– ?Hombre, senor Marsh! Le he visto cuando llegaba esta manana, pero no le he dicho nada porque parecia preocupado. ?En que puedo ayudarle?
Jeremy apreto las notas debajo del brazo e intento hablar con un tono lo mas distendido posible.
– ?Sabe donde esta la senorita Darnell? Me ha dejado una nota diciendome que tenia que salir, y me preguntaba cuando volvera.
– ?Que curioso! -exclamo ella-. Estaba aqui cuando llegue. -Reviso un calendario que habia sobre el mostrador-. Hoy no tiene ninguna reunion, y tampoco veo que haya anotado ninguna otra cita. ?Ha mirado en su despacho? Igual se ha encerrado ahi dentro. A veces lo hace, cuando se le empieza a amontonar el trabajo.
– Ya lo he hecho -confirmo el-. ?Sabe si tiene un telefono movil para que pueda localizarla?
– No, no tiene movil; de eso estoy mas que segura. Siempre dice lo mismo, que lo ultimo que quiere es que alguien la encuentre cuando ella no desea ser encontrada.
– Entiendo. Bueno, gracias de todos modos.
– ?Hay algo que pueda hacer por usted?
– No, solo necesitaba la ayuda de la senorita Darnell para el proyecto que estoy llevando a cabo.
– Siento no poder ayudarle.
– No se preocupe.
– ?Por que no se pasa por el Herbs? Igual esta alli, ayudando a Doris a prepararlo todo para este fin de semana. O quiza se ha ido a su casa. El problema con Lexie es que uno nunca sabe que es lo que piensa hacer. A mi ya no me sorprende nada de lo que hace esa muchacha.
– Gracias. Si regresa, ?me hara el favor de decirle que la he estado buscando?
Jeremy se marcho de la biblioteca con un profundo desasosiego.
Antes de dirigirse al Herbs, Jeremy paso por la casa de Lexie, y se fijo en que las cortinas de la ventana estaban echadas y que no habia rastro de su coche. Aunque no observo nada extraordinario en la escena que tenia delante, de nuevo le parecio que algo no iba bien, y la sensacion de intranquilidad se acrecento cuando condujo de vuelta por la carretera hacia el pueblo.
El trajin matutino en el Herbs habia culminado, y el restaurante ofrecia el ambiente de calma contenida que siempre hay en esa clase de locales entre el desayuno y el almuerzo, cuando es hora de recoger todas las mesas y prepararlas para el siguiente turno. El personal superaba a los clientes que todavia ocupaban unas pocas mesas en una proporcion de cuatro contra uno, y Jeremy solo necesito un momento para comprobar que Lexie tampoco se hallaba alli. Rachel estaba limpiando una mesa y, al verlo, alzo el trapo que tenia en la mano a modo de saludo.
– ?Que tal, corazon? -le dijo al tiempo que se le acercaba-, Es un poco tarde, pero estoy segura de que todavia podemos prepararte algo para desayunar, si tienes hambre.
Jeremy jugueteo con las llaves dentro del bolsillo.
– No, gracias. No tengo hambre. ?Esta Doris? Me gustaria hablar un momento con ella.
– Otra vez la necesitas, ?eh? -Rachel sonrio y con la cabeza senalo hacia la cocina por encima del hombro-. Esta ahi dentro. Voy a decirle que estas aqui. Ah, y cambiando de tema, menudo exitazo la fiestecita de anoche. Todo el mundo hablaba de eso esta manana, y el alcalde se ha dejado caer por aqui para ver si te habias recuperado. Me ha dado la impresion de que se ha quedado bastante decepcionado al no verte.
– La verdad es que me lo pase estupendamente.
– Mientras esperas, ?quieres que te sirva una taza de te o de cafe?
– No, gracias -contesto el.
Rachel desaparecio detras de las puertas oscilantes, y un minuto mas tarde aparecio Doris, secandose las manos en el delantal. Tenia una mejilla sucia de harina, pero incluso a distancia, Jeremy pudo distinguir las ojeras que denotaban su cansancio, y parecia moverse mas lentamente que de costumbre.
– Perdon por la apariencia -se disculpo ella, senalandose a si misma-. Me has pillado preparando la masa para las tartas. Voy un poco retrasada con los preparativos, por lo de la cena de anoche. Necesitare bastantes horas para tenerlo todo listo antes de que la marabunta inunde el local manana.
Jeremy recordo lo que Lexie le habia dicho y pregunto:
– ?Cuantas personas crees que vendran el fin de semana?
– ?Quien sabe! -respondio ella-. Normalmente llegan unas doscientas personas por lo de la gira, a veces incluso mas. El alcalde esperaba poder reunir aproximadamente a un millar de personas para la gira de este ano, pero siempre me resulta complicado calcular cuantos vendran a desayunar y a almorzar.
– Si el alcalde tiene razon, este ano la congregacion sera desorbitada, en comparacion con otros anos.
– Bueno, Tom siempre tiende a ser demasiado optimista, y por eso mismo tiene la necesidad de crear una sensacion de premura, para que todo este listo. Ademas, incluso si la gente no se apunta a la gira, a todos les gusta asistir al desfile del sabado para ver a la familia Shriner al completo, exhibiendo sus innumerables coches, ?sabes? A los ninos les encanta. Y este ano tambien organizaran un zoo de animales domesticos por primera vez.
– ?Vaya, cuantas actividades!
– Seria mucho mejor si no cayera en pleno invierno. El festival de Pamlico siempre atrae a mas gente, pero claro, es en junio, y nosotros normalmente tenemos uno de esos carnavales itinerantes que abre las puertas ese mismo fin de semana. Son dias en que un comerciante puede hacerse rico o arruinarse por completo. Me refiero al estres que originan. Estoy hablando de un montaje diez veces superior a lo que yo estoy preparando ahora.
Jeremy sonrio.
– La vida aqui nunca deja de sorprenderme.
– Ah, uno nunca sabe si le gustara hasta que no lo prueba, aunque tengo la impresion de que a ti te agradaria vivir aqui.
Doris dijo la frase en un tono asertivo, como si estuviera poniendo a Jeremy a prueba, y el no estuvo seguro de que responder. Detras de ellos, Rachel estaba enfrascada limpiando una mesa mientras charlaba animadamente con el cocinero, que se hallaba en la otra punta de la sala. Ambos se reian de las constantes ocurrencias del uno y del otro.
– Bueno, de todos modos -continuo Doris, intentandolo sacar del compromiso de responder-, estoy muy contenta de que hayas venido. Lexie me explico que te habia contado lo de mi libreta. Dijo que probablemente no creeras ni una sola de las entradas que contiene; pero si te apetece consultarla, estare mas que encantada de ensenartela. La tengo ahi detras, en la cocina. -Me gustaria echarle un vistazo -confeso el-. Lexie me comento que habias anotado hasta el mas minimo detalle de todos los casos.
– Asi es. Quiza no este a la altura de lo que puedas esperar de una base de datos informatica, pero la verdad es que jamas pense que a nadie le interesaria leerlo.
– Seguro que me sorprendera. Y hablando de Lexie, precisamente ese es el motivo de mi visita. ?La has visto esta manana? No esta en la biblioteca.
Doris asintio.
– Paso por mi casa muy temprano. Por eso he traido la libreta. Me conto que visteis las luces ayer por la noche.
– Si, asi es.
– ?Y?
– Fue una experiencia increible. Pero tal y como tu aseguras, no se trata de fantasmas.
Ella lo miro con cara de satisfaccion.
– Me da la impresion de que ya has averiguado el motivo; si no, no estarias aqui.
– Creo que si.
– Perfecto -dijo Doris. A continuacion hizo una senal por encima del hombro-. Siento no poder quedarme mas rato a charlar contigo, pero estoy muy ocupada. Si te parece bien, ire a buscar la libreta. Quien sabe, a lo mejor te da por escribir una historia sobre mis poderes sobrenaturales cuando acabes con la de los fantasmas.
– Nunca se sabe -se rio el.
Mientras Jeremy observaba como Doris desaparecia en la cocina, se puso a pensar en la conversacion que acababan de mantener. Habia sido muy agradable, pero curiosamente impersonal. Y cayo en la cuenta de que Doris no habia contestado realmente a su pregunta sobre el paradero de Lexie. Al final no habia logrado averiguar nada, lo cual parecia sugerir que -por alguna razon-, de repente, Doris no deseaba hablar sobre Lexie. Y eso no le daba