Weigley se rio. Era un muchacho alegre, libre del sindrome del desastre, y hablaba con familiaridad de toda la tecnologia. Su rostro lampino le hacia parecer mas joven de lo que era; casi todos los hombres de la fortaleza llevaban barba.

—No, es la sala de extension de cables. Pero es el unico sitio disponible para que pueda usted dormir. Ah... —Sonrio con malicia—. No se le ocurra tocar ningun boton.

—No se preocupe.

Tim miro los extintores de incendio, las luces parpadeantes y los gruesos cables, todo exactamente en su sitio, envuelto en una luz indirecta. Podia oir el rumor apagado de la energia.

—Deje su mochila ahi —le dijo Adolf—. Otras personas dormiran tambien en esta sala. Procure no quedarse en el medio, pues los operadores de turno tienen que trabajar aqui. A veces han de hacerlo con rapidez. —Su sonrisa se desvanecio—. Y algunas de estas lineas tienen un voltaje muy alto. Permanezca apartado.

—Desde luego. Digame, Adolf, ?cual es su trabajo aqui?

Weigley parecia demasiado joven para ser un ingeniero, pero era corpulento como un obrero de la construccion.

—Soy aprendiz del sistema energetico —dijo Weigley—, lo cual significa que lo hago todo. ?Ya ha dejado sus cosas? Vamos. Me han dicho que le ensene la instalacion y le ayude a instalar la radio.

—Bien... ?Asi que lo hace todo?

Weigley se encogio de hombros.

—Cuando estoy de servicio me siento en la sala de control y tomo cafe y juego a cartas hasta que el operador de turno decide lo que hay que hacer. Entonces lo hago. Puede ser cualquier cosa. La lectura de los instrumentos, apagar un incendio, conectar un enchufe. Girar una valvula. Reparar una rotura en un cable. Cualquier cosa.

—Asi que es usted una especie de robot de los ingenieros.

—?Ingenieros?

—Los operadores de servicio.

—No son ingenieros. Todos empezaron como yo. Un dia sere operador, si esto sigue funcionando. Mire, Hobie Latham empezo andando con raquetas de nieve en la Sierra, midiendo el espesor de la nieve para averiguar el aflujo de aguas que podriamos esperar en primavera, y ahora es el director de operaciones.

Salieron a la explanada llena de barro, rodeada de altos riberos de tierra en los que trabajaban los hombres, vertiendo cemento para reforzar la ataguia de seguridad de la central. Otros hombres hacian cosas incomprensibles con elevadores de cargas. La explanada bullia de una actividad al parecer caotica, pero todo el mundo parecia saber que estaba haciendo.

Tim sintio una sensacion de vulnerabilidad al pensar que se encontraba en los terrenos de la central y que el agua del exterior estaba a diez metros por encima de ellos. El Proyecto Nuclear San Joaquin era una isla hundida, rodeada por reparos de tierra levantados con bulldozers. Unas bombas se encargaban de la filtracion a traves de los muros de tierra. Una brecha en los reparos de tierra, o un dia sin energia para las bombas, bastaria para que la central se inundara.

Los holandeses habian vivido siempre con aquellos conocimientos, y lo que habian temido llego a ocurrir. No era concebible que Holanda hubiera sobrevivido a los maremotos que siguieron a la caida del cometa.

—Creo que el mejor lugar para instalar la radio es una de las torres de enfriamiento —dijo Adolf—, pero estan separadas de la planta. Subio por una escalera de madera hasta el borde del ribazo y senalo con la mano.

A unos treinta metros de distancia emergian las torres de enfriamiento en medio del agua. Eran cuatro, rodeadas por un ribazo mas pequeno que habia sufrido fuertes filtraciones. Las bases de las torres estaban parcialmente inundadas. De cada una de ellas surgia un espeso humo blanco que iba ascendiendo hacia el cielo, hasta desvanecerse.

—No van a tener problema para encontrar este lugar —dijo Tim.

—No.

—Vaya, creia que las centrales nucleares no contaminaban.

Adolf Weigley se rio.

—Eso no es contaminacion. Es solo vapor de agua. ?Como iba a ser humo? Aqui no quemamos nada. — Senalo un estrecho puente de tablones que unia el ribazo con la torre mas proxima—. Ese es el unico camino, a menos que vayamos en bote. Pero sigo creyendo que es el mejor sitio para la radio.

—Yo tambien, pero no podemos transportar la antena por ese puente tan estrecho.

—Claro que podemos. ?Esta preparado? Vamos a buscar las cosas.

Tim subio con precaucion la escalera empinada que zigzagueaba alrededor de la gran torre. Una vez mas le impresiono la organizacion de la central nuclear. Weigley habia ido a la explanada y regreso con hombres para transportar la radio, las baterias de automovil y la antena, y fueron capaces de llevar todo aquel material a traves del estrecho puente de madera en un solo viaje y volver a su trabajo. Sin preguntas, discusiones ni protestas. Tal vez la caida del cometa habia cambiado algo mas que las costumbres matrimoniales. Tim recordo haber leido en la prensa que el Proyecto Nuclear San Joaquin habia estado plagado de huelgas y discusiones sobre que sindicato representaria a los trabajadores, el precio de las horas extras, las condiciones de vida... Los problemas laborales habian retrasado la puesta en funcionamiento casi tanto como los ecologistas, los cuales habian puesto todo su empeno en impedir que nunca llegara a hacerlo.

Llego a lo alto de la torre, que tenia quince metros de altura y cuya parte superior se encontraba a unos diez sobre el nivel del agua. La base de la torre estaba rodeada por una presa que dejaba entrar el agua, y las bombas funcionaban para mantener expeditas las aberturas de admision. Habia un fuerte viento en el fondo de la torre. Esta era grande, con mas de sesenta metros de diametro. La plataforma sobre la que estaba Tim era una gran placa metalica horadada por innumerables agujeros. Las bombas aspiraban el agua y la vertian en la plataforma, donde permanecia estancada con una profundidad de algunos centimetros e iba goteando al interior de la torre. Una docena de columnas cilindricas mas pequenas se elevaban a seis metros por encima de la plataforma, y de cada una de ellas salia vapor. La plataforma vibraba con el zumbido de las bombas.

—Este es un buen lugar para la radio —dijo Tim. Miro dubitativamente el mar de San Joaquin y anadio—: Pero es un poco expuesto.

Weigley se encogio de hombros.

—Podemos colocar algunos sacos de arena, construir un refugio. Tambien podemos instalar una linea telefonica desde aqui hasta la planta. Usted ha de decidir si quiere la radio aqui.

Tardaron una hora en instalar la antena direccional y afianzarla en una de las pequenas columnas. Tim conecto la radio a las baterias. Cuidadosamente hicieron girar la antena direccional para que senalara veinte grados magneticos, y Tim consulto su reloj.

—No estaran a la escucha hasta dentro de un cuarto de hora. Tomemos un descanso. Cuenteme como van las cosas aqui. Ha sido una verdadera sorpresa descubrir que estaban aqui, que la central funciona.

Weigley se apoyo en la barandilla.

—A veces me sorprende a mi tambien —confeso.

—?Estaban aqui cuando...?

—Si. Naturalmente, ninguno de nosotros creia que el cometa iba a chocar. Para el senor Price fue un dia de trabajo como otro cualquiera. El absentismo laboral le puso furioso. Mucha gente no se presento a trabajar. A mi y a otros nos envio al valle, para que llenasemos los depositos de los camiones. Cargamos diesel, gasolina, todo lo que pudimos. En el desviadero del ferrocarril encontramos un vagon lleno de harina y judias, y el senor Price nos hizo cargar con todo. Fue una suerte que lo hiciera. No habia mucha variedad, pero no pasamos hambre. ?De que se rie?

—A los pescadores les ocurre lo mismo con la comida.

—?Y quien no siente asi? ?Puede usted creer que nunca volvera a comer un platano? A proposito, nos iria bien un poco de zumo de naranja. Estamos preocupados por el escorbuto.

—El naranjo se ha extinguido en California. A veces encontramos algun sobre de naranjada en polvo en un mercado inundado. —Cuanto mas miraba Tim el muro de tierra entre el y el mar de San Joaquin, mas grande le parecia—. Adolf, ?como habeis podido levantar eso mientras el valle se inundaba?

—Nosotros no hubieramos podido. Es una historia absurda. La idea inicial era emplazar la central mas alla, cerca de Wasco. El senor Price la queria aqui, en la colina, porque las condiciones son mas favorables para las

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