salvamento en socorro de nuestro navio.

— Si el salvamento se consiguiera… — dijo Pur Hiss, contrayendo el rostro para contener una alegria naciente.

— ?Seriamos dichosos! — asintio Erg Noor —. Pero, de todos modos, ese es un objetivo claro. Y hay que poner en juego todas las fuerzas para lograrlo. Ustedes dos, Pur Hiss e Ingrid, hagan las observaciones y calculos sobre las dimensiones de los planetas. Ber y Niza calcularan, con arreglo a la masa de los mismos, la velocidad de escape y, en consonancia con ella, la velocidad orbital y el radio optimo de revolucion de la nave.

Los exploradores empezaron sus preparativos para una eventual toma de tierra. El biologo, el geologo y el medico se pusieron a preparar para su lanzamiento una estacionrobot de sondeo, mientras los mecanicos regulaban los aparatos de radar y los reflectores de aterrizaje y montaban un satelite para el envio de un mensaje a la Tierra.

Despues del pavor y la desesperanza experimentados, el trabajo marchaba magnificamente, interrumpiendose tan solo durante el brusco balanceo de la nave en los vertices de gravitacion. Pero la Tantra habia disminuido tanto su velocidad, que sus bandazos no eran ya mortales para los tripulantes.

Pur Hiss e Ingrid determinaron la presencia de dos planetas. Hubo que renunciar a acercarse al exterior, enorme, frio, rodeado de una atmosfera muy densa y seguramente toxica que amenazaba con la muerte. Y de elegir la forma de perecimiento, era mejor arder junto a la superficie de la estrella de hierro que hundirse en las tinieblas de una atmosfera amoniacal despues de haber incrustado la astronave en una capa de hielo de mil kilometros de espesor. El sistema solar tenia tambien planetas gigantes tan terribles como aquel: Jupiter, Saturno, Urano y Neptuno.

La Tantra seguia acercandose sin cesar a la estrella. Al cabo de diecinueve dias, se apreciaron las dimensiones del planeta interior: era mayor que la Tierra. Situado cerca de su sol de hierro, corria por su orbita con velocidad vertiginosa; su ano no debia de exceder de dos o tres meses terrestres. La estrella invisible T lo caldeaba sin duda suficientemente con sus rayos negros. Si tenia atmosfera, la vida seria alli posible. En tal caso, la toma de tierra en el ofreceria singulares peligros…

Una vida extrana, desarrollada en las condiciones de otros planetas y siguiendo otras vias de evolucion, dentro de la forma general para el Cosmos de los cuerpos albuminoideos, era extraordinariamente perniciosa para los habitantes de la Tierra. Las defensas de los organismos contra los desechos nocivos y las bacterias morbificas, inmunidad creada en nuestro planeta a lo largo de millones de siglos, eran impotentes ante formas de vida ajenas. Y reciprocamente, los seres vivos de otros planetas corrian en el nuestro igual peligro.

La actividad esencial de la vida animal — devorar matando y matar devorando — se manifestaba, al contacto de animales de mundos diferentes, con una ferocidad y una crudeza abominables. Las mas raras enfermedades, fulminantes epidemias, insectos daninos que se multiplicaban con una rapidez inusitada y lesiones espantosas acompanaban a los primeros exploradores de planetas habitados, pero no por seres humanos. Y los mundos poblados por seres pensantes realizaban multitud de experiencias y preparativos antes de establecer comunicacion directa por medio de astronaves. Nuestra Tierra, alejada de las zonas centrales, compactas de la Galaxia, donde la vida bullia exuberante, no habia sido visitada aun por mensajeros de planetas de otras estrellas, representantes de otras civilizaciones. El Consejo de Astronautica habia tomado hacia poco las medidas necesarias para recibir a los amigos procedentes de estrellas no lejanas del Serpentario, el Cisne, la Osa Mayor y el Ave del Paraiso.

Erg Noor, preocupado ante la eventualidad de un encuentro con una vida desconocida, ordeno que se sacasen de los apartados almacenes los medios de defensa biologica.

La Tantra habia equilibrado al fin su velocidad orbital con la del planeta interior de la estrella de hierro y empezaba a girar en torno a el. La superficie del planeta — mejor dicho, de su atmosfera —, borrosa, parda, esclarecida por los reflejos de la enorme estrella castano-rojiza, tan solo era visible a traves del inversor electronico. Todos los tripulantes sin excepcion trabajaban en sus puestos, junto a los aparatos.

La temperatura de las capas superiores de la atmosfera, en la parte iluminada, es de 320 Kelvin(1)3.

Revolucion alrededor de su eje: 20 dias, aproximadamente.

Los detectores senalan la presencia de agua y tierra.

Espesor de la atmosfera: 1.700 kilometros.

Masa especifica: 43,2 veces superior a la de la Tierra.

Los datos se sucedian, aclarando cada vez mas el caracter del planeta.

Erg Noor iba anotando las cifras recibidas, para calcular el regimen orbital. 43,2 masas terrestres; ello queria decir que el planeta era grande. Su fuerza de atraccion aplastaria la nave contra el terreno. Y las personas quedarian reducidas a la condicion de moscas pegadas a un papel engomado…

El jefe de la expedicion recordo los espantosos relatos — mitad legendarios, mitad ciertos — acerca de las viejas astronaves que, por diversas causas, habian ido a parar a planetas gigantes. En tales casos, los navios cosmicos de poca velocidad y debil combustible perecian con frecuencia. Rugian los motores y estremeciase convulsa la desdichada nave que, incapaz de escapar, quedaba como pegada a la superficie del planeta. La nave no sufria dano, pero los huesos de sus tripulantes se rompian con terrible crujido, y el inenarrable espanto de aquellos seres humanos se (transmitia en los entrecortados gritos de sus ultimos mensajes, en el postrer adios.

A la tripulacion de la Tantra no amenazaba tan triste suerte mientras siguiera girando en torno del planeta. Mas si habia que posarse en su superficie, solo las personas muy robustas podrian arrastrar su propio peso en aquel refugio donde se verian condenados a pasar decenas de anos… ?Podrian sobrevivir en semejantes condiciones, bajo una agobiadora, aplastante pesantez, en la noche eterna del sombrio sol infrarrojo y en una densisima atmosfera? No obstante, a pesar de todo, aquello no era aun la muerte, constituia una esperanza de salvacion. Ademas, ?no habia donde elegir!

La Tantra iba describiendo su orbita cerca del limite de la atmosfera. Los cientificos de a bordo no podian dejar escapar la ocasion de investigar aquel planeta, desconocido hasta entonces, que se encontraba, relativamente, no lejos de la Tierra. Su parte iluminada — mejor dicho, recalentada — distinguiase de la otra no solo por su temperatura, bastante mas alta, sino por las enormes acumulaciones de electricidad que influian grandemente incluso sobre los poderosos detectores, deformando sus indicaciones. Erg Noor decidio estudiar el planeta con ayuda de estaciones-bombas. Fue lanzada una de observacion fisica, y el automata facilito una informacion sorprendente: la presencia de oxigeno libre en una atmosfera neono-azoada y la existencia de vapores de agua y de una temperatura de doce grados sobre cero. Tales condiciones eran, en general, parecidas a las terrestres, unicamente la presion de la espesa capa de la atmosfera era superior en 1,4 veces a la normal de nuestro globo y la fuerza de la gravedad excedia a la de la Tierra en mas de dos veces y media.

— ?Ahi se puede vivir! — dijo el biologo con una tenue sonrisa, luego de comunicar al jefe los datos de la estacion.

— Si nosotros podemos vivir en un planeta tan sombrio y pesado, seguramente viviran ya algunos seres pequenos y daninos.

A la quince vuelta de la astronave, prepararon otra estacion-bomba, dotada de una potente teleemisora. Mas, lanzada en las sombras, la estacion desaparecio, sin emitir senal alguna, cuando el planeta habia girado ya 120.

— Ha caido en el oceano — constato la geologo Bina Led, mordiendose los labios con pena.

— Habra que explorar con el detector principal antes de lanzar un robot-televisor. ?Solo tenemos dos!

La Tantra evolucionaba sobre el planeta emitiendo un hacecillo de rayos radiactivos que recorria los vagos contornos deformados de los continentes y los mares. Columbrose una inmensa llanura que se adentraba en el oceano o separaba dos mares casi en la linea ecuatorial. Los rayos se deslizaban zigzagueantes sobre una zona de doscientos kilometros de anchura. De pronto, un punto brillante surgio en la pantalla del detector. Una aguda pitada, que sacudio los tensos nervios de los tripulantes, vino a confirmar que no se trataba de una alucinacion.

— ?Metal! — exclamo la geologo —. Un yacimiento a cielo abierto.

Erg Noor meneo la cabeza:

— Por rapida que haya sido la aparicion, yo he tenido tiempo de observar la nitidez de sus contornos. Eso es un gran trozo de metal, un meteorito o…

— ?Una nave! — dijeron a un tiempo Niza y el biologo.

— ?Fantasias! — atajo al punto Pur Hiss.

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