El la miro boquiabierto, consternado por la revelacion.

– No te creo.

Ella sostuvo la mirada, con expresion impasible.

– Es verdad.

Jeremy no consiguio encontrar las palabras adecuadas. Lexie le entrego el diario, despues levanto una mano e hizo un breve saludo en senal de despedida, y empezo a andar hacia atras, sin darse la vuelta, con la mirada fija en el.

– Adios, Jeremy -se despidio, antes de darse la vuelta para entrar en el coche.

Todavia paralizado por el efecto de la noticia, Jeremy oyo el ruido del motor y vio como ella miraba por encima del hombro para dar marcha atras. Intento reaccionar, puso la mano sobre el capo para detenerla; pero mientras el coche se movia, dejo que sus dedos se deslizaran suavemente por encima de la superficie humeda y finalmente retrocedio un paso al tiempo que el coche se incorporaba a la carretera.

Por un instante, a Jeremy le parecio ver lagrimas en las mejillas de Lexie. Pero entonces vio como ella apartaba la mirada, y de repente supo que no volveria a verla.

Deseo pedirle en voz alta que se detuviera. Deseo confirmarle que se quedaria, que queria quedarse, que si marcharse significaba perderla, entonces no tenia sentido regresar a Nueva York. Pero las palabras quedaron apresadas en su interior, y el coche de Lexie se fue distanciando de el lentamente, ganando velocidad a medida que se alejaba.

Jeremy se quedo de pie, en medio de la niebla, con la mirada fija en la carretera hasta que el coche se convirtio en una sombra y solo los focos fueron visibles. Y entonces desaparecio completamente; el sonido del motor quedo amortiguado por los susurros de la vegetacion que lo envolvia.

Capitulo 20

El resto del dia paso como si Jeremy lo estuviera contemplando a traves de los ojos de otra persona. Apenas recordaba como habia seguido a Alvin por la autopista de vuelta a Raleigh, y en mas de una ocasion se sorprendio a si mismo mirando por el retrovisor, esperando que uno de los coches que lo seguia a distancia fuera el de Lexie. Ella habia sido perfectamente explicita en su deseo de dar por acabada la relacion, pero incluso asi, Jeremy podia sentir como le subia la adrenalina cada vez que veia un coche parecido al suyo; entonces aminoraba la marcha para poder verlo mejor. Alvin, mientras tanto, se alejaba considerablemente de el. Jeremy sabia que deberia prestar atencion a la carretera que tenia delante, pero en lugar de eso, se paso casi todo el trayecto mirando hacia atras.

Despues de devolver el coche alquilado, enfilo hacia la terminal y se encamino a la puerta de embarque. Mientras pasaba por delante de numerosas tiendas llenas de gente y se abria paso entre las personas que se desplazaban a toda prisa por el largo pasillo, se pregunto de nuevo por que Lexie habia decidido sacrificar todo lo que habian empezado a edificar juntos.

En el avion, sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando Alvin ocupo el asiento contiguo.

– Gracias por reservarme un asiento a tu lado -le recrimino Alvin con un tono lleno de sarcasmo. Luego guardo su bolsa de mano en el compartimento superior.

– ?Como? -balbuceo Jeremy.

– Los asientos. Pense que te ibas a encargar de reservar dos asientos juntos en el momento en que facturabas el equipaje. Suerte que se me ocurrio preguntar cuando me dieron la tarjeta de embarque. Me habian dado un asiento en la ultima fila.

– Lo siento. Supongo que me olvide -se excuso Jeremy.

– Ya, claro -contesto Alvin, dejandose caer en el asiento proximo al de su amigo. Acto seguido, miro a Jeremy-. ?Quieres que hablemos?

Jeremy dudo unos instantes.

– No creo que haya nada de que hablar.

– Eso es lo que me has dicho antes. Pero tengo entendido que expresar los sentimientos abiertamente resulta una terapia muy efectiva. ?No miras los programas de la tele? Si, hombre, esos en los que la gente va y suelta sus penas delante de todo el mundo. Mira, se trata de expresar lo que sientes, de purgar tus sentimientos, de buscar respuestas.

– Quiza mas tarde -lo interrumpio Jeremy.

– Muy bien; como quieras. Entonces aprovechare para echar una siestecita. -Alvin se acomodo en el asiento y entorno los ojos.

Jeremy fijo la vista en la ventana mientras Alvin dormia durante casi todo el vuelo.

En el aeropuerto de La Guardia, Jeremy tomo un taxi y subitamente se vio abordado por el barullo y el ritmo frenetico de la ciudad: hombres trajeados y con maletines que caminaban por las aceras a grandes zancadas; mamas que arrastraban literalmente a sus hijos pequenos al tiempo que hacian malabarismos para no desparramar las bolsas de la compra; el olor del humo de los tubos de escape de los automoviles; el ruido de las bocinas, y de las sirenas de los coches de policia. Era perfectamente normal, el mundo en el que habia crecido y que hasta hacia poco le habia parecido absolutamente logico. Lo que le sorprendio fue que mientras contemplaba la escena a traves de la ventana del taxi, intentando orientarse de nuevo en su vida cotidiana, se acordo del Greenleaf y del absoluto silencio que habia experimentado en ese lugar.

Cuando entro en el edificio donde residia, vio su buzon abarrotado de propaganda y de facturas. Agarro el fajo de papeles y subio las escaleras. En su apartamento todo estaba tal como lo habia dejado: el comedor, inundado de revistas; su despacho, anegado de papeles como siempre; y todavia le quedaban tres botellas de Heineken en la nevera. Tras dejar la maleta en su habitacion, abrio una botella de cerveza y llevo su portatil y su bolsa de mano hasta la mesa del despacho.

La bolsa contenia toda la informacion que habia acumulado en los ultimos dias: sus notas y copias de los articulos, la camara digital que contenia las fotos que habia tomado en el cementerio, el mapa, y el diario. Mientras empezaba a separar los objetos, un paquete de postales cayo sobre la mesa, y necesito un momento para recordar que las habia comprado en su primer dia en Boone Creek. La primera postal ofrecia una panoramica del pueblo desde el rio. Rompio el envoltorio y empezo a ojear el resto. Encontro postales en las que aparecia el Ayuntamiento, una vista brumosa de una garza azul sobre las aguas poco profundas de Boone Creek, y unos veleros congregados en un atardecer tempestuoso. De repente se detuvo para contemplar una foto de la biblioteca.

Se sento lentamente, pensando en Lexie y dandose cuenta de nuevo de cuanto la queria.

Pero tuvo que recordarse a si mismo que todo se habia acabado, y continuo ojeando las postales. Vio una fotografia del Herbs y otra de la localidad tomada desde Riker's Hill. La ultima postal presentaba una foto de la zona comercial de Boone Creek, y de nuevo se quedo mirandola con aire pensativo.

La postal, una reproduccion de una foto en blanco y negro, mostraba el pueblo hacia 1950. En un primer plano se podia ver el teatro con unas personas elegantemente vestidas que hacian cola delante de la taquilla; al fondo se apreciaba un arbol decorado con adornos navidenos en el pequeno parque que se extendia justo al final de la calle principal. En las aceras, las parejas contemplaban los escaparates ornamentados con guirnaldas y luces de colores, o paseaban cogidas de la mano. Mientras Jeremy se dedicaba a estudiar la foto con mas detenimiento, se figuro como debian de haber sido las fiestas navidenas en Boone Creek cincuenta anos antes. En lugar de tiendas vacias con escaparates empapelados con hojas de diario, imagino un hervidero de gente pululando por las aceras, con mujeres ataviadas con bufandas y hombres luciendo sombreros y ninos senalando hacia la bicicleta colgada a modo de poste de uno de los establecimientos.

Mientras contemplaba la postal, Jeremy se puso a pensar en el alcalde. La foto no solo representaba como vivia la gente en Boone Creek medio siglo atras, sino tambien el ambiente que Gherkin esperaba que el pueblo volviera a recuperar. Era una existencia placida y serena, como una de las ilustraciones de una portada realizada por Norman Rockwell, si bien con un aire sureno. Durante un buen rato sostuvo la postal entre las manos, pensando en Lexie y preguntandose otra vez que iba a hacer con la historia.

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