con placa de duraluminio. Alli abarrotamos todo el material que habiamos llevado. Entre tanto un equipo habia comenzado los trabajos de la via ferrea, de cincuenta kilometros de longitud, que debia conducir a Cobalt- City.
Estabamos en el kilometro 4, y habiamos empleando ya toda la reserva de railes, cuando llego el Conquistador con un nuevo cargamento, veintitres dias mas tarde. Transportaba grandes cantidades de carburante, railes, provisiones y una pequena excavadora. Llevaba cincuenta hombres de refuerzo. Al tercer viaje desembarcaron las primeras mujeres con los ninos. En el pueblo la situacion habia mejorado un poco, pero las hidras continuaban apareciendo todos los dias. En viajes siguientes nos mandaron ganado bovino y lanar, a los que encerramos en un terreno vallado, sembrado de hierbas terrestres. Todas las noches los conduciamos dentro del fortin, pues merodeaban los tigrosauros, y antes de que perdieran la aficion a visitarnos hubo que matar a cinco o seis.
Conforme iba llegando la gente se construian nuevas cabanas. Cada familia disponia de dos habitaciones, durmiendo en comun los solteros, que por cierto disminuian notablemente. Puerto-Leon iba tomando el aspecto de una poblacion al estilo del Oeste americano, sin los «saloons» y los revolveres. La moral habia aumentado: todos estaban contentos de haberse librado de la amenaza de las hidras. La via ferrea se iba prolongando. Alcanzo el kilometro 20, despues el 30 y el 40. En la extremidad del tendido, un pequeno pueblo interino se iba desplegando. Y llego al valle, donde debia edificarse nuestra capital. En el pueblo «terrestre» no quedaban mas que cincuenta hombres, encargados de desmontar la fabrica, bajo la direccion de los ingenieros. Mi tio y Menard estaban decididos a permanecer hasta el ultimo barco: por el momento no habia forma de desmontar el Observatorio. Quedaria cerrado con el mayor cuidado, en espera de que nuestros medios fueran mas potentes. De todas maneras, debian seguirnos una lente de 50 cm. y un telescopio de 1 m. 80 cm. Transportar el gran reflector de 5,50 metros estaba por encima de nuestras fuerzas.
Guardo un recuerdo delicioso de este primer establecimiento. Nuestras casas, mitad obra mitad duraluminio, se desparramaban en desorden por las laderas del valle. Abundaban los animales, pero no habia alli ni tigrosauros ni Goliats. Las formas que veiamos todos los dias eran herbivoras o pequenas fieras, analogas a nuestras zorras o nuestros gatos. Entre parentesis, los gatos terrestres se multiplicaron, y nos fueron muy utiles, destruyendo a los pequenos roedores que amenazaban nuestras cosechas.
Un acantilado calcareo nos suministro cemento. En primer lugar, construimos la fabrica metalurgica, a trescientos metros de la mina de hulla. A medida que iban llegando las maquinas fueron colocadas en su lugar.
En la epoca en que la fabrica comenzo a funcionar, me case con Martina. Fue una ceremonia muy sencilla. No tuvimos el honor de ser la primera pareja que se casara en Telus, Beltaire e Ida lo habian hecho en Cobalt dos meses antes que nosotros. Pero como se trataba, segun la expresion de Vzlik, de «un matrimonio de jefes», los Sswis mandaron una delegacion cargada de regalos. Como Vzlik les habia explicado que yo apreciaba las piedras de una manera especial, me trajeron todo un monton, y entre ellas unos cristales variados y muy bellos y excelente mineral de cobre. Este ultimo me intereso particularmente, por lo que pregunte el lugar en que habia sido encontrado. Provenia de las colinas situadas al Sudeste del Monte Tenebroso, donde abundaba.
Hacia tiempo que deseaba visitar la tribu de Vzlik, por lo que aproveche Ja ocasion y partimos en «viaje de bodas» en el camion blindado. Volvi a pasar por el puente que habiamos tendido sobre el Vecera, y que los Sswis habian respetado y utilizaban. Por la noche llegamos a las cavernas. Se abrian sobre un alto acantilado, orientado hacia el Oeste, sobre el pico de una pendiente abrupta. Abajo corria un pequeno riachuelo. Los Sswis, avisados por Vzlik, nos aguardaban. Fuimos conducidos a la presencia del jefe, un Sswis muy viejo, cuya piel descolorida era de un gris verdoso. Estaba recostado sobre una gruesa litera de hierbas secas, en una gruta cuyas paredes estaban cubiertas de notables pinturas, que representaban Goliats o tigrosauros atravesados por flechas. Parecian haber sido utilizadas para ritos magicos. Tuvimos la satisfaccion de vernos representados con el camion, en forma bastante parecida; pero en este caso las flechas rituales habian sido cuidadosamente borradas. Quede sorprendido por la limpieza de estas residencias trogloditicas. Las aberturas estaban casi enteramente cerradas por pieles tendidas sobre marcos de madera. Lamparas de aceite, un aceite vegetal, iluminaban las grutas.
— Su civilizacion es notablemente humana — dijo Martina.
— Si. Tengo la impresion de que entre sus formas de vida y las de nuestros antepasados paleoliticos no debe existir otra diferencia que la de su limpieza.
El viejo Sliouk — tal era el nombre del jefe— se levanto al vernos. Nos dio la bienvenida, por medio de Vzlik. Detras suyo, contra la pared rocosa, estaban sus armas: un gran arco, flechas, venablos. Salvo un gran collar de piedras relucientes, iba completamente desnudo. Yo le entregue un cuchillo, unas puntas de flecha de acero y un espejo. Quedo fascinado por este ultimo, y durante la comida que siguio —entonces ya sabiamos que podiamos comer la carne teluriana— no ceso de manipularlo. Su hija estaba presente. Los Sswis son muy corteses con sus mujeres, y para un pueblo primitivo las tratan muy bien. Son mas pequenas que los machos, regordetas y de piel mas clara. Tuve la impresion de que Vzlik y Ssonai se entendian muy bien, lo cual me alegro, pues si Vzlik, a la muerto de su suegro, llegaba a ser jefe de la tribu, nuestra posicion resultaria reforzada.
Permanecimos ocho dias con ellos. Tuve largas conversaciones con Vzlik, y le pregunte muchas cosas que hasta aquel momento ignoraba. Pude asi hacerme una idea de su organizacion social. Los Sswis son monoganos, contrariamente a sus enemigos, los Sswis negros o Slwips. La tribu comprendia cuatro clanes, cada uno de ellos gobernado por un jefe secundario, que no se unian estrechamente mas que en tiempos de guerra o caza. La tribu cuenta con ocho mil individuos, comprendidas las «mujeres» y los ninos. En un grado mas elevado, once de estas tribus estaban confederadas, pero su solidaridad estaba en funcion de una amenaza grave. Ademas de la caza, los Sswis tienen como recursos alimenticios un cereal que «cultivan», si es que puede emplearse esta palabra para designar un trabajo consistente en sembrar y cosechar dos veces por ano. Conocen el arte de ahumar la carne, con lo cual pueden hacer provisiones.
Los Sswis estan rodeados, excepto por el Norte, por sus enemigos negros. Otras de estas tribus viven mas lejos hacia el Sur, donde la leyenda situa su origen.
Son oviparos. Las hembras ponen dos huevos por ano, del tamano de un huevo de avestruz terrestre. Los hijos aparecen despues de treinta dias de incubacion y son capaces de alimentarse inmediatamente. Los lazos familiares son muy relativos a partir del segundo grado de parentesco. Los Sswis viven bastante tiempo, entre 90 y 110 anos terrestres, cuando no mueren en combate, lo cual no es frecuente. Generalmente son de una bravura extraordinaria y muy agresivos. Respetuosos de las alianzas, matan al enemigo por este solo hecho. El robo dentro de la tribu es desconocido. ?Fuera, es otro asunto! Casi todos poseen una inteligencia semejante a la de los hombres y estan bien dotados para el progreso.
Me doy cuenta de que estoy divagando al hablaros de cosas que todos conoceis. Ya que hoy muchos de ellos se han mezclado en nuestra vida, ?hasta el extremo de trabajar como obreros o matematicos!
A la vuelta, en lugar de regresar directamente, pasamos por Puerto-Leon. El Conquistador acababa de llegar de su ultimo viaje, cargado de tejas, ladrillos, y con el telescopio de 1,80 m. Nos traia tambien a mi tio y a Menard.
II — EL AVION
Paso mas de un ano, segun la medida terrestre. Desde nuestra llegada a Telus habian ya transcurrido cuatro de nuestros antiguos anos. Segun los calculos de Menard, esto correspondia a tres anos telurianos. Cobalt-City tomaba forma. Era ya una animada poblacion de mas de 2.000 habitantes, con su central electrica, su fundicion, su fabrica metalurgica, rodeada de campos de labranza, donde crecian el trigo y el Skin, el cereal Sswis. Poseia un pequeno hospital, donde Massacre formaba a sus alumnos, una escuela e incluso un embrion de Universidad, en la que yo, por mi parte, ensenaba cinco horas semanales. El ganado pacia por las vecinas colinas, en las que la vegetacion terrestre aumentaba de dia en dia entre las hierbas telurianas. Las minas de carbon, de hierro y otros metales eran explotadas de acuerdo con nuestras necesidades. Una via ferrea nos comunicaba con el caserio de Alumina, a 55 kilometros al Norte, donde cuarenta hombres formaban el personal de la mina de tauxita. Puerto-Leon agrupaba a 600 habitantes. Animado por mis proyectos de exploracion, mande instalar un astillero naval, que estaba terminando un navio mas rapido que el Conquistador. El primer esfuerzo de los ingenieros habia sido para fabricar utilaje con el material de base que poseiamos.