en ella. Se habia sentido reconfortada, seducida y a salvo con el y para ella, esas acciones habian tenido un significado especial aunque, al parecer, para el no habia sido nada importante. La idea resultaba tan desconsoladora que preferia no pensar en ello.

Rafe vio el temblor en los hombros de Zara y supo que la habia herido, aunque no podia decir por que. Por un segundo, fantaseo con la idea de decirle que ella era la unica persona que lo habia hecho pensar en la posibilidad de romper sus reglas; que su autenticidad, su dulzura y su habilidad para hacerlo reir lo habian hecho flaquear. No obstante, sabia que dejarse llevar por ese impulso seria desastroso para ambos.

Zara se metio en la piscina y maldijo al sentir el contraste entre el agua fria y el calor del sol de la tarde.

– Podrias haberme advertido que la piscina era un iceberg -protesto.

– No sabia que fueras tan delicada.

Ella trato de salpicarlo pero la silla de Rafe estaba demasiado lejos. De todas maneras, la broma habia servido para hacerla sonreir y alejar el brillo de preocupacion de sus ojos. Rafe le recorrio el cuerpo con la mirada. El banador de una pieza no dejaba lugar a la imaginacion. Podia ver cada curva, cada linea exquisita y sensual. Los pequenos senos de Zara se apretaban contra la tela y lo hacian desear arrancarle el traje para acariciarla. Podia verle la silueta de los pezones, y le ardian los labios por la necesidad de lamer y mordisquear aquellos preciosos circulos rosados.

La ultima semana habia sido un infierno para el. Estaban solos y la deseaba con desesperacion, pero no podia tenerla. No podia dormir porque sabia que ella estaba cerca. Los sirvientes se iban todas las tardes, asi que se quedaban completamente solos. Lo unico que lo mantenia lejos de la cama de Zara era la certeza de que ella se merecia a alguien capaz de darle lo que queria y el solo podia prometerle una noche de pasion. Para muchas, habria sido suficiente, pero Zara merecia mucho mas.

Rafe sabia que no debia beber si queria evitar caer en la tentacion. Sin embargo, cuando Zara le ofrecio vino en la mesa, levanto la copa y acepto gustoso.

Estaba preciosa. Se habia recogido el pelo y llevaba las gafas puestas. Las lentillas le quedaban muy bien, pero Rafe adoraba ver como se acomodaba las gafas cuando se le deslizaban por la nariz. Llevaba puesto un vestido sin mangas y los dos botones que tenia desabrochados en el escote permitian ver la sombra que se le dibujaba entre los senos. Tenia la piel bronceada, estaba descalza y sonreia con naturalidad. Parecia una diosa sensual, escapada del paraiso de las tentaciones. Rafe sentia que el deseo lo estaba llevando al borde de la locura.

Le habria gustado convencerse de que tanta tension se debia a que llevaba mucho tiempo sin estar con una mujer; que su necesidad era circunstancial y que no habia nada por que preocuparse. Pero sabia que estaba mintiendo. Queria a Zara en su cama; otro cuerpo no habria servido para calmar su sed. Necesitaba saborearla y respirar el suave perfume de su feminidad. Se moria por tenerla cerca y por entrar en ella una y otra vez.

Zara se recosto contra el respaldo de la silla y sonrio.

– Se te ve muy concentrado, ?en que piensas?

– En ti. ?hasta que punto eres virgen?

La pregunta la tomo por sorpresa.

– ?Me estas pidiendo detalles?

– Si, quiero saber hasta donde has llegado, cuantas veces. Ese tipo de detalles.

A ella se le acelero el corazon.

– De acuerdo. Empecemos por aquella vez en el coche de Billy, cuando tenia diecinueve anos. Llevabamos saliendo algun tiempo y el tenia una mano sobre mi blusa -relato Zara y bebio un poco de vino para armarse de coraje-. Quise sentarme sobre el y, sin querer, apoye un pie en el volante. El claxon empezo a sonar sin parar y Billy tuvo que desconectar la bateria.

– ?Estas bromeando?

– No. Es total y absolutamente cierto. Te he dicho que tengo muy mala suerte con los hombres. Al menos, sexualmente. Aquella fue la ultima vez que sali con Billy. Supongo que estaba enfadado porque le habia danado el coche y algo avergonzado. Antes de que ocurriera el accidente, el me habia desabrochado los pantalones y me habia tocado ahi durante unos segundos.

– ?Ahi?

– Sabes bien a que me refiero.

– Si. ?Con quien mas saliste?

– Con Steve. Salimos durante un tiempo y, de hecho, el solia tocarme ahi, pero era muy bruto y no me gustaba -confeso-. No obstante, queria saber de que se trataba asi que seguimos adelante. Eso fue un par de anos despues de lo de Billy. Steve vivia en un apartamento diminuto, aunque por lo menos era suyo. Estabamos en la cama, a punto de desnudarnos cuando, de pronto, llegaron sus padres.

Zara hizo una pausa y cerro los ojos mientras recordaba la humillacion que habia sentido.

– El les habia dado la llave y le estaban trayendo la ropa limpia -continuo y miro a Rafe con indignacion-. ?Puedes creer que llevaba la ropa sucia a casa de sus padres y ellos se la traian cuando estaba limpia? En fin, el tema es que sus padres nos interrumpieron y su madre me llamo a un aparte para decirme que Steve habia roto hacia muy poco con su novia, despues de cinco anos de noviazgo, y que yo no era mas que una aventura pasajera. Despues de eso, no lo vi mas. El problema no era que siguiera enamorado de su ex novia, sino que sus padres se entrometian demasiado en su vida.

Rafe la miraba con atencion.

– La verdad es que no se que decirte.

– Lo se -dijo ella y suspiro-. Es muy triste. Hubo un par de hombres mas y todos con resultados igualmente desastrosos. Despues, aparecio Jon, pero ya te he hablado de el. Ademas de eso, he tenido algunas relaciones cortas que se terminaban cuando los tipos se enteraban de que era virgen.

Zara respiro hondo y lo miro ilusionada.

– Supongo que no estas preguntando porque has cambiado de opinion, ?o si?

Rafe vacilo un momento antes de contestar.

– Debes saber que eres una tentacion irresistible -afirmo, casi grunendo-. Estamos en esta maldita isla solos; te pasas el dia practicamente desnuda y te paseas ante mi como si nada.

Zara jadeo por lo injusto de la acusacion y porque la excitaba ver la pasion encendida en los ojos de Rafe.

– Yo no me paseo ante ti semidesnuda. Mi banador de una pieza es muy conservador. Distinto seria si tuviera pechos enormes y no llevara sosten.

Rafe se puso de pie abruptamente y salio al balcon. Se aferro a la barandilla con fuerza y contemplo el mar.

– No puedo echarle la culpa al vino porque ni siquiera he terminado la primera copa.

Zara estaba confundida e ilusionada.

– ?La culpa de que?

El se volvio para mirarla y Zara pudo ver que estaba muy excitado y que el pantalon comenzaba a convertirse en una carcel para su sexo erecto.

– No me mires asi -dijo Rafe, en voz baja.

– ?Asi? ?como?

– Como si pudiera salvar al mundo.

– Ah. No estaba pensando en nada de eso -aseguro ella-. Estaba pensando en que tal vez podriamos jugar al jeque peligroso y la chica del haren. Salvo por mis parientes, eres el unico jeque al que conozco…

A el le temblaba la mandibula. Zara no podia creer que aquel hombre maravilloso, guapo y poderoso, la deseara de verdad.

– Esto no puede significar nada -declaro el, mientras se acercaba a la princesa.

– Por supuesto que no.

– Zara, necesito que entiendas que no quiero mantener una relacion sentimental.

Rafe siguio avanzando. Estaba tenso y excitado y Zara lo deseaba con una intensidad que jamas habia sentido.

– No habra sentimientos -prometio-. Solo sexo, sin complicaciones.

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