lado a otro del pais para ganar un premio en metalico—. Podemos ir a lugares que estan vedados a los coches. No gastamos apenas gasolina. Nos ayudamos unos a otros, con los punos si es necesario. Si tuvieramos gasolina escondida en alguna parte... Oye, ?que posibilidades hay de que se produzca el choque?

Mark hizo un gesto con la mano y casi derribo su taza.

—Casi ninguna, a menos que creas en los horoscopos. Sharps dice que podria alcanzarnos la cola. ?Seria digno de ver!

—Sharps es uno de los astronomos a los que han entrevistado. —Se levanto para llenar de nuevo las tazas.

—Si, y fue mas extrano que cualquiera de ellos. Lo veras por la television.

Una hora despues Lilith tenia que ir a trabajar. El sake disminuia rapidamente y Mark se sentia bien. Joanna, en su regazo, era ligera como una pluma, mientras el y Frank hablaban.

Mark habia vivido con Joanna durante casi dos anos. A veces le parecia muy extrano que hubiera llegado a una monogamia total. Aquella relacion habia cambiado su estilo de vida, y aquel cambio le gustaba. Cierto que no se atrevia a acostarse con ninguna otra, pero tampoco se enzarzaba en tantas peleas. Y seguia conociendo a gente interesante. Habia temido que eso terminara...

—Entonces tardarias mucho tiempo en volver a ponerte en forma —dijo Frank.

—?Eh? —Mark trato de recordar de que habian estado hablando. Ah, si, sus competiciones en el circuito de carreras, anos atras. Ahora las carreras por los senderos polvorientos eran un deporte al que Mark solo asistia como espectador. Todavia poseia los musculos, pero su vientre habia adquirido el volumen y la redondez del de un inveterado bebedor de cerveza. Se miro la panza—. Tienes razon. Bueno, estoy embarazado de Joanna.

—La verdad es que ha perdido el interes por estar en forma —dijo Joanna.

—Me estoy haciendo viejo para ocuparme de cosas frivolas. Deberia trabajar permanentemente para Randall. —Alzo a Joanna y la puso de pie. Si, sus musculos seguian funcionando. Luego fue a la cocina en busca del resto de sake—. ?Que haremos si choca el Martillo? —pregunto desde la cocina.

—No estar en el lugar donde vaya a producirse el choque —respondio Stoner—. No estar en la playa ni cerca de la costa. Lo mas probable es que caiga en el oceano. Dame una cerveza.

—Si.

—Oye, tienes un mapa de carreteras de California, ?verdad?

Mark estaba seguro de que lo tenia, y empezo a buscarlo.

—Creo que utilizaria la misma moto con la que fui a Mexico. La Honda grande de cuatro tiempos. No cuesta mucho conseguir recambios. —Frank comenzo a considerar mentalmente las posibilidades, tomandose su tiempo. Conocia a Joanna y Mark desde hacia largo tiempo. No era necesario que hablaran solo para evitar las pausas de silencio, aunque Mark tendia a hacerlo—. Hay que pensar en los alborotos y motines. La lluvia, las mareas y los terremotos arrasaran todos los servicios, incluida la policia. Creo que necesitare gasolina y piezas de recambio escondidas fuera de la ciudad, en algun lugar donde nadie pueda robarlas.

—?Y armas?

—Traje un recuerdo de Vietnam. Lo registraron como perdida.

—Yo tambien. —Mark dejo de buscar sobre el mapa—. Necesitaremos un sifon. Durante algun tiempo encontraremos coches abandonados.

—Yo siempre llevo un sifon.

—Oye, ?por que no nos reunimos mas o menos en el momento en que se supone que pasara el cometa?

Frank no respondio de inmediato. Joanna lo hizo por el.

—Aunque no suceda nada, contemplar el cometa seria un gran espectaculo. Tal vez Lilith tambien querria venir.

Frank Stoner siguio en silencio, pensativo. No hacia promesas a la ligera, y el cometa empezaba a ser algo real para el. Mark sabia pelear, pero no siempre era capaz de hacer lo que aseguraba que podia hacer, tendia a abandonar las cosas y, ademas, tenia aquel vientre prominente de bebedor de cerveza. Para Frank, aquel vientre era una muestra de dejadez personal. Sin embargo...

—Si. De acuerdo. Pero no nos reuniremos aqui. La noche anterior cogeremos los sacos de dormir y nos iremos al Mulholland.

Mark alzo su taza de sake.

—Estupendo. Haria falta un inmenso maremoto para alcanzar esa altura. Y si fuera necesario, podriamos viajar a campo traviesa.

Frank estaba preocupado por Joanna. No creia que Mark pudiera protegerla. Y Joanna, con su entrenamiento en artes marciales y el dominio de si misma que le proporcionaba su pertenencia al movimiento de liberacion femenina, probablemente pensaba que podia protegerse a si misma.

Eileen tardo casi medio minuto en darse cuenta de que el senor Corrigan estaba sentado al borde de su mesa, observandola. Permanecia erguida en su asiento, con los dedos inmoviles sobre el teclado de la maquina y la mirada, al parecer, perdida... Y entonces descubrio a Corrigan en primer plano.

—?Ah! —exclamo.

—Hola, soy yo —dijo Corrigan—. ?Le importa que hablemos de ello?

—No lo se, jefe.

—Hace cosa de un mes habria jurado que estaba enamorada. Tenia aquella mirada tierna, y a veces estaba muerta de cansancio pero sonriente. Pense que descenderia su eficiencia, pero no fue asi.

—Estaba enamorada —declaro ella, sonriente—. Se llama Tim Hamner y es riquisimo. Quiere casarse conmigo. Me lo dijo anoche.

—Vaya —dijo Corrigan, contrariado—. El punto esencial, desde luego, es saber si el negocio podra seguir sin usted.

—Naturalmente, eso es lo primero en lo que pense —dijo Eileen, pero con un dejo reflexivo que Corrigan no supo a ciencia cierta como tomar.

—Riesgos del oficio. ?Y usted le quiere?

—Oh... si. Pero... esta chalado. Ya he tomado una decision, aunque no me gusta.

Se puso a escribir a maquina con una ferocidad que hizo que Corrigan volviera a su despacho.

Llamo a Tim tres veces antes de encontrarle en casa.

—Tim, lo siento pero la respuesta es no —fueron sus primeras palabras.

Hubo una larga pausa.

—De acuerdo, pero ?puedes decirme por que?

—Lo intentare. Es... Todo lo que he estado haciendo pareceria estupido.

—No veo por que.

—Poco antes de que nos conocieramos me nombraron ayudante del director general en Suministros para instalaciones sanitarias Corrigan.

—Ya me lo dijiste. Escucha, si temes perder tu independencia, pondre digamos cien mil dolares en tu cuenta y seras tan independiente como cualquiera.

—Sabia que dirias algo asi, pero... esa no es la cuestion. Se trata de mi. Cambiaria mas de lo que deseo. He llegado a ser lo que soy por mis propios medios, y quiero seguir orgullosa del resultado.

—?Quieres conservar tu puesto de trabajo? —A Frank la idea le parecio algo absurda, pero de todos modos dijo—: De acuerdo.

Eileen se imagino llegando todas las mananas a la oficina en un lujoso automovil con chofer, y se echo a reir.

Colleen leia una novela. Tenia el cabello lleno de rulos. Habia encendido el tocadiscos y a veces seguia el ritmo de la musica golpeando con los dedos sobre la mesita al lado de la tumbona.

Fred se pregunto que estaria escuchando. Sabia lo que estaba leyendo. No podia ver el titulo, pero la ilustracion de la cubierta era una mujer con vestido largo y vaporoso en primer termino, y un castillo en el fondo, con una ventana iluminada. Todas las novelas romanticas eran iguales.

No le importaban los rulos. Le sentaban bien a Colleen.

La mitad del placer consistia en la espera. Pronto, muy pronto se conocerian.

A veces el sentimiento de culpabilidad era abrumador. Entonces Fred Lauren sentia la loca tentacion de destruir su telescopio, de destruirse a si mismo antes de que pudiera herir a Colleen. Pero aquello era realmente

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