efecto tonificante, casi hipnotico, y cuando el sol emergio de entre las nubes y los rayos de luz se expandieron sobre el agua como unos larguisimos dedos nacidos del cielo, se quedo inmovil y contuvo la respiracion.
Cada vez que venia, reaccionaba del mismo modo. La primera vez que habia contemplado esa luz tan especial fue poco despues de su visita al cementerio con Doris, cuando todavia era una nina, y recordo que en esos instantes imagino que sus padres habian hallado otra forma de hacerse presentes en su vida. Como si de dos angeles enviados desde el cielo se tratara, ella creia que sus padres la protegian, que siempre estaban cerca pero que jamas intervenian, como si presintieran que ella siempre adoptaria las decisiones correctas.
Durante mucho tiempo necesito creer en esas ideas romanticas, simplemente porque a menudo se sentia sola. Sus abuelos habian sido atentos y maravillosos, pero aunque los amaba con devocion por el afecto que le habian dado y el sacrificio que habian hecho por ella, nunca llego a acostumbrarse a la sensacion de ser distinta del resto de los ninos del pueblo. Los padres de sus amigos jugaban a beisbol los fines de semana y tenian un aspecto jovial incluso bajo la tenue luz de la iglesia los domingos por la manana, una observacion que le hacia cuestionarse que era -si acaso existia algo- lo que le faltaba.
No podia hablar con Doris sobre esas cuestiones. Tampoco podia hablar con Doris sobre la sensacion de culpa que la invadia como resultado de tales pensamientos. Por mas que intentara buscar las palabras apropiadas, era consciente de que podria herir los sentimientos de su abuela. Aunque tan solo fuera una chiquilla, comprendia esos detalles.
Y esa sensacion de ser distinta habia dejado una profunda huella, no solo en ella sino tambien en Doris, y empezo a manifestarse durante los anos de la adolescencia. Cuando Lexie no respetaba los limites, Doris solia evitar la confrontacion, dejando que Lexie pensara que podia establecer sus propias reglas. En esos anos se habia desmadrado mas de la cuenta; habia cometido errores graves de los que se avergonzaba, pero su comportamiento cambio radicalmente cuando fue a la universidad. En su nueva encarnacion, mas madura, desarrollo la idea de que la madurez significaba pensar en los riesgos mucho antes que en las recompensas, y que el exito y la felicidad consistian tanto en evitar los fallos como en dejar una estela personal en este mundo,
Era consciente de que la noche anterior habia estado a punto de cometer un craso error. Se imaginaba que Jeremy intentaria besarla, y estaba mas que satisfecha de su reaccion cuando el quiso entrar en su casa.
Sabia que habia herido los sentimientos de Jeremy, y lo sentia, pero de lo que probablemente el no se habia dado cuenta era de que el corazon de Lexie no dejo de latir desaforadamente hasta que su coche se perdio de vista, porque una parte de ella deseaba dejarlo entrar, sin importar lo que hubiera sucedido despues. No se arrepentia; era la decision mas acertada que habia podido tomar. No obstante, cuando unas horas mas tarde se hallo dando cabezazos en la cama sin conseguir conciliar el sueno, fue plenamente consciente de que quizas en la siguiente ocasion no tendria la fortaleza para actuar del mismo modo.
Con toda honestidad, deberia haberlo presagiado. Cuando la noche tocaba a su fin, empezo a comparar a Jeremy con Avery y con el senor sabelotodo, y para su sorpresa, Jeremy los superaba con creces practicamente en todo. Tenia la sagacidad y el sentido del humor de Avery, y la gracia y la inteligencia del senor sabelotodo, pero Jeremy parecia mas comodo consigo mismo que ninguno de los otros dos. A lo mejor unicamente lo veia asi porque habia pasado un dia fantastico, algo que no le sucedia en mucho tiempo. ?Cuando fue la ultima vez que saboreo una comida espontanea, o que se sento en la cima de Riker's Hill, o que visito el cementerio despues de una fiesta en vez de irse directamente a dormir? No le extranaba que la falta de prediccion y ese sentimiento de excitacion le hubieran recordado lo feliz que fue cuando todavia creia que Avery y el senor sabelotodo eran los principes de sus suenos.
Pero se equivoco en esas ocasiones, igual que se equivocaba ahora. Sabia que Jeremy resolveria el misterio hoy -de acuerdo, quizas era unicamente un presentimiento, pero estaba mas que segura de ello, ya que la respuesta se hallaba en uno de los diarios que le habia prestado, por lo que todo lo que el tenia que hacer era encontrarla- y no le cabia la menor duda de que Jeremy le habria pedido que celebrara la resolucion del misterio con el. Si se hubiera quedado en el pueblo, los dos habrian pasado practicamente todo el dia juntos, algo que no deseaba. Pero de nuevo se dio cuenta de que, en lo mas profundo de su ser, eso era precisamente lo que anhelaba, y esa contradiccion le provocaba un estado de alteracion y de confusion como no sentia desde hacia anos.
Doris habia intuido lo que sucedia esa manana, cuando Lexie paso por su casa, pero eso no era algo que la sorprendiera. En el momento en que Lexie puso un pie fuera de la cama, noto el cansancio alrededor de sus ojos y fue absolutamente consciente de su aspecto deplorable. Tras lanzar unas pocas piezas de ropa en la maleta para pasar el fin de semana, abandono la casa sin ducharse; ni siquiera intento pararse a pensar que era lo que sentia. A pesar de la prueba, Doris simplemente se limito a asentir con la cabeza cuando Lexie le comunico que tenia que marcharse. Doris, aunque exhausta, parecio comprender que, si bien habia sido ella la que habia puesto en marcha toda esa historia, no habia anticipado lo que podria suceder como resultado. Ese era el problema con las premoniciones: si bien podian ser precisas a corto plazo, era imposible saber cualquier detalle posterior.
Asi que se habia refugiado en la cabana porque tenia que hacerlo; aunque solo fuera para mantener la cordura. Ya regresaria a Boone Creek cuando las cosas volvieran a su cauce normal, lo cual suponia que no tardaria en suceder. En un par de dias la gente dejaria de hablar de los fantasmas y de las casas historicas y del forastero, los turistas se marcharian y lo unico que quedaria seria el recuerdo. El alcalde volveria a centrarse en sus partidas de golf, Rachel volveria a salir con algun tipo desconsiderado, y Rodney encontraria una manera de toparse con Lexie cerca de la biblioteca de un modo accidental y seguramente respiraria aliviado cuando se cerciorara de que la relacion entre ambos podia continuar como hasta entonces.
No era una vida excitante, pero era su vida, y no iba a permitir que nadie ni nada la desequilibrara. En otro lugar y en otro momento, habria pensado de forma distinta, pero de nada servia pensar en eso ahora. Mientras continuaba contemplando el oceano, tuvo que esforzarse por no imaginar lo que podria haber llegado a ser.
En el porche, Lexie apreto con mas fuerza la manta que le cubria los hombros. Ya no era una nina, sabia que superaria ese desengano igual que habia superado los otros dos. Estaba segura de ello. Pero incluso con la tranquilidad que esa asercion le conferia, el murmullo del mar le recordo de nuevo lo que sentia por Jeremy, y le costo muchisimo contenerse para no derramar ni una sola lagrima.
Todo parecio relativamente simple cuando Jeremy tomo la decision. Se precipito hacia su habitacion en el Greenleaf, e hizo los planes necesarios mientras se preparaba para partir. Agarro el mapa y la cartera, por si acaso. Decidio no llevarse el ordenador porque estaba seguro de que no lo necesitaria, e hizo lo mismo con sus notas. Guardo la libreta de Doris en su bolsa de piel. Escribio una nota para Alvin y la dejo en el mostrador de recepcion, a pesar de que Jed no parecio demasiado contento con ello. Se aseguro de que llevaba el cargador del movil y se marcho. Solo tardo diez minutos en realizar todos los preparativos y dirigirse a Swan Quarter, desde donde el transbordador lo llevaria hasta Ocracoke, un pueblecito situado en la Barrera de Islas. Una vez alli se dirigiria al norte por la autopista numero 12 hasta Buxton. Supuso que esa era la ruta que ella habria tomado, por lo que lo unico que debia hacer era seguir la misma senda y finalmente llegaria a la direccion deseada en tan solo un par de horas.
Pero a pesar de que el viaje hasta Swan Quarter estaba resultando facil a traves de carreteras desiertas y con pocas curvas, Jeremy se puso a pensar en Lexie y apreto el acelerador, intentando no prestar atencion al desagradable cosquilleo que sentia en la barriga. Pero ese cosquilleo era otra forma de referirse a la sensacion de panico, y claro, el nunca sentia panico. Se enorgullecia de eso. Sin embargo, cada vez que se veia obligado a aminorar la marcha -en lugares como Belhaven y Leechville-, se sorprendia a si mismo dando golpecitos nerviosos con los dedos en el volante y musitando palabras malsonantes.
Era una sensacion realmente extrana para el, que crecia con mas fuerza a medida que se acercaba a su destino. No podia hallar una explicacion, pero en cierto modo tampoco deseaba analizar la cuestion. Era una de las pocas veces en su vida en que se estaba moviendo como un automata, haciendo exactamente lo opuesto a lo que le dictaba la razon, pensando unicamente en como reaccionaria ella cuando lo viera.
Justo cuando le parecio que empezaba a comprender los motivos de su reaccion tan extrana, Jeremy se encontro en la estacion del transbordador, mirando fijamente a un hombre delgado y uniformado, quien practicamente no levanto la vista de la revista que estaba leyendo. Se entero de que el transbordador a Ocracoke no partia con la misma regularidad que el de Staten Island hasta Manhattan, y habia perdido la ultima salida del dia, lo que significaba que o bien volvia a la manana siguiente o cancelaba todo su plan. Ninguna de las dos alternativas lo convencio.
– ?Esta seguro de que no existe ninguna otra forma de llegar hasta el faro de Hatteras? -pregunto mientras notaba como se le aceleraba el corazon-. Es muy importante.