– ?Y que hago con Lexie?

– La llevare a casa de John y me quedare con ella hasta que regreseis.

– ?Estas seguro? -pregunto con los pensamientos girando tan rapido en su cabeza que no podia retener ninguno.

– Por supuesto. Ahora vamos, vete.

– Te llamare para decirte lo que sepa. -Se inclino para besar las mejillas mojadas de Lexie y cogio la cazadora.

– Oh, no creo que te de tiempo a llamar.

Georgeanne siguio a Howie entre las gradas y luego se metio en el tunel por donde habia visto que desaparecia John unos minutos antes. Caminaron sobre grueso y esponjoso caucho y entre hombres de uniforme. Giraron a la derecha para entrar en una estancia muy grande con una cortina que la dividia en dos zonas. La preocupacion le puso un nudo en el estomago. A John le debia haber ocurrido algo terrible.

– Ya estamos llegando -le dijo Howie cuando pasaron por un pasillo lleno de hombres, vestidos con traje o ropa deportiva de los Chinooks. Llegaron hasta una puerta cerrada donde ponia «Vestuario», y girando a la derecha atravesaron otro par de puertas.

Y alli estaba John sentado, hablando con un reportero de television delante de un gran logotipo de los Chinooks. Tenia el pelo humedo y la piel brillante; parecia lo que era, un hombre que habia jugado duro, pero no parecia herido. Se habia quitado la camiseta de punto y las hombreras y llevaba en su lugar una camiseta azul sudada que le moldeaba el gran pecho. Todavia llevaba puestos los pantalones cortos de hockey, los calcetines acanalados y las grandes almohadillas protectoras de las piernas, pero no los patines. Aun asi, sin todo su equipo, se le veia enorme.

– Tkachuk te dio un buen golpe a cinco minutos del final. ?Como te encuentras? -pregunto el reportero para despues acercar el microfono a la cara de John.

– Me siento bastante bien. Voy a tener alguna que otra magulladura, pero asi es el hockey.

– ?Entra en tus planes vengarte?

– De ninguna manera, Jim. No estoy tan mal de la cabeza, y con un tipo como Tkachuk cerca tienes que estar al acecho en todo momento. -Se limpio la cara con una toalla pequena, luego recorrio con la mirada la habitacion. Diviso a Georgeanne en la puerta y sonrio.

– Empatasteis esta noche. ?Te conformas con ese resultado?

John volvio a prestar atencion al hombre que lo entrevistaba.

– Por supuesto que no nos conformamos nunca con otra cosa que no sea ganar. Esta claro que tenemos que aprovechar mejor las oportunidades. Y ademas necesitamos mejorar en defensa.

– A los treinta y cinco anos todavia estas entre los mejores. ?Como lo consigues?

El sonrio abiertamente y se rio entre dientes.

– Bueno, es probable que sea el resultado de anos de vida sana.

El reportero y el camara se rieron con el.

– ?Que le ofrece el futuro a John Kowalsky?

El miro en direccion a Georgeanne y la senalo con el dedo.

– Eso depende de esa mujer de alli.

Georgeanne se quedo paralizada y empezo a mirar por detras. El recinto estaba lleno de hombres.

– Georgeanne, carino, me refiero a ti.

Ella volvio a mirar al frente y se senalo a si misma.

– ?Recuerdas que anoche te dije que solo me casaria si estuviera locamente enamorado?

Ella asintio con la cabeza.

– Bueno, ya sabes que estoy locamente enamorado de ti. -Se puso de pie calzado solo con los calcetines acanalados y le tendio la mano. Llena de estupor camino hacia el y puso la mano en la suya.

»Te dije que no jugaria limpio. -La cogio por los hombros y la obligo a sentarse en la silla que acababa de desocupar. Luego miro al camara-. ?Estamos todavia en el aire?

– Si.

Georgeanne levanto la mirada que comenzaba a empanarsele. Intento agarrarse a John, pero fue el quien la tomo de la mano.

– No me toques, carino. Estoy un poco sudado. -Luego se arrodillo y la miro fijamente-. Cuando nos conocimos hace siete anos, te hice dano y lo siento. Pero ahora soy un hombre diferente y en parte soy diferente gracias a ti. Has vuelto a mi vida y has conseguido que sea mejor. Cuando entras en una habitacion, no siento frio porque has traido el sol contigo. -Hizo una pausa y le apreto la mano. Una gota de sudor se le deslizo por la sien y la voz le temblo un poco cuando continuo-: No soy ni un poeta, ni un romantico y no se que palabras usar para expresar con exactitud lo que siento por ti. Solo se que tu eres el aire de mis pulmones, los latidos de mi corazon, el deseo de mi alma y que sin ti estoy vacio. -Presiono su calida boca contra la palma de la mano de Georgeanne y cerro los ojos. Cuando la miro otra vez, su mirada era muy azul y muy intensa. Metio la mano en la cinturilla de los pantalones cortos de hockey y saco un anillo con un diamante azul rodeado por esmeraldas de al menos cuatro quilates-. Casate conmigo, Georgie.

– ?Oh, Dios mio! -Apenas podia ver y se enjugo las lagrimas con la mano libre-. No puedo creer que me este ocurriendo esto. -Aspiro profundamente y levanto la mirada del anillo a la cara de John-. ?Es de verdad?

– Por supuesto -le contesto, ligeramente ofendido-. ?Crees que te pediria que te casases conmigo con un diamante falso?

– No hablo del anillo. -Sacudio la cabeza y se paso la mano por las lagrimas que le resbalaban por las mejillas-. ?De verdad quieres casarte conmigo?

– Si. Quiero que envejezcamos juntos y que tengamos cinco ninos mas. Te hare feliz, Georgeanne. Te lo prometo.

Ella observo la apuesta cara de John y el corazon le palpito con fuerza. La habia elegido, en esa ocasion no habia perdido ella. Y lo habia hecho delante de una camara de television, con un gran diamante, arrodillado a sus pies y cogiendola de la mano. La noche anterior se habia preguntado si la escogeria. Se habia preguntado que haria si lo hiciese. Ahora sabia la respuesta a ambas preguntas.

– Si, claro que me casare contigo -le dijo, riendose y llorando al mismo tiempo.

– Jesus -suspiro John mientras el alivio le inundaba la cara-. Me has llegado a preocupar.

Fuera, en las gradas, un atronador aplauso inundo el Key Arena, seguido por la gran ovacion de miles de personas. Las paredes del Key Arena temblaron ante tan entusiasta respuesta.

John miro al camara por encima del hombro.

– ?Estamos saliendo por el Jumbotron?

El hombre levanto el pulgar, y John volvio a mirar a Georgeanne. Tomo su mano izquierda y le beso los nudillos.

– Te amo -le dijo, deslizandole el anillo en el dedo.

Georgeanne le rodeo el cuello con los brazos y se apreto contra el.

– Te amo, John -le dijo entre sollozos al oido.

El dejo que enterrara la cabeza contra su cuello y recorrio con la mirada a los hombres de la habitacion.

– Eso es todo -les dijo, y el camara corto. Georgeanne se apoyo en el mientras los felicitaban, y no lo dejo separarse incluso cuando ya lo habia hecho hasta el ultimo hombre de la habitacion.

– Te voy a poner perdida de sudor -le dijo John con suavidad, sonriendole.

– No me importa. Te amo y tambien amo tu sudor. -Se puso de puntillas y se apreto contra el.

El arrugo la frente.

– Bien, porque en parte eres responsable. Durante unos segundos eternos pense que me ibas a decir que no.

– ?Cuando planeaste todo esto?

– Compre el anillo en San Luis hace cuatro dias y hable con la gente de la television esta manana.

– ?Tan seguro estabas de que diria que si?

El se encogio de hombros.

– Te dije que no iba a jugar limpio.

Georgeanne se acerco y lo beso. Habia esperado mucho tiempo ese momento y puso todo su corazon en el beso. Sus bocas se amoldaron, abiertas y mojadas. Ella ladeo la cabeza y le lamio la punta de la lengua. Le

Вы читаете Simplemente Irresistible
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×