– ?Estas seguro de que no quieres hielo?

El nego con la cabeza y bajo el vaso. Se lamio la humedad de los labios mientras deslizaba la mirada de sus senos a sus muslos, luego la subio hasta su cara.

– Ese vestido me ha vuelto loco todo el dia. Me recuerda aquel vestidito de boda rosa que llevabas puesto la primera vez que te vi.

Ella se miro.

– No se parece en nada a ese vestido.

– Es corto y rosa.

– Aquel vestido era bastante mas corto, sin tirantes, y me apretaba tanto que no podia respirar.

– Lo recuerdo. -El sonrio y apoyo una cadera contra el mostrador-. Hasta Copalis, estuviste todo el rato tirando de la parte de arriba y estirando la de abajo. Fue algo endiabladamente seductor, como una competicion de erotismo. Me preguntaba cual de las dos mitades ganaria.

Georgeanne apoyo un hombro contra la nevera y cruzo los brazos.

– Me sorprende que te acuerdes de todo eso. Tal y como yo lo recuerdo parecia que yo no te gustaba demasiado.

– Y tal y como yo lo recuerdo, prefiero pensar que intentaba ser listo.

– Solo cuando estuve desnuda. El resto del tiempo fuiste muy grosero conmigo.

Miro con el ceno fruncido el vaso de te que tenia en la mano, luego la miro a ella.

– Yo no lo recuerdo de ese modo, pero si fui grosero contigo, no fue nada personal. Mi vida era una autentica mierda en ese momento. Estaba bebiendo mucho y haciendo todo lo que podia por arruinar mi carrera y a mi mismo. -Hizo una pausa y aspiro profundamente-. ?Recuerdas que te dije que estuve casado?

– Por supuesto. -«?Como iba a olvidarse de DeeDee y de Linda?».

– Bueno, lo que no te conte fue que Linda se suicido. La encontre muerta en la banera. Se habia cortado las venas con una cuchilla de afeitar y durante mucho tiempo me eche la culpa.

Georgeanne clavo los ojos en el, estupefacta. No sabia que decir ni que hacer. Su primer impulso fue rodearle la cintura con los brazos para decirle lo mucho que lo sentia, pero se contuvo.

El tomo otro sorbo, luego se limpio la boca con la mano.

– Lo cierto es que no la amaba. Fui un mal marido, y solo me case con ella porque estaba embarazada. Cuando el bebe murio, no quedo nada que nos mantuviera unidos. Pase del matrimonio. Ella no.

Noto un dolor en el pecho. Conocia a John, y sabia que debio sentirse desolado. Se pregunto por que el le contaria todo eso ahora. ?Por que le confiaria algo tan doloroso?

– ?Tuviste un hijo?

– Si. Nacio prematuro y murio un mes despues. Toby tendria ahora ocho anos.

– Lo siento. -Fue lo unico que se le ocurrio decir. No podia ni imaginarse perder a Lexie.

John dejo el vaso en el mostrador al lado de Georgeanne, luego la cogio de la mano.

– Algunas veces me pregunto como seria si hubiera vivido.

Ella le observo la cara y sintio de nuevo esa calida llamita en el corazon. John se preocupaba por ella. Tal vez de la confianza y la preocupacion pudiera surgir algo mas.

– Queria contarte lo de Linda y Toby por dos razones. Queria que supieras de ellos y tambien queria que supieras que, si bien he estado casado dos veces, no pienso volver a cometer los mismos errores. No volvere a casarme ni porque haya un nino de por medio ni por lujuria. Sera porque este locamente enamorado.

Sus palabras apagaron la calida llamita del corazon de Georgeanne como un jarro de agua fria y retiro la mano de la de el. Tenian una hija y no era un secreto que John se sentia atraido fisicamente por ella. Nunca le habia prometido nada excepto pasar un buen rato, pero ella lo habia hecho de nuevo. Se habia permitido desear cosas que no podia tener, y saberlo le hacia tanto dano que se le llenaron los ojos de lagrimas.

– Gracias por compartirlo conmigo, John, pero perdoname si en este momento no aprecio tu sinceridad -le dijo, acercandose a la puerta principal-. Creo que es mejor que te vayas.

– ?Que? -sono incredulo como si no la entendiese-. Pensaba que estabamos llegando a algun lado.

– Lo se. Pero no puedes venir aqui cada vez que te apetezca sexo y esperar que yo me arranque la ropa para complacerte. -Ella sintio que le temblaba la barbilla cuando tiro de la puerta principal para abrirla. Queria que estuviera fuera antes de perder el control.

– ?Eso es lo que piensas? ?Que solo eres un buen polvo?

Georgeanne intento no amedrentarse.

– Si.

– ?Que diablos te pasa? -Le arrebato bruscamente la puerta de la mano para cerrarla de golpe-. ?Te abro mi corazon, y tu coges y lo pisoteas! Estoy siendo honesto contigo y crees que estoy tratando de arrancarte las bragas.

– ?Honesto? Solo eres honesto cuando quieres algo. No haces mas que mentirme.

– ?Cuando te he mentido?

– Primero con lo del abogado -le recordo.

– Eso no fue una mentira de verdad, fue una omision.

– Fue una mentira, y hoy me has mentido de nuevo.

– ?Cuando?

– En la iglesia. Me dijiste que Virgil habia pasado pagina, que habia superado lo ocurrido hace siete anos. Pero sabes que no es asi.

El se balanceo sobre los talones y la miro con el ceno fruncido.

– ?Que te ha dicho?

– Que no me elegirias por encima del equipo. ?Que quiso decir? -le pregunto, esperando que se lo aclarara.

– ?La verdad?

– Por supuesto.

– De acuerdo, amenazo con traspasarme a otro equipo si me lio contigo, pero no importa. Olvidate de Virgil. Solo esta disgustado porque obtuve lo que el queria.

Georgeanne se apoyo contra la pared.

– ?Yo?

– Tu.

– ?Es eso lo que soy para ti? -Ella lo miro.

El solto un suspiro y se paso los dedos por el pelo.

– Si crees que estuve contigo para aliviarme, te equivocas de medio a medio.

Ella bajo la mirada hasta el bulto de sus pantalones, luego la volvio a subir a su cara.

– ?Me equivoco?

La colera tino las mejillas de John y sujeto a Georgeanne con fuerza por la barbilla.

– No tomes lo que siento por ti para convertirlo en algo sucio. Te deseo, Georgeanne. Todo lo que tienes que hacer es entrar en una habitacion y te deseo. Quiero besarte, tocarte y hacer el amor contigo. Mi respuesta fisica es natural y no me disculpare por ella.

– Y por la manana te iras y me quedare sola otra vez.

– Eso son tonterias.

– Eso es lo que ha ocurrido las dos veces.

– La ultima vez fuiste tu la que te marchaste.

Ella nego con la cabeza.

– No importa quien se fuera. Acabara igual. Aunque no tengas intencion de lastimarme, lo haras.

– No quiero lastimarte. Quiero hacerte sentir bien y si fueras honesta conmigo admitirias que tambien me deseas, que deseas tanto estar conmigo como yo contigo.

– No.

John entrecerro los ojos.

– Odio esa palabra.

– Lo siento, pero han pasado demasiadas cosas entre nosotros para decirte otra cosa.

– ?Todavia quieres castigarme por lo que paso hace siete anos, o solo es una excusa? -El planto las manos en la pared a ambos lados de la cabeza de Georgeanne-. ?Que es lo que te asusta tanto?

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