Sacudio los hombros.

— Bien. Comprendido.

TERCERA PARTE — LA CONQUISTA

I — EL JUICIO

Sin ninguna incidencia, los doce sobrevivientes se alinearon sobre el cesped, con las manos detras de la nuca y las armas al suelo. Los dos ultimos habian llevado a Honneger, todavia inconsciente, que fue cuidadosamente vigilado. Con una ametralladora en la mano penetre con Miguel en el castillo, guiado por un prisionero. El interior estaba en un estado lastimoso. En las paredes del salon, telas de grandes maestros, suntuosamente enmarcadas, habian sido destrozadas por las balas. Dos extintores de gas carbonico, vacios, testimoniaban que habia sido sofocado un amago de incendio. En el vestibulo, con el encerado y paredes llenas de metralla, encontramos, casi partido en dos, el cadaver de Carlos Honneger. Por una escalera de piedra en caracol, descendimos a la bodega, cuya puerta de hierro temblaba por golpes pegados desde el interior. Apenas entreabierta, salio Ida Honneger. Miguel la agarro por las munecas.

—?Adonde vas?

—?Y mi padre? ?y mi hermano?

— Tu hermano ha muerto. Tu padre… vive todavia.

—?No ireis a matarlo?

— Senorita — dije yo—, diez de nuestros hombres han muerto por su causa sin contar los vuestros.

—?Oh, es espantoso! ?Por que lo han hecho? ?Por que? —dijo, echandose a llorar.

— Es todavia un misterio para nosotros — repuso Miguel—. ?Donde estan las muchachas que se llevaron? Y la senorita… ?en fin, la estrella!

—?Magda Ducher? Aqui, en la bodega. Las demas estan encerradas en la otra cava, a la izquierda me parece.

Penetramos en el subterraneo. Una lampara de petroleo la iluminaba vagamente. Magdalena Ducher estaba sentada en un rincon, muy palida.

— No debe tener la conciencia muy tranquila — dijo Miguel, y anadio—: Levantese y salga.

Libertamos a las tres campesinas. De nuevo en la planta, encontre a Luis, que habia llegado con el resto del Consejo.

— El viejo Honneger se ha reanimado. Ven, vamos a interrogarlo.

Estaba sentado sobre el cesped, con su hija al lado. Cuando nos vio llegar, se levanto.

— Os he menospreciado, senores. Debi pensar en tener a los tecnicos conmigo. Habriamos dominado a este mundo.

—?Para que? —dije.

—?Para que? ?No ve usted que era una ocasion unica para dirigir la evolucion humana? Dentro de unas generaciones hubieramos producido superhombres.

—?Con su material humano? — dije sarcastico.

— Mi material humano no estaba falto de cualidades: valor, obstinacion, desprecio de la vida. Pero ustedes habrian jugado un gran papel en mis proyectos. Mi error ha sido creer que podia tomar el poder contra ustedes. Debi hacerlo con ustedes.

Se inclino hacia su hija, que lloraba.

— No sean duros con ella. Ignoraba todos mis proyectos y ha intentado hacerlos fracasar, Y ahora, adios, senores.

Con un gesto rapido se llevo algo a la boca.

— Cianuro — dijo, desplomandose.

— Bien, un hombre menos para juzgar — dijo Miguel, a guisa de oracion funebre.

Nuestros hombres cargaban ya el botin en los camiones: 4 ametralladoras, 6 fusiles ametralladores, 150 fusiles, 50 pistolas y municion en abundancia. Esta casa era un verdadero arsenal. Hallazgo precioso: encontramos una pequena imprenta, intacta.

— Me pregunto que querian hacer en la Tierra, con todo este material.

— Segun un prisionero, Honneger mandaba una liga fascista — dijo Luis.

— En definitiva, tanto mejor para nosotros. Asi podremos luchar contra las hidras.

— A proposito, no se han vuelto a ver. Vandal esta disecando, con la ayuda de Breffort, la pequena hidra conservada en un tonel de alcohol. Es formidable, este muchacho. Ha ensenado ya, a unos cuantos chicos el arte de la alfareria, a la manera de los indios sudamericanos.

Volvimos al pueblo. Eran las cuatro de la tarde. ?La batalla habia durado menos de un dia! Agotado, me dormi. Sone con mi viejo laboratorio de Burdeos, la cara del «patron», deseandome unas buenas vacaciones. («Estoy seguro que habra algunas pequenas cosas para estudiar en el lugar donde usted va.» ?Oh, ironia! ?Todo un planeta!). La recia armazon de mi primo Bernard en la embocadura de la puerta, despues, unos centenares de metros mas abajo, la montana cortada a pico. Hacia las seis de la tarde, mi hermano me desperto y fui a ver a Vandal. Estaba en una sala de la escuela; sobre una mesa, delante de el, la hidra apestando a alcohol, medio disecada. Dibujaba esquemas en la pizarra y, sobre el papel, Breffort y Massacre le ayudaban.

—?Ah! ya estas aqui, Juan — me dijo—. Daria diez anos de mi vida para poder presentar este especimen en la Academia. ?Una sesion extraordinaria!

Me condujo delante de sus esquemas.

— No he iniciado, mas que muy primariamente, el estudio de la anatomia de estos animales, pero ya se deducen varias cosas importantes. Bajo ciertos aspectos, no puedo mas que compararlos a animales muy inferiores. Tienen algo de nuestros celentereos, aunque no sea mas que por la multitud de nematocistos, de celulas urticantes, contenidas en su tegumento. Sistema circulatorio muy simple: corazon de dos valvulas, sangre azulada. Una sola arteria se ramifica, y el resto de la circulacion es lagunar. Posee unicamente una gran arteria aferente al corazon. Las lagunas tienen una gran importancia. Incluso deshinchadas, la densidad de estas hidras es notablemente debil. Aparato digestivo de digestion externa, mediante la inyeccion de jugos digestivos a la presa, y aspiracion por un estomago-faringe. Intestino muy sencillo. Pero existen dos cosas curiosas: 1a La dimension y complejidad de los centros nerviosos. Tienen un autentico cerebro, situado en una capsula quitinosa, detras de la corona de tentaculos. Estos son ampliamente inervados, como tambien un curioso organo, situado bajo el cerebro, que se parece un poco al aparato electrico de un pez-torpedo. Los ojos son tan perfeccionados como los de nuestros mamiferos. No me extranaria, por tanto, que este animal fuera en un cierto grado, inteligente. 2a Los sacos de hidrogeno. Pues es hidrogeno lo que contienen estos enormes sacos membranosos, que abotargan el sector superior del cuerpo, y ocupan las cuatro quintas partes de su volumen. ?Y este hidrogeno proviene de la descomposicion catalitica del agua a baja temperatura! El agua es conducida por un tubo hidroforo, de un tentaculo especial, donde debe realizarse la descomposicion. Imagino que el oxigeno pasa a la sangre, pues este organo esta rodeado de multiples arteriolas capilares. ?Si un dia dominaramos el secreto de esta catalisis del agua!

«Una vez hinchados los sacos de hidrogeno, la densidad del animal es inferior a la del aire y flota en la atmosfera. La poderosa cola plana sirve de aleta, pero especialmente de timon. El principal sistema de propulsion reside en unos sacos contractiles, que proyectan hacia atras aire mezclado con agua, con una violencia inusitada, ?a traves de verdaderas tuberias! En el especimen que hemos conservado, he excitado electricamente los musculos contractiles; situe en el interior un anillo de hierro. ?Mira como ha quedado!

Me tendio un gran anillo, plegado en forma de ocho.

—?La potencia de estas fibras musculares es prodigiosa!

Al dia siguiente, por la manana, fui despertado por unos golpes en la puerta. Luis me prevenia de que el

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