– Las aves, volar, mira.

– Ala, pico.

– El sonido que emiten, las llamadas.

– Alla en el cielo.

– Son sonidos, charlas.

– Gaviota blanca, mucho aire para batir las alas.

– Anda, vuela sobre el agua ancha y llega a la tierra de Mamu, el oso.

Se incorporo un instante para quitarse las playeras, se desabrocho los tejanos, se los quito con la ropa interior dentro, se los deslizo hasta los pies, un rechazo ejecutado a pedir de boca, para sacar el cuerpo al final de la camisa, que dispuso bajo ella antes de tumbarse de nuevo con los brazos pegados a los costados. Jack se puso en pie para desvestirse. A ella le gusto verlo recortado contra el cielo, definido de ese modo, nitido, sin estorbos, los tonos de la carne una perfecta compensacion, una gradacion sardonica y rebajada, de ese azul tan extravagante. Un topico, penso ella. El cuerpo musculoso contra el cielo. Imagenes fascistas de porno blando, habria dicho Ethan. Pero que caramba, tiene gracia mitificar las cosas.

– Desvestirse.

– ?No te encanta?

– ?Que tendra el desvestirse, aparte de salirse de ia ropa que uno lleva?

– Lo se -dijo ella.

Levanto una pierna, procurando rozar el testiculo izquierdo de jack con el dedo gordo del pie. El se cubrio fingiendo con ironia estar espeluznado, y solto un chillido. Brisa ligera.

Yacieron uno junto al otro, comenzaron a sudar un poco, de manera satisfactoria, a medida que el dia alcanzaba su momento de maximo calor. Ella se incorporo apoyada en un codo, mirandolo. La hierba era todo un problema. Picaba, se clavaba en la piel.

Habia de ser un acontecimiento sereno, sexo placentero, llevadero, facilisimo, entre amigos. La tension que existiera quedaria blandamente rebajada en un mutuo apaciguamiento, un endulzamiento, clemente hasta sobrepasar el filo de la extraneza, las incoherencias aparentes. El nino que Jack en el fondo era, eso iba a buscar ella, el inocente estrellado, desviado, desarraigado, dado a las visiones. Tenia que ser un acontecimiento prenado de simpatia.

Ella le rozo la barriga con el dorso de la mano. Jack la miro con cuidado, sondeando sus intenciones, como una pregunta que se formulase a las almas de ambos, la armadura, el meollo del respaldo, de su libre discrecion respectiva. Le puso la mano en el hombro y la bajo a lo largo del brazo, hasta que se encontro con su mano. No es que la guiase, sino que mas bien la acompano.

Durante un rato fueron un conjunto de humores con ganas de jugar. Garabatearon cada uno en el cuerpo del otro. Se tocaron con respeto reverencial. Investigaron la meticulosidad con que las personas tratan de zafarse de anos de privacion emocional y sensorial. Por fin, los dos parecian decirlo al unisono: se nos permite resolver este misterio. Eso formaba parte del principio de infantilismo que ella quiso establecer como nivel de percepcion reconocido por ambos. Con una curiosidad ligeramente piadosa, los dos manejaban, planeaban. Era la elaboracion de una idea comun, del amante de las fantasias. Eran los dos lentos y concienzudos, tratando de ponerse a la par del tempo de sus invenciones respectivas, puramente mentales, las manos que buscaban una plastica consistencia.

Ese intervalo no tardaria en pasar, esas abstracciones a media tarde, el manso amor al tacto, la superficie misma de contacto.

Jack se sento de costado, apoyado en el brazo izquierdo, la pierna izquierda extendida y la derecha flexionada. Pammy se arrodillo apoyada en su cadera, en el hueco hondo formado por la cadera misma y el muslo curvo, una mano en su regazo, agazapada, inmovil, la otra acariciandole la cabeza, la nuca, el mechon, la blanca senal de algo, el secreto tribal de Jack, su sentido, lo que tan pristino lo hacia ser. Con una pose casi clasica sobre la hierba, mantuvo la cara alejada de ella. Extrana la blancura antinatural, el tono puro de tiza, parecia, molida y mezclada con agua, la suerte de defecto transformador que hace que algo (por decirlo con tosquedad, penso ella) suba de precio. Repaso la zona con el pulgar, pocos centimetros cuadrados, sintiendo como el cabello volvia a su sitio a su paso. Lo tenia bien cortado y mejor peinado, de una textura inequivoca.

El se puso en pie y se planto sobre ella, Jack con su polla enhiesta, trozos de hierba y de tierra pegados a la parte inferior del cuerpo.

De espaldas, llevo los pulgares a sus pezones. Tenia la cara colorada y humeda, y parecia hallarse en un estado intermedio, parecia preguntarse, maravillado, o parecia haber olvidado algo.

Tras el, de costado los dos, ella se adelanto y elevo la pierna de el por encima de las suyas. Hubo un minimo colapso en el formato y ella se acomodo bajo el, apoderandose de todo, tratando de abrirse camino, de cancelar toda diferenciacion entre las superficies.

Se puso de nuevo a horcajadas sobre el pecho de el, las rodillas hincadas en sus sobacos. Le obligo a pegar mas los brazos a su cuerpo y se encajo, empujo con las rodillas, desequilibrada, llenandose, adentrandose, tensandose, entrelazandose.

El aspecto y caracter de las zonas corporales, los nombres, la liquida friccion. Tenuemente ella busco frases que designaran tales configuraciones.

Boca abajo sobre su propia camisa, noto las manos de el presionarle las nalgas, redistribuir la masa, abrirselas para deslizar la polla sobre ambos bordes de la mella. Ahi, a saber como, el objeto que desprendia energia era su camisa. Logro levantar la pelvis a duras penas, contrapesando la presion gravitatoria de su cuerpo, y metio la mano bajo la camisa, bajando entonces el cuerpo encima, despacio, el brazo izquierdo a modo de palanca, la mano derecha aferrada a la camisa, metiendose un punado entero en la entrepierna. Jack se fue cuando ella cerro las piernas sobre la camisa y rodo de costado, con las rodillas levantadas, la camisa colgada de la hendidura en la que se habian unido sus muslos.

Asi, derecha e izquierda. La pierna, el dedo indice, el testiculo, un pecho. Asi, cruzandose por encima. El reacomodo de partes distribuidas al azar en algo hecho o improvisado por ambos. Por un tiempo parecieron los factores esenciales: la colocacion, el peso, el equilibrio. El significado de la derecha y la izquierda. Las transposiciones.

Cruzado de piernas, Jack miraba. Ella se refroto repetidas veces la camisa entre los muslos, aflojando la tension de las rodillas con la presion y la friccion quirurgicas. Se abrio entera hacia el, un punto paranoico, respirando cual si la meciera una corriente transversal de agotamiento y de necesidad, vacios sus ojos de intencion.

Ya habia dejado de ser un acontecimiento disenado para sorprender los placeres conocidos. El se acercaria a ella y ella le tenderia la mano a ciegas. Se pisarian el uno al otro, ella con la mano sujeta a la nuca de el. ?Quienes eran, tumbados de ese modo el uno sobre el otro, reencajandose, apretandose, comenzando a funcionar de nuevo? Su cuerpo de nadadora se arqueo contra el de el. El Jack de Ethan y Pam. De vez en cuando, ingravida, pudo rasgar el velo y penetrar el otro lado, estudiar su propia implicacion, practicamente liberada de todo panico, de la manipuladora administracion de su propia sensacion de lo adecuado, de lo que concuerda en la observancia de la razon. Duro solo unos segundos. El resto fueron tinieblas, una obturacion de la luz sobre temas extranos. Ella quiso darle salida en largos mecimientos, campanadas. Lo que le acometio, la indecible ordalia de ese placer, evolucionaria sin intervencion ninguna, una secuencia que la transportase, consistente en quedarse atras y en recobrar acto seguido el terreno perdido con su propio cuerpo, su transcurso preventivo, la exaltada violencia de sus sentimientos, los reabastecimientos que abruman el mortal faenar de los sentidos, empapandolos de los misterios de los musculos y la sangre. Ese segmento de terminacion fue «factual», de un solo sentido, y ella lo iba a cerrar, aplastar, saciar, con un acceso de hipo.

Jack estaba sentado sobre la hierba, siguiendo con la mirada un ave de gran tamano, un cormoran seguramente, que trazaba un arco sobre la bahia. Pammy se vistio mirando a Jack, preguntandose para sus adentros por que estaba tan pendiente de el. ?Era porque lo que habian hecho tuvo menor efecto en ella que en Jack? ?Era por pensar que Jack podria irse de la lengua? ?Era por suponer que Jack estaba molesto, que ya se estaba arrepintiendo? Tenia el cuerpo dolorido casi por todas partes. La tierra misma le habia dolido. Maldito terreno. Se pregunto si llegaria a tornarse tan compleja como para que alguien le preocupase sin tener en consideracion las razones posibles de ese concernirse.

– ?Y mis zapatos?

– No traias zapatos.

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