– No es aburrido -insistio Jeremy-. ?No te das cuenta del numero de casualidades que confluyen para crear este fenomeno? ?Como las canteras alteraron los niveles de agua subterranea y provocaron que se hundiera el cementerio? ?La ubicacion exacta del puente de caballetes? ?Las fases de la luna, ya que solo hay suficiente oscuridad como para poder ver las luces en determinados momentos? ?La leyenda? ?La posicion de la fabrica de papel y la hora en que pasa del tren?
Alvin se encogio de hombros.
– Mira, Jeremy, es mas que aburrido. En serio, habria sido mucho mas interesante si no hubieras hallado la solucion. A los telespectadores les encantan los misterios, especialmente en lugares como Nueva Orleans o Charleston o en algun sitio guay y romantico. Pero ?unas luces reflejadas en Boone Creek, en Carolina del Norte? ?De verdad crees que a la gente que vive en Nueva York o en Los Angeles le va a interesar ese cuento?
Jeremy abrio la boca para decir algo, y de repente se acordo de que Lexie le habia dicho exactamente lo mismo sobre el fenomeno, y ella vivia ahi. En medio del silencio, Alvin lo miro fijamente.
– Si de verdad quieres vender a los de la tele esta historia, necesitaras echarle un poco mas de imaginacion al asunto, y el diario del que me has hablado podria ayudarte a conseguirlo. Podrias exponer el documental tal y como lo habiamos planeado, y al final soltar lo del diario de golpe y porrazo. Si lo haces bien, quiza sea suficiente para captar la atencion de los productores.
– ?Crees que deberia echar el pueblo a los leones?
Alvin sacudio la cabeza energicamente.
– Yo no he dicho eso. Y con franqueza, tampoco estoy seguro de que lo del diario sea suficiente. Solo te digo que si no puedes presentar un par de espumarajos de los fantasmas como prueba, lo mejor que puedes hacer es ponerte a pensar en como puedes sacarle partido al diario si no quieres quedar como un idiota en la reunion.
Jeremy desvio la vista. Sabia que el tren solo tardaria unos minutos en pasar.
– Si hiciera una cosa asi, Lexie jamas volveria a dirigirme la palabra. Bueno, eso si es que todavia quiere hablar conmigo.
Alvin no dijo nada. Jeremy continuo con la mirada fija en un punto de la via.
– ?Que crees que deberia hacer?
Alvin suspiro.
– Supongo -dijo- que tienes que hacer lo que creas que es mas conveniente para ti. ?No te parece?
Capitulo 19
Jeremy apenas durmio en su ultima noche en el Greenleaf. El y Alvin habian acabado de filmar -mientras pasaba el tren, Riker's Hill solo recibio un poco de la luz reflejada- y tras revisar la grabacion, ambos decidieron que disponian de suficiente material como para probar la teoria de Jeremy a menos que los de la productora estuvieran dispuestos a comprar unas camaras de mayor precision.
Sin embargo, de regreso al Greenleaf, Jeremy no penso en el misterio ni tampoco centro su atencion en la carretera. En lugar de eso, empezo nuevamente a darle vueltas a lo que le habia sucedido en los ultimos dias. Recordo la primera vez que vio a Lexie en el cementerio, y su conversacion exaltada en la biblioteca. Se acordo de la comida en Riker's Hill y su corto paseo por los confines del pueblo, rememoro su enorme sorpresa ante la extraordinaria fiesta en su honor, y como se sintio cuando contemplo las luces en el cementerio. Pero sobre todo, recordo aquellos momentos en que empezo a ser consciente de que se estaba enamorando de Lexie.
?Realmente era posible que hubieran sucedido tantas cosas en tan solo un par de dias? Cuando llego al Greenleaf y entro en su habitacion, estaba ofuscado tratando de averiguar en que momento las cosas habian empezado a torcerse. Pero ahora tenia la impresion de que Lexie no solo habia estado intentando huir de el, sino tambien de sus propios sentimientos. ?Cuando se habia dado cuenta de lo que sentia por el? ?En la fiesta, igual que el? ?En el cementerio? ?Esa tarde?
No estaba seguro. Todo lo que sabia era que la amaba y que le resultaba imposible imaginar que no volveria a verla jamas.
Las horas pasaban lentamente. Su vuelo salia al mediodia desde Raleigh, lo cual queria decir que pronto se marcharia del Greenleaf. Se habia levantado antes de las seis, habia hecho las maletas y habia cargado todo el equipaje en el coche. Tras asegurarse de que la luz de la habitacion de Alvin estaba encendida, se dirigio al bungalo de recepcion. El golpe del aire helado matutino acabo de despertarlo.
Jed lo miro con cara de pocos amigos, como ya esperaba. Su pelo estaba mas enmaranado que de costumbre, y su ropa, notablemente arrugada, asi que Jeremy supuso que el gigante se acababa de levantar hacia solo unos escasos minutos. Jeremy deposito la llave sobre el mostrador.
– Vaya lugar tan especial. Se lo recomendare a mis amigos -pronuncio Jeremy, con afan de ser afable.
Aunque pareciera imposible, la expresion de Jed se torno todavia mas despreciativa, y Jeremy se limito a sonreir. De vuelta a su habitacion, distinguio los focos de un coche que se abria paso a traves de la niebla por el camino de gravilla. Durante un instante penso que era Lexie, y su corazon dio un vuelco subitamente; cuando el coche estuvo finalmente a la vista, sus esperanzas desaparecieron tambien subitamente.
El alcalde, arropado con una chaqueta gruesa y una bufanda, salio del coche. Sin mostrar la energia de la que habia hecho alarde en los ultimos encuentros, avanzo a tientas en la oscuridad hasta Jeremy.
– ?Que, ya has hecho las maletas? -solto a modo de saludo.
– Pues si. Ahora mismo las estaba cargando en el coche.
– Supongo que Jed no te habra cobrado la estancia.
– No -contesto Jeremy-. Muchas gracias por tu generosidad.
– No hay de que. Tal y como te dije, es lo minimo que podemos hacer por ti. Solo espero que lo hayas pasado bien en nuestra apreciada localidad.
Jeremy asintio, fijandose en la cara de preocupacion del alcalde.
– Si, la verdad es que lo he pasado muy bien.
Por primera vez desde que Jeremy lo habia conocido, Gherkin parecia no encontrar las palabras que buscaba. Mientras el silencio se tornaba incomodo, Tom introdujo la bufanda dentro de la chaqueta.
– Bueno, solo queria pasar por aqui para decirte que a los del pueblo les ha encantado conocerte. Se que no deberia hablar en boca de todos, pero te aseguro que has causado una muy buena impresion.
Jeremy hundio las manos en los bolsillos.
– ?Por que el engano?
Gherkin suspiro.
– ?Te refieres a incluir el cementerio en la gira?
– No. Me refiero a que tu padre plasmo la respuesta en su diario y que tu me lo has ocultado.
Una expresion taciturna se apodero de la cara de Gherkin.
– Tienes razon -repuso tras unos segundos, con la voz entrecortada-. Mi padre resolvio el misterio. -Miro a Jeremy directamente a los ojos-. ?Sabias el motivo de su interes por la historia del pueblo?
Jeremy sacudio la cabeza lentamente.
– En la segunda guerra mundial, mi padre coincidio en el ejercito con un hombre llamado Lloyd Shaumberg. Shaumberg era teniente, y mi padre no era mas que un soldado raso. Ahora parece como si la gente no apreciara que en la guerra no solo habia soldados en la primera linea de fuego. La mayoria de los que tomaron parte en ese episodio eran personas normales y corrientes: panaderos, carniceros, mecanicos. Shaumberg era historiador. Por lo menos eso es lo que mi padre decia. De hecho, era un simple profesor de historia en un instituto de Delaware, pero mi padre aseguraba que no existia ningun oficial mejor que el en todo el ejercito. Solia entretener a sus hombres contandoles historias del pasado, historias que casi nadie conocia, y eso ayudo a que mi padre no se muriera de miedo por las atrocidades que sucedian a su alrededor. Pues bien, despues del penoso avance hasta la peninsula de Italia, Shaumberg y mi padre y el resto del peloton quedaron sitiados por los alemanes. Shaumberg ordeno a sus hombres que se retiraran mientras que el intentaba cubrirlos. «No me queda ninguna otra alternativa», les explico. Era una mision suicida; todos lo sabian, pero asi era Shaumberg. -Gherkin hizo una pausa-. Al final mi padre sobrevivio y Shaumberg murio, y cuando mi padre regreso a casa despues de la guerra, prometio que tambien se