—?Que...?

—Una inyeccion para que duerma. Relajese. Ya esta. Dormira varias horas. Durante ese tiempo le suministrare suero. Luego, cuando despierte, podemos probar otros farmacos. Buenas noches.

La doctora regreso al compartimiento principal del laboratorio del Martillo. Ahora habia espacio en el centro, pues el equipo habia sido colocado en lugares apropiados, y muchos de los paquetes habian sido lanzados al espacio.

—?Como esta? —pregunto John Baker. Pieter Jakov hizo la misma pregunta en ruso.

—Mal —dijo ella—. Creo que ha carecido de agua en su organismo al menos durante veinticuatro horas, tal vez mas. Tiene treinta y ocho grados y ocho decimas de temperatura. Esta muy deshidratado.

—?Que podemos hacer? —inquirio Baker.

—Creo que las medicinas que le he dado le ayudaran a conservar el liquido. Ha bebido casi un litro, sin mostrar sintomas negativos. ?Por que no nos lo dijo antes?

—Diablos, es el primer negro que ha ido al espacio, y no quiere ser el ultimo —dijo Baker.

—?Cree acaso que es el unico que se siente presionado para tener exito? —pregunto Leonilla—. Es el primer negro en el espacio, pero las diferencias fisiologicas entre razas son pequenas comparadas a las que hay entre sexos. Yo soy la segunda mujer en el espacio, y la primera fallo...

—Ya es hora de hacer mas observaciones —dijo Pieter Jakov—. Ayudame, Leonilla. ?O debes atender a tu paciente?

Aunque el equipo estaba adecuadamente distribuido, seguia habiendo muy poco espacio en el laboratorio del Martillo. Los astronautas se habian esforzado para conseguir alguna intimidad: Delanty en el Apolo y Leonilla Malik en el Soyuz. Baker y Jakov se turnaban en la observacion y, en los breves momentos que dedicaban al sueno, lo hacian en el laboratorio. Como tres tenian que hacer el trabajo de cuatro, no habia mucho tiempo para dormir.

Y el cometa Hamner-Brown se acercaba, con la cola por delante, directamente hacia ellos. El tenue gas que desprendia ya estaba envolviendo a la Tierra, la Luna y el laboratorio espacial. Los astronautas realizaban observaciones visuales a cada hora, y cada dia salian al exterior para recoger muestras de nada: envasaban el tenue vacio espacial para llevarlo a la Tierra, donde instrumentos muy sensibles podrian descubrir unas pocas moleculas de la cola de un cometa.

Al principio habia poco que ver. Solo en la direccion del cometa era evidente que la cola se extendia por el espacio para abarcar centenares de millares de kilometros. Pero mas tarde, a medida que se acercaba, podian verlo en cualquier direccion que mirasen.

Cuando no contemplaban el cometa podian hacer observaciones del Sol. Y si aun disponian de algun tiempo podian dedicarlo a otros varios experimentos, cristalograficos o de investigacion de gases. Su jornada era muy apretada.

Tenian la intimidad imprescindible. Por mutuo acuerdo, el ingenio espacial habia sido disenado de manera que los dispositivos que hacian las veces de lavabo estaban en la nave espacial y no en la capsula del laboratorio. Para Baker y Delanty el sistema era muy sencillo: un tubo que se colocaba en su organo viril, con un deposito para orinar. El contenido fluia.

En una ocasion, mientras Baker utilizaba el sistema, noto que Delanty le miraba.

—Tendrias que estar durmiendo, no mirando como meo.

—No estoy interesado en como lo haces, Johnny... ?como se las arreglara Leonilla para mear en el espacio?

—La verdad es que no lo se. Se lo preguntare, ?eh?

—Si, preguntaselo, porque yo, desde luego, no voy a hacerlo.

—Ni yo tampoco. —Johnny abrio una valvula y la orina fue proyectada al espacio. Las gotitas heladas formaron una nube alrededor de la nave, como una nueva constelacion de estrellas, y gradualmente se disiparon.

—?Por que diablos me has preocupado de nuevo con eso?

—?He de ser el unico que tenga problemas?

—?Como te encuentras?

—Bastante bien.

Dos dias despues Delanty estaba mucho mejor, pero Baker no tenia la respuesta.

Acababa de volver del exterior, donde habia tomado una muestra del vacio, y estaba a solas con Jakov.

—No puedo soportarlo —dijo Baker.

—?Como dice? —pregunto el ruso.

—Hay algo que no deja de preocuparme. ?Como mea Leonilla cuando vuela en caida libre?

—?Eso le preocupa?

—Desde luego. Y no es simple curiosidad. Una razon por la que nunca hemos enviado mujeres al espacio es que los chicos de diseno no han podido dar con un servicio higienico adecuado. Alguien sugirio un cateter, pero eso es doloroso. —Jakov no dijo nada—. ?Como lo hace ella?

—Eso es un secreto de Estado. Lo siento —dijo Pieter Jakov. Si estaba bromeando no lo mostraba—. Ya es hora de hacer una nueva serie de observaciones solares. Ayudeme con el telescopio, por favor.

—Claro.

Johnny penso que se lo preguntaria a Leonilla antes de que regresaran a tierra. Miro de reojo al ruso. A lo mejor, Jakov tampoco lo sabia.

—?Como estas? —pregunto Baker.

—Bien —respondio Delanty—. ?Lo sabe Houston?

—Yo no se lo he dicho, pero tal vez les ha informado Bakunyar. No creo que Jakov oculte algo a los suyos. Pero ?por que tienen que decirselo a Houston?

—Es lamentable —dijo Rick.

—Si, pero no te preocupes. Has probado todo lo que necesitabas probar. Estas aqui y hemos desplegado las alas. Si has podido hacer un trabajo asi estando enfermo, deberian llamarte titan. Manana estaras trabajando.

—Si. ?Has resuelto ese problema que te molestaba?

Baker se encogio de hombros.

—No. Se lo pregunte a Pieter y me dijo nada menos que es un «secreto de Estado».

—Bueno, tal vez podamos averiguarlo. Tenemos suficientes camaras...

—Si, eso quedaria muy bien en el informe. Dos oficiales de la Fuerza Aerea de Estados Unidos fisgando con camaras de television en el tocador de la senora. Bien, tengo que ir a observar. Despertare al camarada brigadier. Hasta luego.

Johnny Baker cruzo flotando la capsula Apolo y el laboratorio. Todo estaba tranquilo. Leonilla dormia en el Soyuz, y Delanty, atado, estaba tendido en el Apolo, y Jakov debia estar echando unas cabezadas antes de su turno de observacion.

Baker se deslizo hasta la litera del ruso. Jakov flotaba en el laberinto de telescopios, camaras, lentes y detectores de rayos X, ligeramente retenido por una malla de nylon. Estaba sonriente, con el rostro hacia la mampara. Cuando Johnny le dio alcance, la sonrisa desaparecio.

Era como si acabara de gastarle a alguien una broma y le hubieran descubierto en el acto de hacerlo.

«Secreto de Estado...», se dijo Johnny.

JUNIO: TRES

Entonces, los que esten en Judea huyan a las montanas.

Mateo, 24
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