– Desde luego tu no.

El le ahueco la barbilla con la palma de su mano.

– Mentirosa. Temes que papa no te quiera.

Ella se quedo sin respiracion.

– Eso ha sido demasiado cruel.

– Tal vez, pero es la verdad. -Le acaricio la boca cerrada con el pulgar y le cogio la muneca con la mano libre-. Te da miedo extender la mano y tomar lo que quieres, pero a mi no. Se lo que quiero. -El deslizo la palma de la mano de Georgeanne por su duro torax y abrio los botones de su camisa-. ?Todavia intentas ser una buena chica para que papa te haga caso? Bueno, adivina que, nena -susurro, moviendo la mano de Georgeanne a la bragueta y apretandola contra la gruesa ereccion-. Te hago caso.

– Detente -dijo ella, y perdio el control de las lagrimas. Lo odiaba. Lo amaba. Queria tanto que se quedara como que se fuera. Habia sido rudo y cruel, pero tenia razon. Estaba aterrorizada de que la tocara y asustada de que no lo hiciera. Le daba miedo tomar lo que queria y que la hiciera sentirse desgraciada e infeliz. Pero ya era desgraciada e infeliz. No tenia nada que perder. El era como una droga, una adiccion, y ella estaba enganchada-. No me hagas esto.

John le seco con el dedo la lagrima que se le deslizaba por la mejilla y le solto la mano.

– Te deseo y no me importa jugar sucio.

Tenia que alejarse de John, desengancharse. Rehabilitarse. No mas calidos besos, ni caricias, ni miradas hambrientas. Tenia que endurecerse.

– Tu solo quieres un pedazo de… de…

John nego con la cabeza y sonrio.

– No quiero solo un pedazo. Lo quiero todo.

Capitulo 19

John escruto los ojos de Georgeanne y se rio por lo bajo. Estaba tratando de ser ruda pero era incapaz de pronunciar la palabra.

– … carne

Era solo una de las cosas que le fascinaban de ella.

– Deseo tu corazon, tu mente y tu cuerpo. -John inclino la cabeza y le rozo los labios con los de el-. Lo deseo todo de ti, para siempre -susurro, rodeandole la cintura con el brazo.

Ella tenia las palmas de las manos aplastadas contra su torax como si tuviera intencion de empujarlo, pero entonces abrio su suave boca y el sintio un triunfo tan dulce que casi lo hizo caer de rodillas. La deseaba ardientemente en cuerpo y alma y la levanto poniendola de puntillas para saciar su hambre. Al cabo de unos segundos, el beso se convirtio en un frenesi carnal de bocas, lenguas y placer caliente, ardiente. John abrio la cremallera de la espalda del vestido, bajandoselo desde los hombros. Despues deslizo el vestido y los finos tirantes del sujetador para desnudarla hasta la cintura. Le sujeto los brazos a los lados y luego paseo la mirada por su cuerpo hacia esos senos desnudos que se ofrecian a el y que eran su vision particular del paraiso. Le rodeo la cintura con un brazo mientras volvia a mirarla a la cara y le dio un beso suave en la mismisima cima del pecho izquierdo. Le lamio con la lengua la punta arrugada y ella gimio. Se arqueo hacia el que le succiono el pezon con la boca. Georgeanne intento liberar los brazos, pero el la sujetaba con fuerza.

– John -gimio-. Quiero tocarte.

El aflojo las manos y se movio para succionar el pecho derecho. Ya estaba a punto de estallar. Llevaba asi varios meses. El palpito de su ingle lo apuraba a empujarla contra la pared, levantarle el vestido hasta la cintura, y sepultarse profundamente en el interior de ese cuerpo caliente y acogedor. Ahora.

Ella libero los brazos del enredo de tirantes y le saco la camisa de los pantalones. John se enderezo y la observo con los ojos entrecerrados. Antes de ceder a su deseo y tomarla alli mismo junto a la puerta principal, la cogio de la mano y la condujo a la parte posterior de la casa.

– ?Donde esta tu dormitorio? -le pregunto mientras recorrian el pasillo-. Se que esta por aqui.

– La ultima puerta a la izquierda.

John entro en la habitacion y se detuvo en seco. La cama tenia una colcha de flores y una cenefa de encaje. Una media docena de cojines llenos de lazos estaban dispuestos contra el cabecero. Tambien habia flores en el papel de la pared y en la tela de las sillas. Habia una gran corona de flores encima del tocador y dos floreros llenos. Acababa de entrar en el nido de la esencia femenina.

Georgeanne se adelanto, sujetando el vestido sobre los senos.

– ?Que te pasa?

El la miro, estaba alli rodeada de flores por todos lados y tratando de ocultarse con las manos, y fracasando miserablemente.

– Nada, lo que pasa es que aun estas vestida.

– Tu tambien.

El sonrio y se descalzo.

– No por mucho tiempo. -Al cabo de unos segundos, el se habia deshecho de toda la ropa y cuando volvio a mirar a Georgeanne casi exploto. Ella estaba de pie fuera de su alcance, llevando puestas solo unas minusculas braguitas y las medias sostenidas por unos ligueros rosados. Deslizo la mirada por el tentador trozo de muslo al descubierto por encima de las medias hasta las voluptuosas caderas de Georgeanne. Sus senos eran bellos y redondos, sus hombros suaves, su cara hermosa. Se acerco y la apreto contra si. Ella era ardiente y suave, y todo lo que habia querido siempre en una mujer. Tenia la intencion de ir despacio. Queria hacer el amor con ella, queria prolongar el placer. Pero no pudo. Se sintio como un nino corriendo hacia su juguete favorito, incapaz de detenerse, lo unico que lo detuvo por un momento fue la indecision sobre donde tocar primero. Queria su boca, sus hombros y sus senos. Queria besar su vientre, sus muslos y entre sus piernas.

La empujo encima de la cama, luego comenzo a rodar con ella. La beso en la boca y le paso las manos con suavidad sobre el trasero. Tomo sus bragas y se las deslizo con brusquedad por las piernas. Froto su ereccion contra el estomago suave para que sintiera como crecia por ella. La tension de su ingle era cada vez mas apremiante y penso que iba a estallar.

Queria esperar. Queria asegurarse de que ella estaba preparada. Queria ser un amante tierno. La hizo rodar sobre su espalda y termino de quitarle las bragas. Se sento sobre los talones y la miro, estaba desnuda con excepcion de las medias y el liguero. Ella levanto los brazos hacia el, y supo que no podria esperar. La cubrio con su cuerpo, acunando las caderas entre los suaves muslos, y le coloco las manos a ambos lados de la cara.

– Te amo, Georgeanne -le susurro mientras se miraba en sus ojos verdes-. Dime que me amas.

Ella gimio y le deslizo las manos con suavidad de los costados a las nalgas.

– Te amo, John. Siempre te he amado.

El descendio rapida y profundamente en su interior y se dio cuenta de inmediato de que se habia olvidado del condon. Por primera vez en anos se sintio envuelto por carne caliente y resbaladiza. Lucho con desesperacion por controlarse mientras la necesidad que sentia por ella le desgarraba el vientre. Se retiro, empujo otra vez, y ambos explotaron en un climax vertiginoso.

Eran las tres de la madrugada cuando John salio de la cama y comenzo a vestirse. Georgeanne se aseguro la sabana alrededor de los senos y se incorporo para observar como se ponia los pantalones. Se iba. Sabia que no tenia otra opcion. Ninguno de los dos queria que Lexie supiera donde habia pasado la noche. Pero en lo mas profundo de su corazon le dolia su marcha. Le habia dicho que la amaba. Se lo habia dicho muchas veces. Era un poco dificil de creer. Era dificil que ella confiara en la alegria que sentia en lo mas profundo de su ser.

El cogio la camisa y metio los brazos en las mangas. Las lagrimas inundaron los ojos de Georgeanne y parpadeo para que se fueran. Quiso preguntarle si lo veria otra vez al dia siguiente, pero no queria parecer posesiva y ansiosa.

– No hace falta que vayas demasiado temprano al Key Arena -le dijo el, refiriendose a las entradas para el hockey que le habia dado antes-. Para Lexie sera suficiente con ver el partido sin las actuaciones previas. -Estaba sentado sobre el borde de la cama mientras se ponia los calcetines y los zapatos-. Id abrigadas. -Cuando acabo,

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