Lio, bebio con fruicion un vaso de agua fresca y limitose a tomar un pastel de castanas, nueces y platanos con nata. Cuando Chara hubo comido un sabroso picadillo de rapis, aves que habian sustituido a las de corral y a la volateria, su amiga la dejo en libertad. Evda Nal siguio con la mirada a Chara, mientras la muchacha, con una gracia sorprendente incluso en la epoca del Circuito, bajaba presurosa por la escalinata entre estatuas de metal negro y bellos reverberos de caprichosos soportes.

Capitulo XIII. LOS ANGELES DEL CIELO

Con la respiracion contenida, observaba Erg Noor las habiles manipulaciones de los ayudantes del laboratorio. La abundancia de aparatos hacia recordar el puesto de comando de una astronave, pero la espaciosa sala, de anchos ventanales azulados, alejaba al instante toda idea de un navio cosmico.

En medio de la estancia, sobre una mesa metalica, se alzaba una camara de gruesas planchas de rutolucita, materia penetrable tanto a los rayos infrarrojos como a los visibles.

Una red de tubos y cables envolvia el esmalte castano del deposito de agua, traido de la Tantra, que contenia los dos acalefos negros capturados en el planeta de la estrella de hierro.

Eon Tal, erguido como un gimnasta, paralizado aun el brazo en cabestrillo, miraba desde lejos al cilindro del registrador automatico que giraba lento. Sobre las pobladas cejas negras, el sudor perlaba la frente del biologo.

Erg Noor se paso la lengua por los resecos labios.

— Nada, como siempre. Despues de cinco anos de viaje, no quedara ahi dentro mas que polvo — dijo el astronauta con ronca voz.

— Eso seria una gran desgracia… para Niza y para mi — repuso el biologo —. Entonces, habria que buscar a tientas, quiza durante muchos anos, para determinar el caracter de la lesion.

— ?Sigue usted creyendo que los organos que matan la presa son iguales en los acalefos y en la cruz?

— No solo lo creo yo. Grim Shar y todos los demas han llegado al mismo convencimiento. Pero al principio se hicieron las mas sorprendentes hipotesis. Yo llegue a imaginarme que la cruz negra no era originaria del planeta.

— Y yo tambien, ?recuerda que se lo dije? Me figure que ese ser pertenecia a la astronave discoidal y estaba puesto alli para guardarla. Mas, pensandolo bien, ?a que guardar del exterior una fortaleza tan inexpugnable? El intento de abrir el espiro-disco demostro todo el absurdo de tal suposicion.

— Pues yo me imagine que la cruz no era un ser vivo, sino…

— ?Un centinela automata para darle guardia?

— Si. Pero ahora, claro esta, he desechado ese pensamiento. La cruz negra es un ser vivo, engendrado por el mundo de las tinieblas. Seguramente, esos repugnantes monstruos viven abajo, en la llanura. Nuestro enemigo vino del lado del «porton» de las rocas. Los acalefos, mas ligeros y moviles, moran en la meseta en que aterrizamos. La relacion entre la cruz negra y el espiro-disco era fortuita; sencillamente, nuestros dispositivos de defensa no habian alcanzado aquel lejano sector de la llanura, que se encontraba siempre a la sombra del disco.

— ?De modo que usted opina que los organos mortiferos de la cruz y de los acalefos son semejantes?

— ?Desde luego! Animales que viven en las mismas condiciones, deben de tener organos semejantes. La estrella de hierro es un astro termoelectrico. La gruesa capa de su atmosfera esta saturada de electricidad. Grim Shar considera que esos seres recogen la energia de la atmosfera y la condensan de un modo analogo a nuestros rayos globulares. Recuerde el movimiento de las estrellitas castanas a lo largo de los tentaculos de los acalefos.

— La cruz tambien tenia tentaculos, pero en ellos no habia…

— Lo que ocurrio es que nadie tuvo tiempo de advertirlo. ?Pero el caracter de las lesiones en los nervios principales, con paralisis del centro superior correspondiente, es igual en Niza y en mi! Respecto a esto estamos todos de acuerdo. ?Y ello constituye la prueba esencial y la mayor esperanza!

— ?Esperanza? — repitio Erg Noor, estremeciendose.

— Sin duda. Fijese — y el biologo senalo a la linea regular trazada por el registrador automatico —, los sensibles electrodos introducidos en la trampa donde estan encerrados los acalefos no muestran nada. Los monstruos se metieron ahi con plena carga de energia, que no ha podido escapar a parte alguna despues de la soldadura del deposito.

La defensa aislante de los vasos de alimentacion cosmicos es seguramente impenetrable; no les ocurrira lo mismo que a nuestras ligeras escafandras biologicas. Recuerde que la cruz que paralizo a Niza no le ocasiono a usted dano. Su ultrasonido atraveso la escafandra de ultraproteccion, anulando la voluntad, pero las descargas destructoras resultaron impotentes. Se limitaron a perforar la escafandra de Niza, del mismo modo que los acalefos perforaron la mia.

— Por consiguiente, la carga de rayos globulares, o de algo parecido, que entro en el deposito, debe continuar ahi. Y sin embargo, los aparatos no indican nada…

— Precisamente en eso reside la esperanza. Quiere decir que los acalefos no se han convertido en polvo. Ellos…

— Comprendo. Se han encerrado en una especie de caparazon.

— Cierto. Tal modo de adaptacion esta muy difundido entre organismos vivos que se ven obligados a soportar periodos desfavorables para su existencia, como esas largas noches glaciales del planeta negro, sus terribles huracanes, durante sus «amaneceres» y «anocheceres». Mas como esos periodos se suceden con relativa frecuencia, estoy convencido de que los acalefos son capaces de entrar rapidamente en ese estado y de salir de el con la misma rapidez. Si mis suposiciones son ciertas, podremos, con bastante facilidad, devolver a los acalefos negros sus facultades mortiferas.

— ?Reconstituyendo la temperatura, la atmosfera, la iluminacion y demas condiciones del planeta negro?

— Exacto. Todo esta calculado y dispuesto. Dentro de poco vendra Grim Shar.

Empezaremos a insuflar en el deposito una mezcla de neon, oxigeno y azoe a una presion de tres atmosferas. Pero antes hay que cerciorarse…

Eon Tal cambio impresiones con dos ayudantes. Un aparato empezo a deslizarse lentamente, acercandose a la camara castana. La plancha delantera, de rutolucita, se aparto dejando acceso a la peligrosa trampa.

Los electrodos del interior del deposito fueron sustituidos por microespejos con iluminadores cilindricos. Uno de los ayudantes se coloco ante el cuadro de teledireccion.

En la pantalla aparecio una superficie concava, cubierta de granulaciones, y que reflejaba debilmente los rayos del iluminador: era la pared del deposito. Suavemente, giraba el espejo.

Eon Tal dijo:

— Es dificil ver con los rayos X; el aislamiento es demasiado grande. Por ello hay que recurrir a un procedimiento mas complejo.

El espejo dio la vuelta, reflejando el fondo del deposito. Alli se encontraban dos bolas blancas, irregulares, de superficie porosa y fibrosa. Se asemejaban a frutos de una variedad del arbol del pan, recientemente obtenida, que llegaban a tener setenta centimetros de diametro.

— Conecte el televisofono con el vector de Grim Shar — dijo el biologo a un ayudante.

El hombre de ciencia, apenas se convencio de la certeza de las suposiciones generales, acudio presuroso al laboratorio. Entornando los ojos como un miope, no por falta de vista precisamente, sino por costumbre, examino los aparatos preparados. Grim Shar no tenia ese aspecto imponente ni ese caracter autoritario que suele distinguir a los grandes sabios de los demas mortales. Y Erg Noor recordo a Ren Boz, cuyo aspecto timido de chiquillo no estaba en consonancia con su excepcional cerebro.

— ?Abran la juntura soldada! — ordeno Grim Shar.

Una mano mecanica corto la dura capa de esmalte sin desplazar la pesada tapa. Las mangas impelentes de la mezcla gaseosa se fijaron a las valvulas. Un potente reflector de rayos infrarrojos hizo las veces de estrella de

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