Theresa cerro los ojos y dejo de retorcer su cabello.

– No, lo siento pero no puedo. No quiero hacer publica esa informacion.

– ?Por favor! -insistio la mujer-. ?Puede responder una sola pregunta? ?La carta iba dirigida a Catherine y estaba firma un hombre llamado Garrett?

Theresa se enderezo en la silla.

– ?Quien habla? -inquirio con repentina urgencia, y una vez que lo dijo se dio cuenta de que la persona que llamaba sabria la respuesta a su pregunta.

– Asi es, ?verdad?

– ?Quien es usted? -pregunto Theresa de nuevo, esta vez con mas amabilidad. Oyo como la mujer aspiraba profundo antes de responder.

– Me llamo Michelle Turner y vivo en Norfolk, Virginia. Hace tres anos iba caminando por una playa de aqui y encontre una carta parecida a la que usted hallo. Despues de leer su columna supe que la habia escrito la misma persona.

Theresa permanecio en silencio un momento. “No es posible”, penso. “?Hace tres anos?”

– ?En que clase de papel estaba escrita? -pregunto.

– Era un papel color beige y tenia un dibujo de un velero en la esquina superior derecha. Su carta tambien tiene el dibujo de un barco, ?no es verdad?

– Si -balbuceo Theresa.

– Lo supe desde el momento en que lei su columna -parecia como si le hubieran quitado un peso de encima a Michelle.

– ?Todavia tiene la carta? -pregunto Theresa.

– Si. Es un poco distinta de la que usted copio en la columna, pero los sentimientos que expresa son los mismos.

– ?Podria enviarme una copia por fax?

– Claro que si -dijo antes de hacer una pausa-. Es sorprendente, ?verdad?

– Si -susurro Theresa-. ?Vaya que lo es!

Despues de darle a Michelle el numero del fax, Theresa ya no pudo concentrarse en corregir su escrito. Michelle tenia que ir a una tienda de fotocopiado para enviar la carta, y Theresa caminaba de un lado a otro entre su escritorio y el fax, cada cinco minutos, mientras esperaba que llegara el fax. Cuarenta y seis minutos mas tarde escucho que la maquina cobraba vida. Solo pasaron diez segundos para que saliera la pagina, pero hasta esa espera le parecio excesivamente larga.

Tomo la hoja cuando el fax comenzo a sonar para indicar el fin de la transmision. La llevo a su escritorio sin leerla.

Aspiro profundo y la levanto. Una rapida mirada al logotipo del barco le probo que, en efecto, pertenecia al mismo escritor. Acerco el papel a la luz y comenzo a leer.

6 de marzo de 1994.

Mi querida Catherine:

?Donde estas? ?Por que nos han obligado a separarnos?

No se la respuesta a estas preguntas, sin importar cuanto trate de entenderlas. La razon es evidente, pero mi mente me obliga a desecharla y me destroza la ansiedad cada momento que paso despierto. Quiero decirte que me siento perdido sin ti. No tengo alma, soy un hombre sin rumbo, sin hogar, un ave solitaria en un vuelo sin destino.

Trato de recordar como fuimos alguna vez, en la fresca cubierta del Happenstance. ?Te acuerdas de cuanto trabajamos juntos en ella? Nos convertimos en parte del mar mientras reconstruiamos la nave, porque los dos sabiamos que fue el mar el que nos unio. Por las noches navegabamos en el agua oscura, y yo veia como la luz de la Luna reflejaba tu belleza. Te observaba con reverencia y sabia en mi corazon que estariamos juntos para siempre, que estabamos destinados a seguir juntos.

Pero ahora, solo en casa, me doy cuenta de que el destino puede herir a una persona tanto como puede bendecirla, y me pregunto por que, de toda la gente en el mundo a la que pude haber amado, me enamore de aquella que me fue arrebatada.

Garrett

Despues de leer la carta, Theresa se retrepo en su silla y se llevo los dedos a los labios. Los ruidos de la sala de redaccion sonaron lejanos. Tomo su bolso, busco la carta que habia encontrado y la coloco al lado de la otra sobre el escritorio.

“?Habra mas?”, se pregunto. “?Que clase de hombre sera el que las envia en una botella?” Sabia que en realidad no deberia importarle mucho, pero de pronto si le importo.

Cuando nina habia llegado a creer en el hombre ideal: el principe o caballero de los cuentos de su infancia. Sin embargo, que en el mundo no existian hombres como aquellos. La gente de carne y hueso tenia sus propios planes, exigencias muy reales y expectativas acerca de como debia comportarse el resto del mundo. Sin embargo, en ese momento se dio cuenta de que si existia un hombre asi, un hombre que ahora estaba solo, y el saberlo toco una fibra en su interior.

Le parecia claro que Catherine, fuera quien fuera, probablemente estaba muerta o tal vez desaparecida. Y sin embargo Garrett seguia amandola lo suficiente para enviarle cartas por tres anos. Por lo menos habia demostrado que era capaz de amar a alguien profundamente y, lo mas importante, seguir comprometido por completo incluso mucho despues de haber perdido a su amada.

Penso en la primera linea de la segunda carta. ?Donde estas?

Theresa no lo sabia exactamente, pero el existia y una de las cosas que habia aprendido desde muy joven era que si uno descubre algo que toca una fibra en su interior, es mejor tratar de indagar mas al respecto.

En su fuero interno entendia que la fascinacion que sentia por Garrett no la iba a llevar a ningun lado. Seguiria con su vida, escribiendo su columna, pasando el tiempo con Kevin, haciendo todo lo que una madre soltera tenia que hacer.

Y casi estuvo en lo cierto. Su vida pudo seguir exactamente como la habia imaginado, pero tres dias mas tarde ocurrio algo que la hizo emprender un viaje a lo desconocido con solo una maleta llena de ropa y un monton de papeles que pudieran o no tener algun significado.

Descubrio una tercera carta de Garrett.

Por supuesto, el dia que descubrio la tercera carta, no esperaba que ocurriera nada fuera de lo normal. Era un tipico dia de mediados de verano en Boston, calido y humedo. Theresa estaba en la sala de redaccion haciendo una investigacion para un articulo que escribia acerca de ninos autistas. Su computadora tenia acceso a la biblioteca de Harvard University y en un par de horas logro encontrar casi treinta articulos escritos en los ultimos tres anos. Seis de los titulos lucian muy prometedores y tal vez pudiera usarlos. Como iba a pasar cerca de Harvard de camino a casa, decidio que los recogeria ella misma.

Estaba a punto de apagar la computadora cuando se le ocurrio una idea y se detuvo. “?Por que no?”, se dijo, “es poco probable, pero ?que puedo perder?”. Volvio a entrar en la base de datos de la universidad y escribio las palabras “mensajes en botellas”.

Despues de presionar la tecla para entrar, se retrepo en su asiento y espero a que la computadora le desplegara la informacion que le habia solicitado.

La respuesta la sorprendio. Durante los ultimos anos se habia escrito una docena de articulos diferentes sobre ese tema. La mayoria, publicados por alguna revista cientifica, y los titulos parecian sugerir que se usaban botellas en un intento por aprender mas acerca de las corrientes marinas, pero tres parecian interesantes. Le parecio bien tener esa informacion y anoto los titulos.

El transito era lento y pesado y tardo mas tiempo del que penso en llegar a la biblioteca y obtener una copia de los nueve articulos que iba a buscar. Llego bastante tarde a su casa y, despues de pedir de cenar a un restaurante chino cercano, se sento en el sofa con los tres articulos sobre botellas frente a ella.

El primero, publicado en la revista Yankee en marzo del ano anterior, narraba historias acerca de botellas que habian sido encontradas en las costas de Nueva Inglaterra durante los ultimos anos. Casi al final del articulo, Theresa llego a dos parrafos que hablaban de un mensaje que se habia encontrado en Long Island.

Вы читаете El Mensaje En La Botella
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×