abatidos, echaron a andar arrastrando los pies por la arena y deplorando cada uno a su manera el haber tenido que renunciar al inaudito experimento.

Dar Veter miraba de reojo a sus companeros y pensaba que el era el que mas sufria.

Habia en lo hondo de su ser un temerario arrojo con el que venia luchando toda su vida.

Se parecia en algo a los antiguos bandoleros: ?por que habia sentido con tanta plenitud el goce de la astuta liza con el toro?… Y su alma se sublevaba contra la decision tomada, decision sensata, pero no intrepida.

Capitulo VI. LA LEYENDA DE LOS SOLES AZULES

La medica Luma Lasvi y el biologo Eon Tal salieron del camarote-enfermeria. Erg Noor se abalanzo hacia ellos.

— ?Como esta Niza?

— Viva, pero…

— ?Se muere?

— Por ahora no. Tiene una paralisis general. Estan afectados todos los nervios de la medula espinal, el sistema parasimpatico, los centros de asociacion y sensorios. La respiracion es lentisima, pero regular. El corazon da un latido cada cien segundos. Esto no es la muerte, sino un colapso completo que puede prolongarse indefinidamente.

— ?El conocimiento y los dolores estan excluidos?

— Si.

— ?En absoluto? — inquirio el jefe.

Su mirada era imperiosa, penetrante, pero la medica no se turbo y repuso:

— ?En absoluto!

Erg Noor miro interrogante al biologo. Este asintio con la cabeza.

— ?Que piensa usted hacer?

— Mantenerla en un medio a temperatura constante, en reposo absoluto, bajo una luz debil. Si el colapso no progresa… eso sera una especie de sueno… y no importa que dure hasta la Tierra… Alli, la hospitalizaremos en el Instituto de Corrientes Neurologicas. Pues la lesion ha sido causada por una corriente. La escafandra esta perforada en tres lugares.

?Menos mal que Niza no respiraba apenas!

— Yo vi los agujeros y los tape con mi emplasto — dijo el biologo.

Erg Noor le estrecho el brazo en silencio, agradecido.

— Sin embargo… — prosiguio Luma —, mejor seria abandonar cuanto antes el campo de gravitacion acrecentada… Y al propio tiempo, lo mas peligroso no es la aceleracion al emprender el vuelo, sino la vuelta a la fuerza de gravedad normal.

— Comprende. Teme usted que el pulso se haga aun mas lento. ?Pues esto no es un pendulo que acelera sus oscilaciones en un campo de gravitacion acrecentada?…

— En conjunto, el ritmo de los impulsos en el organismo obedece a las mismas leyes. Si los latidos del corazon disminuyen hasta uno por cada doscientos segundos, la afluencia de sangre al cerebro no sera suficiente, y…

Erg Noor, abismado en sus meditaciones, se habia olvidado de los que le rodeaban; al volver de su ensimismamiento, dio un hondo suspiro.

Sus colaboradores le aguardaban pacientes.

— ?No seria una solucion someter el organismo a la hipertension en una atmosfera enriquecida de oxigeno? — pregunto el jefe, cauteloso, y las sonrisas satisfechas de Luma y Eon Tal le advirtieron ya que la idea era buena.

— Saturar de gas la sangre, bajo una mayor presion parcial, es un remedio magnifico…

Claro que tomaremos medidas contra la trombosis, y entonces, aunque solo haya un latido cada doscientos segundos, no importara. La regularizacion vendra luego…

Eon mostro, bajo el bigote negro, los fuertes dientes blancos, y su severo rostro tomo al momento una expresion juvenil, alegre y despreocupada.

— El organismo quedara inconsciente, pero vivo — aseguro Luma, mas tranquilizada —.

Vamos a preparar la camara. Quiero utilizar la gran vitrina de silicol que estaba destinada para Zirda. En ella cabe un sillon flotante, que servira de lecho durante el despegue.

Cuando la aceleracion cese, instalaremos a Niza definitivamente.

— En cuanto esten preparados, comuniquenlo al puesto de comando. No nos detendremos aqui ni un minuto mas. ?Basta de tinieblas y de pesantez en este mundo negro!..

Todos se dirigieron presurosos a distintos compartimientos, luchando cada uno como podia con la agobiadora fuerza de gravedad del planeta negro.

Y las senales de despegue resonaron como una marcha triunfal.

Nunca habian experimentado los tripulantes una sensacion de alivio tan placentera como la que sintieron al hundirse en el blando abrazo de los sillones de aterrizaje. Pero alzar el vuelo, desprenderse del pesado planeta era empresa ardua y peligrosa. La aceleracion necesaria para el despegue se encontraba en el limite de la resistencia humana, y el mas leve error del piloto podia dar lugar al perecimiento de todos.

Entre el formidable rugido de los motores planetarios, Erg Noor condujo la astronave siguiendo la tangente al horizonte. Las palancas de los sillones hidraulicos descendian mas y mas bajo la creciente pesantez. Parecia que de un momento a otro iban a llegar al tope, y entonces, como bajo una prensa, la tremenda aceleracion romperia los fragiles huesos humanos. Las manos del jefe, que pulsaban los botones de los aparatos, se habian vuelto terriblemente pesadas. Pero los recios dedos accionaban, y la Tantra, describiendo un suave arco gigantesco, se elevaba cada vez mas en las densas tinieblas para salir a la negrura translucida del infinito. Erg Noor no apartaba los ojos de la linea roja del nivelador horizontal, que oscilaba en equilibrio inestable, indicando que la nave se disponia a pasar del ascenso al descenso, siguiendo la trayectoria de caida. El pesado planeta no dejaba aun a la nave escapar de su cautiverio. Erg Noor decidio poner en marcha los motores de anameson, de una potencia capaz de liberar al navio cosmico de las garras de cualquier planeta. La tintineante vibracion obligo a la Tantra a estremecerse.

La linea roja se elevo en una decena de milimetros sobre cero. Un poco mas, y…

Por el periscopio de observacion de la parte superior del casco, el jefe de la expedicion vio que la astronave se cubria de una fina capa de llamas azulencas que se deslizaban con lentitud hacia la popa. ?La atmosfera habia sido atravesada! En el inmenso vacio, siguiendo la ley de la superconductibilidad, las corrientes electricas residuales fluian por el mismo casco de la Tantra.

Las estrellas habian aguzado de nuevo sus puntas, y la astronave liberada volaba, alejandose cada vez mas del terrible planeta. A cada segundo, disminuia la fuerza de atraccion. Los cuerpos se tornaban mas ligeros. El aparato de gravitacion artificial empezo a entonar su cancioncilla, y su tension terrestre ordinaria parecia extraordinariamente pequena despues de aquellos interminables dias bajo la prensa del planeta tenebroso.

Los tripulantes saltaron de sus sillones. Ingrid, Luma y Eon bailaban los mas dificiles pasos de una danza fantastica. Pero pronto llego la reaccion inevitable, y la mayor parte de la tripulacion quedo sumida en breve sueno reparador. Solamente permanecian despiertos Erg Noor, Pei Lin, Pur Hiss y Luma Lasvi. Habia que calcular la trayectoria provisional de la Tantra y describir una curva gigantesca, perpendicular al plano de rotacion del sistema de la estrella T, para evitar sus cinturones glacial y meteoritico.

Despues, se podria lanzar la astronave a la velocidad subluminica normal y acometer la larga labor de fijar el verdadero curso.

La medica observaba el estado de Niza despues del despegue y la vuelta a una fuerza de gravedad normal para los seres terrenos. Pronto pudo tranquilizar a todos con la noticia de que las pausas entre las pulsaciones eran de ciento diez segundos. En una atmosfera superoxigenada, aquello no constituia peligro de muerte. Luma Lasvi pensaba recurrir al tiratron, estimulante electronico de la actividad cardiaca, y a otros neurosecretores.

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