono la cisterna del retrete. Se abrio la puerta y el hombre volvio a cruzar la habitacion, esta vez tocando la mano de Marina al pasar. Lyle calibro su estatura y su peso.
– Es importante saberlo en lo referente a Vilar, porque en cierto modo lo que aqui hacemos, o estamos a punto de hacer, proviene de el, tiene origen en sus planes, en su filosofia de la destruccion. Solo te he hablado de un aspecto. Tambien era inteligente, tenia titulos universitarios, podria hablar de ideas con quien fuera. Y sabia fabricar bombas. Con los explosivos era un angel.
– Yo soy menos interesante -dijo ella.