Mas ?ay! que de los angeles parecian decirme las miradas — El umbral de esta puerta solo Dios lo traspasa.

LXXV

?Sera verdad que cuando toca el sueno con sus dedos de rosa nuestros ojos, de la carcel que habita huye el espiritu en vuelo presuroso? ?Sera verdad que, huesped de las nieblas, de la brisa nocturna al tenue soplo, alado sube a la region vacia a encontrarse con otros? ?Y alli desnudo de la humana forma, alli los lazos terrenales rotos, breves horas habita de la idea el mundo silencioso? ?Y rie y llora y aborrece y ama y guarda un rastro del dolor y el gozo, semejante al que deja cuando cruza el cielo un meteoro? Yo no se si ese mundo de visiones vive fuera o va dentro de nosotros: pero se que conozco a muchas gentes a quienes no conozco.

LXXVI

En la imponente nave del templo bizantino, vi la gotica tumba a la indecisa luz que temblaba en los pintados vidrios. Las manos sobre el pecho, y en las manos un libro, una mujer hermosa reposaba sobre la urna del cincel prodigio. Del cuerpo abandonado al dulce peso hundido, cual si de blanda pluma y raso fuera se plegaba su lecho de granito. De la sonrisa ultima el resplandor divino guardaba el rostro, como el cielo guarda del sol que muere el rayo fugitivo. Del cabezal de piedra sentados en el filo, dos angeles, el dedo sobre el labio, imponian silencio en el recinto. No parecia muerta; de los arcos macizos parecia dormir en la penumbra y que en suenos veia el paraiso. Me acerque de la nave al angulo sombrio, con el callado paso que se llega junto a la cuna donde duerme un nino. La contemple un momento y aquel resplandor tibio, aquel lecho de piedra que ofrecia proximo al muro otro lugar vacio, en el alma avivaron la sed de lo infinito, el ansia de esa vida de la muerte para la que un instante son los siglos… Cansado del combate en que luchando vivo, alguna vez me acuerdo con envidia de aquel rincon oscuro y escondido. De aquella muda y palida mujer me acuerdo y digo: ?Oh, que amor tan callado, el de la muerte! ?Que sueno el del sepulcro, tan tranquilo!

LXXVII

Es un sueno la vida, pero un sueno febril que dura un punto; Cuando de el se despierta, se ve que todo es vanidad y humo…
Вы читаете Rimas
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату
×