El propio Grom Orm subio a la tribuna.

— Por una razon que me permito guardar en secreto hasta el fin del asunto, debemos examinar ahora la conducta del exdirector de las estaciones exteriores, Mven Mas, y luego, decidir la cuestion de la 38? expedicion astral. ?Me otorga su confianza el Consejo, presuponiendo fundados mis motivos?

Las luces verdes fueron la contestacion unanime.

— ?Conocen todos con detalle lo ocurrido?

De nuevo surgio una luminosa cascada verde.

— Esto abrevia el asunto. Ruego a Mven Mas, exdirector de las estaciones exteriores del Consejo, que exponga las razones de su accion, que ha tenido tan funestas consecuencias. El fisico Ren Boz no esta repuesto todavia de las lesiones recibidas, y por ello no ha sido citado como testigo. El no esta sujeto a responsabilidad.

El presidente advirtio una luz roja junto al sillon de Evda Nal.

— ?Atencion, miembros del Consejo! Evda Nal quiere anadir algo con respecto a Ren Boz.

— Quiero intervenir en nombre de el.

— ?Por que motivo?

— ?Le amo!

— Hablara usted despues de Mven Mas.

Evda Nal apago la luz roja y se sento.

En la tribuna aparecio Mven Mas. Tranquilo e implacable consigo mismo, el africano hablo de los resultados que se esperaban de la experiencia y de su sorprendente vision, cuya realidad no podia ser demostrada. La premura con que se realizo el experimento, debida a la clandestinidad de sus acciones, les impidio idear aparatos especiales de grabacion, y confiaron en las maquinas mnemotecnicas ordinarias, cuyos receptores quedaron destruidos en el primer momento. Tambien fue un error la realizacion de la experiencia en el sputnik 57. Debian haber enganchado a este una vieja planetonave e instalar en ella los aparatos de orientacion del vector. De todo aquello era culpable el mismo, Mven Mas. Ren Boz se ocupaba de la instalacion, pero la realizacion del experimento en el Cosmos era de competencia del director do las estaciones exteriores.

Chara se retorcio las manos: los argumentos acusatorios de Mven Mas le parecian de peso.

— ?Sabian los observadores del sputnik perecido la posibilidad de la catastrofe? — pregunto Grom Orm.

— Si, habian sido advertidos, pero accedieron gustosos.

— No me extrana — replico sombrio Grom Orm —, pues miles de jovenes participan en los peligrosos experimentos que todos los anos tienen lugar en nuestro planeta. A veces, perecen… Y otros nuevos van, con el mismo valor, a la guerra contra lo desconocido.

Pero usted, al prevenir a los jovenes, no ignoraba la posibilidad de tal desenlace. Y sin embargo, efectuo la arriesgada experiencia…

Mven Mas agacho en silencio la cabeza.

Chara, que no apartaba los ojos de el, ahogo un penoso suspiro al sentir en el hombro la mano de Evda Nal.

— Manifieste las causas que le impulsaron a hacerlo — dijo el presidente del Consejo, despues de una pausa.

El africano volvio a hablar, esta vez con apasionada emocion. Dijo que, desde su juventud, millones de tumbas de gentes anonimas, vencidas por el tiempo inexorable, le llamaban con mudo reproche. Ardia en incontenibles deseos de dar, por vez primera en toda la historia de la humanidad y de muchos mundos vecinos, un paso hacia la victoria sobre el espacio y el tiempo, de poner el primer jalon en aquel grandioso camino al que se habrian lanzado con igual afan centenares de miles de hombres de preclaras mentes. El no se consideraba con derecho a demorar la experiencia — tal vez por un siglo — solamente para no poner en peligro a unos cuantos hombres y eludir el mismo la responsabilidad.

Hablaba Mven Mas, y el corazon de Chara latia con mas fuerza, orgulloso de su elegido. La culpa del africano no parecia ya tan grave.

El volvio a su sitio y quedo alli, a la vista de todos, esperando la decision.

Evda Nal entrego la cinta magnetofonica del discurso de Ren Boz. La voz debil y entrecortada del fisico expandiose por toda la sala, aumentada por los amplificadores.

Disculpaba a Mven Mas. Al director de las estaciones exteriores, que no conocia toda la complejidad de la cuestion, no le quedaba otra salida que confiar en el, en Ren Boz, el cual le habia convencido de la seguridad del exito. Pero el fisico tampoco se consideraba culpable. «Cada ano — decia — se hacen experimentos de menor importancia, que a veces terminan de un modo tragico. La ciencia, lucha por la dicha de la humanidad, tambien exige victimas, como cualquier otra lucha. Los cobardes, que se preocupan mucho de resguardar su persona, no gozan nunca la plenitud ni la alegria de la vida, y los hombres de ciencia que hacen lo propio no realizan jamas grandes progresos…» Para terminar, Ren Boz hacia un breve analisis de la experiencia y de sus propios errores y expresaba su convencimiento en el futuro exito. Con estas palabras acababa la grabacion.

— Ren Boz no ha dicho nada acerca de sus observaciones durante la experiencia — manifesto Grom Orm, alzando la cabeza y dirigiendose a Evda Nal —. ?No queria usted hablar en su nombre?

— Preveia la objecion, y por eso pedi la palabra — repuso Evda —. Unos segundos despues de que fuesen conectadas las centrales F, Ren Boz perdio el conocimiento, y ya no vio nada mas. Cuando estaba a punto de desvanecerse, advirtio solamente y retuvo en la memoria las indicaciones de los aparatos, que atestiguaban la presencia del espacio cero. Aqui esta la grabacion de lo retenido en su memoria.

En la pantalla aparecieron varias cifras, que se apresuraron a copiar multitud de personas.

— Permitidme agregar algo mas en nombre de la Academia de las Penas y de las Alegrias — siguio diciendo —. La encuesta popular, a raiz de la catastrofe, da los siguientes resultados…

Columnas de ocho cifras se alinearon en la pantalla, clasificandose ellas solas en las respectivas casillas de «condenacion», «absolucion», «dudas sobre el metodo cientifico» y «acusacion de precipitacion». Pero, indudablemente, el balance era favorable a Mven Mas y Ren Boz. Los sombrios rostros de los congregados se iluminaron radiantes.

En el extremo opuesto de la sala encendiose una luz roja, y Grom Orm concedio la palabra a Pur Hiss, astronomo de la 37a expedicion astral. Este empezo a hablar con fogosidad y en voz muy alta, agitando torpemente los largos brazos y sacando la abultada nuez.

— Un grupo de companeros astronomos y yo censuramos a Mven Mas. Su accion, el haber realizado la experiencia sin el permiso del Consejo, ?despierta la sospecha de que no procedio con tanto desinteres como pretenden hacernos ver aqui los que han hablado!

Chara, llena de indignacion, iba a levantarse del asiento, y solo se contuvo bajo la mirada fria de Evda Nal.

Pur Hiss callo.

— Sus acusaciones son graves, pero infundadas — replico Mven Mas, con la venia del presidente —. Puntualice que entiende usted por interes.

— La esperanza de gloria imperecedera, si la experiencia alcanzaba pleno exito. Ahi esta el fondo egoista de su accion. Y por cobardia, su temor a que no le permitiesen hacer la experiencia. Por eso, precisamente, actuo con premura y en secreto.

Mven Mas esbozo una ancha sonrisa, encogiose de hombros, abriendo los brazos con infantil ademan, y se sento sin responder. Pur Hiss resplandecio triunfante.

Evda Nal volvio a pedir la palabra.

— Las manifestaciones de Pur Hiss son precipitadas y demasiado malevolas para contribuir a resolver una cuestion seria. Sus puntos de vista sobre los motivos de las acciones nos retrotraen a los tiempos de los Siglos Sombrios. Solo gentes de un pasado lejano podian hablar asi de una gloria imperecedera. Como no encontraban alegria ni plenitud en su vida presente ni se sentian parte integrante de toda la humanidad creadora, temblaban ante la inevitabilidad de la muerte y se aferraban a la menor esperanza de perpetuacion.

«El sabio astronomo Pur Hiss no comprende que unicamente perduran en la memoria de la humanidad los hombres cuyos pensamientos, anhelos y realizaciones continuan actuando, pero en cuanto su actuacion cesa, se los olvida y desaparecen. Con frecuencia, resucitan del olvido, como muchos sabios o artistas de la antiguedad, cuando sus obras vuelven a hacerse imprescindibles y reanudan su accion en la sociedad… ?Sobre todo, en una

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