palpitar incesante de las rojas agujas en las azules esferas graduadas de los aparatos que median la intensidad de la gravitacion. El retardo habitual en las reacciones psiquicas, al que estaban sujetas hasta las personas mas fuertes, se dejaba sentir en la segunda mitad de la guardia. Durante meses y anos, la astronave, gobernada automaticamente, seguia el curso senalado de antemano. Si ocurria de pronto algun suceso extraordinario, superior a las fuerzas del dirigente automatico, la catastrofe era casi inevitable, pese a la intervencion de los hombres. El cerebro humano, por muy bien entrenado que estuviese, no podia reaccionar con la celeridad requerida.

— Me parece que nos hemos adentrado hace tiempo en la region inexplorada 344+2U.

El jefe queria estar aqui de guardia el mismo — dijo Ingrid al astronauta. Pei Lin miro al contador de los dias. — De todos modos, dentro de dos dias nos relevaran. Por el momento, no se preve nada de particular. ?Que, esperamos hasta que termine nuestra guardia?

Ingrid asintio con la cabeza. Key Ber vino de los compartimentos de popa y ocupo su habitual sillon cerca de los mecanismos de equilibrio. Pei Lin bostezo y levantose.

— Voy a dormir unas horitas — comunico a Ingrid.

Ella, docilmente, dejo su mesa y avanzo hacia el cuadro de comando.

La Tantra, sin oscilacion alguna, volaba en el vacio absoluto. Ningun meteorito, ni siquiera lejano, era advertido por los supersensibles detectores de Voll Hod. La ruta de la astronave se apartaba un poco de la direccion del Sol: en ano y medio de vuelo aproximadamente. Las pantallas delanteras mostraban una negrura desertica, pasmosa; diriase que el navio se dirigia al mismo corazon de las tinieblas. Tan solo los telescopios laterales continuaban clavando en las pantallas las agujas de luz de las innumerables estrellas.

Una extrana sensacion de inquietud sacudio los nervios de la astronomo. Volvio junto a sus maquinas y telescopios, comprobo una vez y otra sus indicaciones y levanto la carta de la region desconocida. Todo estaba en calma, y sin embargo, Ingrid no podia apartar los ojos de las siniestras sombras que se extendian ante la proa de la nave. Key Ber, que habia reparado en la intranquilidad de la astronomo, llevaba largo rato observando y prestando oido a sus aparatos.

— No encuentro nada raro — dijo al fin —. ?Que has creido advertir?

— Yo misma no lo se; me alarma esa oscuridad extraordinaria. Y me parece que nuestra nave va derecha hacia una nebulosa opaca.

— Si, ahi debe de haber una nube oscura — confirmo Key Ber —. Pero no te preocupes, no haremos mas que «rozar» su borde. ?Asi esta calculado! La intensidad del campo de atraccion aumenta poco a poco, regularmente. Cuando atravesemos esta zona, nos aproximaremos sin duda a algun centro gravitatorio. ?Y que mas da que sea oscuro o luminoso?

— Tienes razon — repuso Ingrid, mas tranquila.

— Entonces, ?por que te inquietas? Seguimos el curso senalado, e incluso mas de prisa de lo previsto. Si no hay ningun cambio, llegaremos a Triton, pese a nuestra escasez de combustible.

La sola idea de arribar a Triton, el satelite de Neptuno, colmaba a Ingrid de alegria. Alli se hallaba la deseada estacion astronautica, construida en la periferia del sistema solar. Y alcanzar a Triton era tanto como volver a casa…

— Yo esperaba que nos dedicariamos a nuestra sinfonia, pero Lin se ha ido a descansar. El dormira seis o siete horas, y entre tanto yo pensare la orquestacion para el final de la segunda parte. ?Sabes? el pasaje donde no conseguimos nunca transmitir integralmente el advenimiento de peligro. Este… — Y Key tarareo unas notas.

— Di-i, di-i, da-ra-ra — resono inesperadamente, como un eco devuelto por las paredes del puesto de comando.

Ingrid se estremecio y miro asombrada en derredor, pero al momento comprendio… La intensidad del campo de atraccion habia aumentado, y los instrumentos respondieron con un cambio de melodia del aparato de gravitacion artificial.

— ?Graciosa coincidencia! — exclamo ella, riendo con cierto aire de culpa.

— Se ha producido un aumento de la gravitacion, cosa normal al aparecer una nube oscura. Ahora, puedes estar completamente tranquila, y deja dormir a Lin.

Dichas estas palabras, Key Ber salio del puesto de comando. Ya en la biblioteca, profusamente iluminada, se sento ante un pequeno piano-violin electronico y abismose por entero en el trabajo. Habrian pasado unas horas cuando se abrio bruscamente la hermetica puerta de la biblioteca y aparecio Ingrid.

— Key, querido, despierta a Lin.

— ?Que ocurre?

— La intensidad del campo de atraccion aumenta mas de lo que debiera, segun los calculos.

— ?Y delante?

— ?Sigue la oscuridad! — contesto Ingrid, y se fue.

Key Ber desperto al astronauta. Este se levanto de un salto, entro corriendo en el puesto central de comando y se abalanzo hacia los aparatos.

— No observo nada amenazador. Pero ?de donde procedera este campo de atraccion?

Es demasiado potente para ser de una nube opaca, y aqui no hay estrella alguna… — Lin quedo un momento pensativo y oprimio el boton de despertar correspondiente al camarote del jefe de la expedicion. Reflexiono de nuevo unos instantes y conecto con el camarote de Niza Krit.

— Si no ocurre nada, nos relevaran simplemente — le explico a la alarmada Ingrid.

— ?Y si ocurre? Pues Erg Noor no volvera a su estado normal hasta dentro de cinco horas. ?Que hacemos?

— Esperar — repuso tranquilo el astronauta —. ?Que puede ocurrir en cinco horas aqui, tan lejos de todos los sistemas estelares?…

La tonalidad del sonido de los aparatos bajaba de continuo, prueba indudable de que las circunstancias de vuelo se modificaban. En la angustia de la espera, el tiempo se alargaba interminable. Dos horas transcurridas parecieron toda una guardia. Pei Lin permanecia sereno exteriormente, pero la agitacion de Ingrid se habia transmitido ya a Key Ber. Miraba con frecuencia a la puerta de la camara de comando, aguardando la irrupcion, impetuosa como siempre, de Erg Noor, aunque sabia que el despertar del largo sueno seria lento.

Un timbrazo prolongado hizo estremecer a todos. Ingrid se agarro a Key Ber.

— ?La Tantra, esta en peligro! ?La intensidad del campo es dos veces mas alta de la calculada!

El astronauta palidecio. Habia ocurrido lo inesperado. Era preciso tornar inmediatamente una determinacion. La suerte de la astronave estaba en sus manos. El acrecentamiento continuo de la fuerza de atraccion exigia que se aminorase la marcha de la nave no solo porque su peso aumentaba, sino porque en medio de su camino se encontraba evidentemente una gran acumulacion de materia compacta. Mas si se aminoraba la marcha, ?no habria despues manera de tomar nuevamente velocidad! Pei Lin apreto los dientes, y dio vuelta a la manija de conexion de los motores ionicos planetarios de freno. Un sonoro golpeteo se fundio con la melodia de los instrumentos, acallando el pertinaz timbrazo del aparato que calculaba la correlacion entre la fuerza de atraccion y la velocidad. El timbre ceso de repiquetear y las agujas corroboraron el exito: de nuevo, la velocidad no era peligrosa y se acercaba a la que correspondia a la creciente gravitacion. Pero apenas hubo desconectado Pei Lin los frenos, volvio a resonar: la amenazadora fuerza gravitatoria exigia que se disminuyese la marcha. Ya no cabia duda de que la astronave iba derecha hacia un potente centro de atraccion.

El astronauta no se decidio a cambiar el curso, fruto de un gran trabajo y una extrema exactitud. Utilizando los motores planetarios, freno otra vez la astronave, aunque ya era evidente el error cometido al trazar la ruta a traves de una masa desconocida de materia.

— El campo de atraccion es muy grande — indico Ingrid a media voz —. Tal vez…

— ?Hay que aminorar aun mas la marcha, para virar! — grito el astronauta —. Pero ?como acelerarla despues?… — y en sus palabras se percibia una indecision fatal.

— Ya hemos atravesado la zona externa vertiginosa — repuso Ingrid —. La gravitacion aumenta con rapidez y sin cesar.

Oyose un golpeteo frecuente y sonoro: los motores planetarios habian comenzado a funcionar automaticamente, cuando la maquina electronica que gobernaba la nave percibiera delante una enorme acumulacion de materia. La Tantra empezo a balancearse.

A pesar de la incesante aminoracion de la marcha, las personas que se encontraban en el puesto central de

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