mira telescopica—. He practicado un poco la caza del zorro, y puedo conducir, ya lo sabes.

Harvey miro el resto del grupo y trato de ocultar su decepcion. Solo conocia a algunos de ellos. Tommy Tallifsen, de diecisiete anos, seria su segundo. No podia imaginar cual seria la graduacion de Marie.

—Tommy, tu conduciras la camioneta.

—De acuerdo, senor Randall. Barbara Ann vendra conmigo, si no le importa.

Senalo a una muchacha que no tendria mas de quince anos.

—De acuerdo —dijo Harvey—. Bien, todos listos para partir. —Regreso al porche—. Por Dios, Al, son todos unos crios.

Hardy le miro entre decepcionado y disgustado. No le gustaba que pusieran reparos a sus decisiones.

—Es lo que tenemos. Mira, son muchachos granjeros. Saben disparar, y la mayoria de ellos han manejado dinamita antes. Ademas, conocen estas colinas muy bien. No los subestimes.

Harvey meneo la cabeza.

—Piensa que moririan si la Nueva Hermandad nos invadiera. Y Marie, tu, yo. ?Diablos, no vas a luchar!

—No, con solo cuatro escopetas seria imposible.

—No podemos prescindir de mas armas. Y esos muchachos son los unicos disponibles. Anda, ve a trabajar. Estas perdiendo el tiempo.

Harvey hizo un gesto con la cabeza y dio media vuelta. Tal vez los jovenes campesinos eran diferentes. Seria agradable creer... porque habia visto demasiados chicos de ciudad, mayores que aquellos, en Vietnam, chicos que acababan de salir del campamento de instruccion, que no sabian luchar y estaban aterrados constantemente. Harvey habia hecho un reportaje sobre ellos, pero el Ejercito nunca habia permitido su difusion.

Se dijo que no iban a luchar. Tal vez todo saldria bien.

Se detuvieron en el pueblo y cargaron material en el camion y en la baca del furgon. Dinamita, sierras de cadena, gasolina, picos y palas y un bidon de aceite para los motores. Cuando todo estuvo cargado, Harvey cedio el volante a Mane. El se acomodo en el asiento trasero, y dejo que uno de los muchachos se sentara delante con el mapa. Avanzaron por la carretera, alejandose del valle.

Harvey intento hacer hablar a los muchachos, para conocerles, pero ellos no se mostraron muy cooperadores. Respondian cortesmente a las preguntas, pero permanecian ensimismados en sus pensamientos. Al cabo de algun tiempo, Harvey se reclino en su asiento y procuro descansar. Pero aquello le recordo penosamente la ultima vez que habia viajado con Mane en el furgon, y se irguio en el asiento.

Estaban abandonando el valle, y Harvey se sentia como desnudo, vulnerable. Habia sufrido mucho, con Mark, Joanna y Marie, para llegar hasta alli. Se pregunto que pensarian los muchachos. Y la chica, Marylou, cuyo apellido no podia recordar. Su padre era el farmaceutico del pueblo, pero ella nunca se habia interesado por el negocio. De momento solo parecia interesada por el muchacho a cuyo lado se sentaba. Harvey recordo que se llamaba Bill. Bill y Marylou habian conseguido una especie de beca para la universidad de Santa Cruz. A los demas les parecia extravagante que quisieran irse a estudiar tan lejos.

Marie condujo por los cerros en cuyo extremo finalizaba el valle. Harvey nunca habia estado alli. En lo alto de los cerros se veian luces en movimiento. Eran los hombres del jefe de policia Hartman, que estaban cavando trincheras y todavia trabajaban a media noche a pesar del viento helado. Al pie del cerro, en la barricada de la carretera habia un solo guardian acurrucado en el pequeno refugio.

En cuanto salieron del valle Harvey sintio que penetraban en el caos universal dejado por el cometa. Daba miedo seguir adelante. Harvey permanecio silencioso, conteniendo sus deseos de gritarle a Marie que diera media vuelta y regresaran a la seguridad. Se pregunto si los demas sentian lo mismo. Era mejor no hacer preguntas, que todos creyeran que nadie mas estaba asustado, y asi nadie huiria. El silencio no era natural.

La carretera estaba interrumpida en algunos tramos, pero los vehiculos habian abierto caminos alrededor de la calzada rota. Harvey observaba lugares donde la carretera podria estar facilmente bloqueada, y los senalaba a los demas ocupantes del vehiculo. No podia ver mucho a traves de la cellisca intermitente y la intensa oscuridad exterior. El mapa mostraba que estaban en otro valle, con una serie de cerros hacia el sur mucho mas bajos que los que rodeaban la fortaleza.

Aquel seria el campo de batalla. Por abajo pasaba un afluente del rio Tule, la principal linea defensiva de la fortaleza. Mas alla se extendia un territorio que Hardy no podria defender. Dentro de pocos dias, quiza solo dentro de unas horas, el valle por el que avanzaban sera escenario de matanzas, un lugar de combate.

Harvey trato de imaginarselo. Un ruido incesante, el tartamudeo de las ametralladoras, los estampidos de los rifles, las bombas de dinamita y los morteros. Y por encima de todo los gritos de los heridos y moribundos. Alli no habria helicopteros ni hospitales de campana. En Vietnam a menudo los heridos eran trasladados a los hospitales con mayor rapidez que a los heridos en un accidente de trafico en la vida civil. Aqui tendrian que correr sus riesgos.

Pero el no. ?Quien dijo que «un ejercito racional echaria a correr»? Pero correr, ?hacia donde?

A la Sierra. Podria ir en busca de Gordie y Andy. Volver con su hijo. Un hombre se debe ante todo a sus hijos... «?Basta!, se dijo. Actua como un hombre.»

?Acaso actuar como un hombre significa permanecer sentado tranquilamente mientras le llevan a uno al matadero?

Si, algunas veces. Esta vez. Se propuso pensar en otras cosas. En Maureen. ?Tenia una posibilidad? Tampoco esa clase de pensamientos era satisfactoria. Se pregunto por que le interesaba tanto Maureen. Apenas la conocia. Habian pasado una tarde juntos, y parecia que eso habia sido mucho tiempo antes, e hicieron el amor. Y despues lo repitieron tres veces mas, furtivamente. No era mucho para pensar en una vida en comun. ?Le interesaba porque era una promesa de seguridad, poder e influencia? No lo creia, estaba seguro de que habia algo mas, pero objetivamente no podia encontrar motivos. ?La fidelidad? Fidelidad a la mujer con la que habia tenido una relacion adultera; en cierto modo, una especie de fidelidad a Loretta. Aquello no le llevaba a ninguna parte.

Algunas luces eran visibles en la oscuridad; granjas diseminadas por el campo de batalla, lugares aun no abandonados. A Harvey no le concernian. Se suponia que sus ocupantes ya sabian lo que ocurria. Siguieron avanzando en silencio hasta llegar a la confluencia meridional del rio Tule. Cruzaron el rio. Ya no habia posibilidad de retorno. Estaban mas alla de las defensas de la fortaleza, mas alla de toda ayuda. Harvey noto la tension entre los ocupantes del vehiculo, y sintio que aquello le consolaba de una manera extrana. Todos tenian miedo, pero nadie lo decia.

Giraron al sur y pasaron entre unos cerros que se abrian a otro valle. La tierra parecia mas nivelada y lisa a ambos lados de la carretera. Harvey se detuvo y coloco minas de fabricacion casera: botes con clavos y vidrios rotos envueltos en dinamita y percutores; cartuchos de escopeta apuntados hacia arriba y escondidos en una tabla de madera agujereada.

Marie le observo perpleja.

—?Como haras para que no pasen por aqui? —le pregunto.

—Para eso esta el aceite de motor. —Bajaron el pesado barril y lo dejaron a un lado de la carretera—. Una vez hayamos pasado, agujerearemos el barril a tiros. Cuando el aceite cubra la carretera nadie podra andar por ella, ni pasar en coche.

Siguieron avanzando por colinas y valles, a traves de un paisaje ondulado. A quince kilometros de la fortaleza pasaron junto al primer camion de Deke Wilson. Iba lleno de mujeres, ninos y hombres heridos, enseres domesticos y viveres. Encima y a los lados de la caja del camion habia cestos atados y cargados de cosas, ollas y sartenes, muebles inutiles, alimentos y fertilizantes, y preciosas municiones.

La caja estaba cubierta por un toldo, bajo el que se acurrucaba mas gente junto con mas cosas, sabanas, mantas, una jaula sin pajaro. Pateticas posesiones, pero todo lo que tenia aquella gente.

Unos kilometros mas alla encontraron mas camiones, y luego dos coches. El conductor del ultimo no sabia si les seguia alguno mas. Cruzaron un amplio arroyo, y Harvey se detuvo y coloco dinamita, dejando las mechas senaladas con piedras, para que cualquiera de su grupo pudiera descubrirlas y volar el puente.

El cielo estaba tenido de un debil color rojo hacia el este, cuando llegaron a la cima de la ultima colina antes de llegar a los pequenos cerros ondulantes donde se encontraba la granja de Deke Wilson. Se acercaron cautelosamente, temiendo que la Nueva Hermandad hubiera llegado mas lejos que la gente de Deke e interceptado la carretera. Se detuvieron a escuchar. A lo lejos se oian estampidos dispersos.

—Bien —dijo Harvey—. Vamos a trabajar.

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