las cinco de la tarde y los cuatro se dirigian al aparcamiento. Fue al aproximarse al coche cuando lo vio, simplemente metido entre las dos puertas: un trocito de papel doblado en cuatro, unas pocas lineas que ya le cortaban la respiracion al mismo tiempo que dudaba sobre si leerlas o no. Guardo el secreto en el puno de su mano durante todo el trayecto de regreso. Mary no pronuncio ni una sola palabra. Cuando aparco el coche delante de la casa, simulo que tenia que recoger algo del portaequipajes y dejo que la familia subiese por el sendero.

Una vez solo abrio el papel, que se resumia en una pocas letras: «7 de la manana». Se lo metio en el bolsillo y se dirigio a la casa.

Durante la cena Lisa no lograba comprender la razon de aquel silencio, que solo unas frases cortas y forzadas de Mary interrumpia de vez en cuando. El postre estaba todavia en la mesa cuando Thomas declaro que, habida cuenta la «atmosfera hilarante» que reinaba, preferia retirarse a su habitacion. Lisa miro primero a Philip y luego a Mary.

– ?Que os pasa? ?Por que teneis esa cara de funeral? ?Habeis discutido?

– En absoluto -respondio Mary-. Lo que ocurre es que tu padre esta cansado. Eso es todo. Uno no esta obligado a estar siempre en plena forma.

– Es fantastico este ambiente, sobre todo en visperas de mi marcha - anadio Lisa-. Os dejo, me voy a arreglar la bolsa. Luego ire a la fiesta de Cindy.

– Tu avion sale a las seis de la tarde. Tienes tiempo de sobra para prepararla manana. Tus cosas quedaran arrugadas si la haces ahora -replico Philip.

– Los pliegues naturales estan de moda. Las ropas bien planchadas y todo lo demas, lo dejo para vosotros. Bueno, me voy.

Subio la escalera y entro en la habitacion de su hermano.

– ?Que les pasa?

– ?Que crees tu? Es porque te vas manana. Desde hace una semana mama da vueltas por la casa. Anteayer entro por lo menos cinco veces en tu habitacion; una vez arreglo las cortinas, otra coloco bien un libro de la estanteria, la tercera estiro las sabanas. Yo pasaba por el pasillo y vi como abrazaba tu almohada y se la ponia junto a la cara.

– Pero si solo me voy un par de meses a Canada. ?Que pasara el dia en que me vaya a vivir sola!

– Soy yo quien se quedara solo cuando tu te vayas. Te voy a echar de menos este verano.

– Pero si te voy a escribir, pequenin. Y, ademas, el proximo ano podras matricularte en mi campamento de vacaciones. Asi estaremos juntos.

– ?Para tenerte a ti de monitora? ?Jamas! ?Anda, ve a hacerte la maleta, traidora!

Philip secaba el mismo plato desde hacia cinco minutos. Mary estaba acabando de retirar la mesa y lo observaba. Ella le dirigio su inimitable movimiento de cejas. El no reacciono.

– Philip, ?quieres que hablemos?

– No debes preocuparte -respondio el, sobresaltado-. En Canada todo le ira muy bien.

– No te hablaba de eso, Philip.

– ?De que entonces?

– De lo que en la ceremonia te ha puesto de esa manera.

Dejo el plato en el fregadero y se acerco a ella, invitandola a tomar asiento.

Ella lo miro de hito en hito, inquieta.

– ?Ten cuidado con tus revelaciones fulminantes! ?Que vas a decirme?

El la miro directamente a los ojos y le acaricio la cara.

Ella adivino la emocion en su mirada y, puesto que el se habia callado, como si las palabras que intentaba pronunciar se ahogasen en el fondo de su garganta, repitio la pregunta.

– ?Que vas a decirme?

– Mary, desde el dia en que Lisa llego a nuestra vida he comprendido cada manana al levantarme, en cada uno de tus suspiros cuando te veia dormir, cada vez que tu mirada se cruzaba con la mia o que tu mano estaba entre las mias como ahora, por que y hasta que punto te amo. Y ademas de todas las fuerzas que me has dado, de tus combates, tus sonrisas, de todas las dudas que resolvias, de todas mis dudas que con tu confianza se borraban, de tu capacidad de compartir, de tu paciencia y de todos los dias que hemos pasado juntos, uno tras otro, que me has entregado tambien el mejor regalo del mundo: ?Cuantos hombres podran conocer este increible privilegio de amar y al mismo tiempo ser amado?

Ella descanso la cabeza sobre su pecho, como para oir mejor los latidos de su corazon; quiza tambien porque habia estado esperando tanto tiempo esas palabras.

Luego le rodeo el cuello con los brazos:

– Philip, tienes que ir. Yo no podria, no debo. Tu le explicaras.

– ?Que?

– Lo sabes bien. ?Como se parece a Lisa! ?Es sorprendente! Ademas, imagino que te habra citado, en ese papel que escondias en la mano mientras volviamos a casa.

– No ire.

– Si que iras. No por ti, sino por Lisa.

Mas tarde, cuando estuvieron en el dormitorio, hablaron largo rato. Acurrucados uno en brazos del otro, hablaron de ellos, de Thomas y de Lisa.

En realidad no habian dormido. Se habian levantado al amanecer, y Mary bajo a la cocina para preparar un desayuno rapido. Philip se vistio y entro en el cuarto de Lisa. Se acerco a la cama y paso su mano por la mejilla de la muchacha para despertarla con suavidad. Ella abrio los ojos y sonrio.

– ?Que hora es?

– Date prisa, pequena. Vistete y baja a desayunar.

Ella miro el despertador y cerro los ojos de nuevo.

– ?Mi avion despega a las seis de la tarde! Papa, solo me voy por dos meses. Es necesario que los dos os tranquiliceis. ?Puedo dormir un poco mas? ?Volvi tarde a casa!

– Tal vez cojas otro avion. Carino, levantate y no pierdas el tiempo, que no tenemos mucho. Te lo explicare todo en el camino.

La beso en la frente, cogio la bolsa que estaba sobre la mesa y salio de la habitacion. Lisa se froto los ojos, se levanto y se puso un pantalon; se paso por los hombros una camisa y se la abrocho deprisa. Al cabo de unos instantes, bajaba con los ojos todavia medio cerrados. Philip esperaba delante de la puerta de entrada, anuncio que iba al coche y cerro la puerta tras de si.

Mary salio de la cocina y se mantuvo a unos metros de Lisa.

– Habia preparado algo para desayunar, pero creo que ya no os da tiempo de tomarlo.

– Pero ?que pasa? -pregunto Lisa, inquieta-. ?Por que tengo que salir tan pronto?

– Papa te lo contara todo en el coche.

– Pero… si ni siquiera me he despedido de Thomas.

– Esta durmiendo. No te preocupes. Me despedire por ti. Me escribiras, ?verdad?

– ?Que me estais ocultando?

Mary se acerco y abrazo a Lisa con tanta fuerza que la dejo casi sin

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