ella, quedo cortado un instante —. ?Vaya a descansar ahora mismo!

— ?Me permite echar un sueno aqui, como usted? — le pidio la muchacha. Luego, corrio a tomar un bocado, se arreglo un Poco y acomodose en el sillon.

Sus ojos, castanos, brillantes, circundados de oscuras sombras, observaban a escondidas a Erg Noor, que, refrescado por una ducha ondular, la habia relevado ante los aparatos. Despues de comprobar los datos de los indicadores de PCE — proteccion de contactos electronicos — el jefe empezo a pasear por la estancia a grandes pasos.

— ?Por que no duerme usted? — pregunto a la astronauta, en tono autoritario.

Ella movio la cabeza, esparciendo sus bucles rojizos, que demandaban ya la tijera, pues las mujeres no llevaban el pelo largo en las expediciones extraterrestres.

— Estoy pensando… — repuso indecisa —. E incluso ahora, cuando nos encontramos al borde del peligro, me inclino ante el poderio y la grandeza del hombre, que ha sabido penetrar tan lejos en las profundidades del espacio. Ustedes estan ya familiarizados con mucho de esto, mientras que yo… es la primera vez que me encuentro en el Cosmos.

Hasta cuesta trabajo creerlo: ?participo en un grandioso viaje, a traves de las estrellas, hacia nuevos mundos!

Erg Noor esbozo una sonrisa y se paso la mano por la frente.

— Debo desilusionarla; mejor dicho, mostrarle los verdaderos limites de nuestro poderio. Mire — se detuvo junto al proyector y en la pared del fondo de la cabina aparecio la franja luminosa y ramificada de la Galaxia.

Erg Noor senalo a su mas lejana rama, apenas perceptible entre las tinieblas, en la que se columbraban, como un polvillo opaco, unas espaciadas estrellas.

— Esto es una region desertica de la Galaxia, la zona pobre de luz y de vida donde se encuentra nuestro sistema solar y donde nos hallamos ahora nosotros… Pero, ya ve usted, incluso esta rama va del Cisne a la Carena y, a mas de estar alejada de las zonas centrales, contiene una nube oscura, aqui… Para recorrer esta rama, nuestra Tantra necesitaria cerca de cuarenta mil anos independientes. En salvar el vacio negro que separa nuestra rama de la siguiente, tardariamos cuatro mil. Como ve, nuestros actuales vuelos por los espacios insondables no son todavia mas que unos infantiles saltitos en un minusculo circulillo, cuyo diametro es solo de cincuenta anos-luz. Sin la potencia del Circuito, ?cuan poco sabriamos del Universo! Las informaciones, las imagenes, los pensamientos transmitidos desde distancias inaccesibles para la corta vida humana nos llegan, tarde o temprano, y vamos conociendo mundos cada vez mas distantes. Nuestros conocimientos aumentan de continuo, y esta labor no se interrumpe ni un instante!

Niza escuchaba suspensa.

— Los primeros vuelos intersiderales… — continuo, sonador, el jefe —. Pequenas naves lentas, sin potentes corazas protectoras. Y ademas, nuestros antepasados vivian la mitad de tiempo que nosotros. ?Entonces si que era digna de admiracion la grandeza del hombre!

La muchacha meneo bruscamente la cabeza, como siempre que no estaba de acuerdo.

— Pasaran los anos — repuso —, y cuando se encuentren otros procedimientos para vencer los espacios, en vez de penetrar en ellos a viva fuerza, diran de ustedes: «?Esos si que eran heroes! ?Supieron conquistar el Cosmos con unos medios tan primitivos!» El jefe de la expedicion sonrio alegremente y tendio la mano hacia la muchacha:

— ?Tambien lo diran de usted, Niza!

Ella enrojecio.

— ?Yo me siento orgullosa de estar aqui, a su lado! ?Que no haria yo con tal de volver al Cosmos, una y otra vez!..

— Lo se — dijo meditativo Erg Noor —. ?Pero hay quien piensa de otra manera!..

Con su intuicion femenina, la muchacha adivino lo que el queria decir. Tenia el jefe en su camarote dos estereorretratos de una maravillosa tonalidad aureo-lilacea. Ambos eran de Veda Kong, historiadora del antiguo mundo, bella mujer de ojos azules, como el cielo terrestre, que miraban limpidos bajo las largas y arqueadas cejas. En uno de los retratos, bronceada, con una deslumbradora sonrisa en los labios, alzados los brazos, posaba las manos en sus cabellos de color ceniza. Y en el otro reia jubilosa sobre una pieza de artilleria naval, monumento de la mas remota antiguedad.

Erg Noor, perdidos sus brios, se sento lentamente ante la astronauta.

— ?Si usted supiera, Niza, con que brutalidad ha destruido el destino mis suenos alla abajo, en Zirda! — dijo de pronto, con sorda voz, empunando con cuidado la palanca para poner en marcha los motores de anameson, como si quisiera acelerar al maximo el raudo vuelo de la astronave.

— Si Zirda no hubiera perecido y nos hubiesemos reaprovisionado de combustible — prosiguio en respuesta a la muda pregunta de Niza —, yo habria continuado la expedicion.

Asi se acordo con el Consejo. Zirda habria cursado a la Tierra los mensajes necesarios, y la Tantra habria partido con quienes lo deseasen… A los demas los habria recogido alli el Algrab, despues de hacer aqui la guardia.

— ?Quien hubiera accedido a quedarse en Zirda? — pregunto, indignada, la muchacha —. ?Cree que Pur Hiss? ?Un gran hombre de ciencia como el no habria resistido al deseo de investigar, de saber!

— ?Y usted, Niza?

— ?Yo? ?Que duda cabe!

— Bien… Pero ?donde? — inquirio de subito Erg Noor, con acento firme, mirandola fijamente.

— Donde fuera, incluso aqui… — respondio ella, mostrando un negro abismo que se extendia entre dos ramas de la Galaxia, y devolvio a Noor la tenaz mirada, entreabiertos los labios.

— ?Oh, no tan lejos! Usted, querida astronauta, sabe que hace cerca de ochenta y cinco anos se llevo a cabo la treinta y cuatro expedicion astral, conocida con el nombre de «Escalonada». Tres astronaves, que se aprovisionaban mutuamente de combustible, partieron hacia la Lira, alejandose cada vez mas de la Tierra. Las dos que no llevaban investigadores a bordo regresaron al globo terraqueo cuando hubieron suministrado todo su anameson. Asi escalan los alpinistas las mas altas cimas. En cuanto a la tercera, llamada Argos…

— ?La que no volvio!.. — dijo emocionada Niza, en un susurro.

— Cierto, el Argos no volvio. Pero alcanzo su objetivo. Perecio al regreso, despues de haber enviado un mensaje. Su objetivo era llegar al gran sistema planetario de la estrella azul Vega o Alfa de la Lira. A traves de innumerables generaciones, ?cuantos ojos humanos han contemplado sus azules fulgores en el cielo boreal! Vega se encuentra a ocho parsecs de nuestro Sol o treinta y un anos de camino, calculando por el tiempo independiente, y el hombre no habia logrado aun franquear esa distancia. De todos modos, el Argos llego a su destino… No se sabe si, luego, la causa de su perecimiento fue un meteorito o una averia grave. Tal vez continue vagando por los espacios y vivan todavia los heroes que creemos muertos…

— ?Que espanto!

— Esa es la suerte de toda astronave que no pueda volar a la velocidad subluminica.

Entre ella y su planeta se interpondran al instante milenios de camino.

— ?Y que comunico el Argos? — se apresuro a preguntar la muchacha.

— Bien poca cosa. Transmitio un mensaje entrecortado que luego se interrumpio por completo. Lo recuerdo textualmente: «Habla el Argos, habla el Argos, regresamos de la Vega, desde hace veintiseis anos… suficiente… esperaremos… cuatro planetas de la Vega… no hay nada mas maravilloso… ?que dicha!..» — ?Pero ellos pedian socorro, querian esperar en algun sitio!..

— Desde luego; de lo contrario, la astronave no habria gastado la enorme energia necesaria para la emision. Mas ?que se podia hacer? No volvio a recibirse ni una sola palabra del Argos.

— Veintiseis anos independientes de viaje de regreso. Hasta el Sol le quedaban cerca de cinco anos… La nave se encontraba en nuestra region, en alguno de estos parajes, o aun mas cerca de la Tierra.

— No lo creo… A no ser que hubiese sobrepasado la velocidad normal y se hallase cerca del limite cuantico. ?Pero eso es peligrosisimo!

Erg Noor empezo a explicarle brevemente el principio de la destruccion que amenaza a la materia cuando su velocidad de desplazamiento se aproxima a la de la luz, mas advirtio que la muchacha no le escuchaba con atencion.

— ?Ya le comprendo! — exclamo Niza cuando el hubo terminado la explicacion —. Lo habria comprendido inmediatamente si la perdida del Argos no me hubiese ofuscado el pensamiento… ?Estas catastrofes son tan

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