buena espina. Levanto la vista y vio que se acercaba de nuevo a la mesa. Esbozaba la misma sonrisa agradable que antes, pero esta vez Jeremy sintio una sensacion de malestar en el estomago.

– Bueno, si tienes alguna pregunta sobre las entradas -dijo ella, entregandole la libreta-, no dudes en llamarme. Y si quieres, puedes copiar lo que quieras; solo te pido que me la devuelvas antes de que te marches. Le tengo mucho aprecio.

– Asi lo hare -prometio el.

Doris se quedo de pie delante de el, y Jeremy tuvo la impresion de que era su forma de indicarle que la conversacion estaba a punto de terminar. En cambio, el no pensaba dar el brazo a torcer tan facilmente.

– Una cosa mas -agrego Jeremy.

– ?Si?

– ?Te parece bien si le devuelvo la libreta a Lexie, si la veo hoy?

– Ningun problema -respondio ella-. De todos modos, ya sabes donde encontrarme, por si acaso.

Jeremy comprendio la indirecta y sintio que el estomago se le encogia todavia mas.

– ?Ha mencionado algo sobre mi cuando la has visto esta manana? -pregunto el.

– No, no me ha contado casi nada. Sin embargo, me ha dicho que seguramente pasarias por aqui.

– ?Estaba bien?

– A veces -empezo Doris lentamente, como si estuviera midiendo las palabras- comprender a Lexie es dificil, asi que no estoy segura de si puedo responderte o no. Aunque creo que se recuperara, si eso es lo que te interesa.

– ?Estaba enojada conmigo?

– No, de eso si que estoy segura. No estaba enojada.

Esperando recibir mas informacion, Jeremy no dijo nada. Un silencio incomodo se formo entre ellos, y Doris lanzo un prolongado suspiro. Por primera vez desde que se habian conocido, Jeremy se fijo en que las arrugas alrededor de sus ojos delataban su edad.

– Me gustas, Jeremy, y lo sabes -declaro ella con una voz suave-. Pero me estas poniendo entre la espada y la pared. Tienes que comprender que soy leal a ciertas personas, y Lexie es una de ellas.

– ?Y eso que significa? -pregunto el, notando una repentina sequedad en la boca.

– Significa que se lo que quieres y lo que estas intentando averiguar, pero no puedo contestarte. Lo unico que puedo decirte es que si Lexie hubiera deseado que tu supieras donde estaba, te lo habria dicho.

– ?La vere de nuevo, antes de irme?

– No lo se. Supongo que eso lo decidira ella.

Con ese comentario, Jeremy empezo a asimilar que Lexie se habia marchado del pueblo.

– No entiendo por que ha reaccionado de ese modo -dijo Jeremy, consternado.

Doris sonrio con tristeza.

– Si -contesto ella-, creo que si que lo entiendes.

Lexie se habia ido.

Como un eco, las palabras resonaban en su cabeza una y otra vez. Sentado detras del volante y de vuelta al Greenleaf, Jeremy intento analizar los hechos con serenidad. No se alarmo. Jamas sentia panico. Las ganas que le habian entrado de sonsacarle a Doris el paradero de Lexie no tenian importancia, ni tampoco la sensacion de desesperacion que lo habia invadido, simplemente dio las gracias a Doris por su ayuda y se dirigio al coche, como si no hubiera esperado nada diferente.

Y ademas, se recordo a si mismo, no habia razon alguna para alarmarse. A Lexie no le habia sucedido nada grave. Simplemente no queria volver a verlo, y eso le dolia. Quiza deberia de haberlo supuesto. Le habia pedido demasiado, incluso cuando ella le dejo perfectamente claro desde el principio que no estaba interesada en el.

Sacudio energicamente la cabeza, pensando que no le extranaba que ella se hubiera ido. Aunque pudiera ser moderna en ciertos aspectos, en otros era tradicional, y probablemente estaba cansada de tener que hacer frente a sus tacticas seductoras tan transparentes. Probablemente para ella resultaba mucho mas facil marcharse del pueblo que tener que dar explicaciones a alguien como el.

Asi pues, ?que pensaba hacer? Quiza Lexie regresara, o quiza no. Si regresaba, perfecto. Pero si no…, bueno, ahi era cuando empezaba a complicarse todo. Podia quedarse de brazos cruzados y aceptar su decision, o podia ir a buscarla. Si en algo era diestro era en encontrar a gente. Con la ayuda de informacion publica, de conversaciones amistosas y de las paginas electronicas adecuadas, habia aprendido como seguir la pista de alguien hasta llegar a su mismisima puerta. Sin embargo, pensaba que con Lexie no seria necesario recurrir a todas esas artimanas. Despues de todo, ella misma le habia dado la respuesta que necesitaba. Si, estaba seguro de que sabia su paradero; lo cual significaba que podia afrontar la cuestion del modo que quisiera.

De nuevo no supo que pensar.

El hecho de poder afrontar la cuestion no logro aliviarlo de la angustia que sentia. Se recordo a si mismo que en un par de horas tenia una teleconferencia pendiente, una con importantes ramificaciones para su carrera periodistica, y si se marchaba a buscar a Lexie, probablemente no seria capaz de hallar una cabina telefonica en el momento preciso. Alvin llegaria esa misma tarde -posiblemente la ultima de las noches con niebla-, y a pesar de que su amigo podia encargarse de la filmacion solo, tendrian que ponerse a trabajar juntos a la manana siguiente. Ademas, tampoco podia olvidar que necesitaba dormir un rato, ya que sin duda se avecinaba otra larga noche, y podia sentir el peso del cansancio hasta en el hueso mas diminuto de su cuerpo.

Por otro lado, no queria que la historia con Lexie acabara de ese modo. Queria ver a Lexie, necesitaba verla. Una vocecita en su interior le ordenaba que no se dejara llevar por las emociones y, racionalmente, sabia que no podia esperar nada bueno si salia disparado a buscarla. Aunque la encontrara, probablemente ella no le haria ni caso, o peor aun, pensaria que era un perturbado. Y mientras tanto, a Nate seguramente le daria un sincope, Alvin se sentiria abandonado y furioso, y el echaria por la ventana la historia de los fantasmas y su brillante futuro profesional.

Al final la decision era mas que sencilla. Aparco el coche delante del bungalo que ocupaba en el Greenleaf, y asintio con cara de satisfaccion. Haber analizado la cuestion bajo ese prisma le habia permitido ver con claridad lo que tenia que hacer. Despues de todo, no se habia pasado los ultimos quince anos recurriendo a la logica y a la ciencia sin aprender nada en todo el proceso.

Ahora, se dijo a si mismo, todo lo que tenia que hacer era preparar la maleta.

Capitulo 13

Si, lo admitia: era una cobarde de la cabeza a los pies.

Le resultaba dificil aceptar que habia salido huyendo, pero segun su explicacion atenuante, durante los dos ultimos dias habia sido incapaz de pensar con claridad. No era perfecta; lo sabia y no sentia remordimientos por ello. Si se hubiera quedado en el pueblo, las cosas se habrian complicado todavia mas. No importaba que le gustara el y que a el le gustara ella; Lexie se habia despertado esa manana con la certeza de que tenia que poner punto y final a la situacion antes de que fueran demasiado lejos, y cuando aparco el coche en el camino sin asfaltar delante de la cabana, supo que al venir aqui habia hecho lo mas adecuado.

No habia mucho que admirar en el lugar. La vieja cabana parecia formar parte del paisaje, puesto que estaba practicamente fusionada con la vegetacion silvestre que la abrazaba. El salitre del mar se habia incrustado en las pequenas ventanas rectangulares con cortinas blancas. La madera habia perdido su color natural y ofrecia un aspecto ajado y gris, como una reminiscencia visible de la furia de una docena de huracanes. Siempre habia considerado que esa cabana era un reducto atrapado en el pasado; casi todo el mobiliario tenia mas de veinte anos, las canerias silbaban de una forma escandalosa cuando abria el grifo de la ducha, y habia que encender los fogones de gas con una cerilla. Pero los recuerdos de los anos de juventud pasados en ese lugar le transmitian una sensacion de paz instantanea, y tras organizar las maletas y la comida que habia traido para el fin de semana, abrio las ventanas para ventilar el interior. Despues agarro una manta y se acomodo en la mecedora del porche ubicado en la parte trasera de la casita, con el unico deseo de contemplar el oceano. El suave murmullo de las olas tenia un

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