Dan Forrester parecia cansado. Estaba sentado en la silla de ruedas que el alcalde Seltz habia traido del centro de convalecencia del valle, y trataba de vencer al sueno. Estaba bien abrigado, con una manta, un anorak con capucha, una camisa de franela y dos sueters, uno de los cuales era tres tallas mas grande que la suya. Una bala del calibre veintidos no le hubiera llegado a la piel.

El corral carecia de calefaccion. Fuera, el viento soplaba a cuarenta kilometros por hora, y algunas rafagas doblaban esa velocidad. Llevaba en su seno nieve y cellisca. La oscilante linterna de gasolina iluminaba un espacio circular, dejando sombras de negrura lunar en los rincones del corral.

Tres hombres y dos mujeres se turnaban para hacer girar el mezclador de cemento, mientras otros iban cargando en el el polvo con palas. Dos paladas de polvo rojo, una de polvo de aluminio, mientras el mezclador de cemento giraba. Cuando los polvos estaban bien mezclados, otros hombres los recogian y los introducian en latas y tarros, cerrandolos hermeticamente con yeso blanco fundido.

Maureen Jellison entro quitandose la nieve del pelo. Se quedo un momento mirando desde la puerta, y luego se aproximo a la silla de ruedas de Forrester. Este no la vio, y ella le toco el hombro.

—Dan. Doctor Forrester.

—?Si?

—?Necesita algo? ?Quiere cafe o te?

El penso lentamente en el ofrecimiento.

—No. No tomo cafe ni te. ?Puede darme algo azucarado? Una coca-cola. O simplemente agua azucarada. Agua azucarada caliente.

—?Esta seguro?

—Si, por favor. —Penso que lo que necesitaba era insulina fresca. Alli nadie sabia prepararla. Si dispusiera de tiempo para ello, el mismo lo haria, pero primero... —Lo primero que debemos hacer es devolver a la fortaleza los beneficios de la civilizacion.

—?Que?

—Debi saber que me meteria en una guerra —le dijo a Maureen—. Buscaba a los ricos. Los desposeidos estarian en algun lugar a su alrededor.

—Le traere te —dijo Maureen. Se dirigio a los hombres que hacian girar el mezclador de cemento—. Harvey, papa quiere que vayas a la casa.

—De acuerdo. Brad, quedate con el doctor Forrester, y asegurate...

—Ya se —dijo Brad Wagoner—. Creo que deberia dormir un poco.

—No puedo. —Forrester les habia oido aunque estaba bastante alejado de ellos. Empezo a levantarse—. Ahora tengo que ir al otro corral.

—Diablos, quedese en la silla —grito Wagoner—. Yo le empujare.

Harvey siguio a Maureen fuera del corral. Se subio el cuello de la chaqueta para protegerse del viento, y caminaron un rato en silencio. Finalmente, el apreto el paso y se puso al lado de Maureen.

—Supongo que no hay nada de que hablar —le dijo.

Ella meneo la cabeza.

—?De veras estas enamorada de el?

Ella se volvio y le miro con una expresion extrana.

—No lo se. Creo que papa quiere que lo este. ?No te parece irritante? ?Todo por la politica! Lo que papa quiere es la categoria de Johnny. Me parece que cree en Colorado Springs.

—Bueno, desde luego seria conveniente.

—?Asi lo crees, Harv? Mira, Johnny y yo nos acostabamos antes de que tu me conocieras, y no porque me lo ordenaran.

—?Ah, si? —Harvey sonrio de repente y ella no supo por que, pero no iba a mencionarle la arenga de Christopher—. ?Tengo una posibilidad?

—No me lo preguntes ahora. Espera a que regrese Johnny, hasta que todo esto haya terminado.

?Pero cuando terminaria? Harvey rechazo aquel pensamiento, pues seria muy facil caer en la desesperacion. Primero la caida del cometa y la muerte de Loretta. La huida de pesadilla, acurrucado en el vehiculo, con el peso muerto de su yo herido. La lucha para estar en condiciones de enfrentarse al invierno. Los glaciares ya habian pasado por alli una vez. Cada pedrusco de aquel valle era un recordatorio. Sentia el impulso de clamar a los cielos: ?No era suficiente? ?No bastaba ya, sin necesidad de canibales, gases toxicos y bombas de termita?

—No has dicho que no —dijo a Maureen—. Lo tendre en cuenta.

Ella no respondio, lo cual tambien era alentador.

—Se como debes sentirte.

—?De veras? —le pregunto ella en tono amargo—. Soy el premio de un concurso. Siempre lo tome a broma. La pobre muchacha rica... Pero ya nada es divertido.

Llegaron a la casa y entraron en ella. El senador Jellison y Al Hardy habian extendido mapas sobre el suelo de la sala de estar. Eileen Hamner sostenia mas papeles, las eternas listas de Hardy.

—Pareces helado —dijo Jellison—. Hay algo caliente en el termo. Yo no lo llamaria te.

—Gracias.

Harvey se sirvio una taza. El brebaje olia a cerveza de raices y hierba, y sabia de un modo muy parecido, pero estaba caliente y le reconforto.

—?Hay progresos? —pregunto Hardy.

—Hasta cierto punto. Vamos produciendo bombas de termita, pero hay que fabricar las espoletas. En el corral de Hal estan preparando una cosa tremenda que segun Forrester sera gas mostaza, pero no esta seguro de cuanto tiempo lleva completar la reaccion. Lo prepara lentamente para no correr riesgos.

—Puede que lo necesitemos mas rapidamente de lo que creemos —dijo Jellison.

Harvey alzo la vista.

—?Que ocurre?

—Hace una hora hemos recibido un mensaje por radio de la gente de Deke —dijo Jellison—. No pudimos descifrarlo. Alice recibio otro mensaje en lo alto del monte Turtle.

—?Alice? —pregunto Harvey incredulo—. ?El monte Turtle?

—Esta en el campo visual tanto de Deke como nuestro —explico Al Hardy—. Y ultimamente las comunicaciones son mejores. Es un lugar ideal.

—Pero Alice es una nina de doce anos.

Harvey le dirigio una mirada de extraneza.

—?Conoce a alguien que tenga mas posibilidades de subir con un caballo a esa montana, por la noche y con nieve?

Harvey empezo a decir que, naturalmente, debia haber alguien mas apropiado, pero lo penso mejor y no dijo nada. Era cierto que Alice y su caballo podian hacer cosas inverosimiles. Pero no parecia correcto enviar a una ninita en medio de la nieve y la oscuridad. ?Acaso la civilizacion no consistia en eso, en proteger a Alice Cox?

—Entretanto —prosiguio Harvey—. Hemos llamado algunos refuerzos, por si acaso. Estan cargando su furgon.

—Pero... ?que cree que decia Deke? —pregunto Harvey.

—No es facil saberlo. —Jellison parecia cansado, tanto como Forrester, y tenia su mismo color grisaceo. El tono de su voz era sombrio—. ?Sabia que la Nueva Hermandad trato de atacar la central nuclear esta tarde?

—No.

Harvey se sintio aliviado. La central nuclear estaba a mas de ochenta kilometros de distancia. Habian atacado a Baker. Al alivio siguio un sentimiento de culpabilidad, pero lo reprimio porque la culpabilidad era lo ultimo que necesitaba ahora.

—?Que sucede?

—Fueron en botes —dijo Al Hardy—. Exigieron la rendicion, y cuando el alcalde Allen les dijo que se fueran al infierno...

—?Que? ?Espere! ?El alcalde Allen?

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