—Si claro, eso explicaria que lo esten buscando alli.

—Por supuesto —dijo mi padre asintiendo con la cabeza—. ?Por que estas tarareando?

Yo me aclare la garganta y segui comiendome mis hamburguesas como si no lo hubiera oido.

—Se me ha ocurrido… —comenzo a decir, sin dejar de llevarse a la boca cucharadas de aquel revoltijo verde-marronaceo y de masticarlas durante mucho tiempo. Me quede esperando para ver si acababa de oir lo que iba a decirme. Dejo la cuchara en el aire, como apuntando hacia algun lugar en lo alto, y dijo—: ?que extension dirias que tiene el cable del telefono?

—?Flojo o estirado? —solte yo sin pensarmelo dos veces y dejando el vaso de cerveza en la mesa. El gruno y no dijo nada mas, dedicandose a su plato de comida, aparentemente apaciguado, aunque no satisfecho. Yo bebi un trago.

—?Hay algo especial que quieres que te encargue en el pueblo? —me pregunto finalmente mientras se enjuagaba la boca con zumo de naranja natural. Yo movi la cabeza de un lado a otro y bebi cerveza.

—No. Lo de siempre —conteste encogiendome de hombros.

—Pure de patatas en polvo y hamburguesas congeladas y azucar y pastel de frutas y especias picadas y copos de maiz y porqueria de esa, supongo. —Mi padre esbozo una maliciosa sonrisa, a pesar de que lo dijo sin ningun retintin.

Yo asenti con la cabeza.

—Si, con eso esta bien. Ya sabes lo que me gusta.

—No comes una dieta sana. Deberia ser mas estricto contigo.

Yo no dije nada, pero segui comiendo lentamente. Estaba seguro de que mi padre me estaba observando desde el otro extremo de la mesa, dando un gran trago de su zumo sin quitar la vista de mi cabeza, que estaba inclinada sobre mi plato.

Sacudio la cabeza y se levanto de la mesa llevandose su plato al fregadero para enjuagarlo.

—?Vas a salir hoy? —me pregunto mientras abria el grifo.

—No. Hoy me quedare. Salgo manana por la noche.

—Espero que no acabes borracho como una cuba otra vez. Una noche de estas te van a arrestar y entonces… ?que va a ser de nosotros? —Me echo una mirada—. ?Eh?

—Yo no voy por ahi emborrachandome como una cuba —le asegure—. Simplemente me tomo un trago o dos para ser mas sociable, y ya esta.

—Pues cuando vuelves a casa armas demasiado follon para ser alguien que solo quiere ser sociable, y lo sabes muy bien. —Me dirigio otra de sus miradas sombrias y volvio a sentarse.

Yo me encogi de hombros. Por supuesto que me emborracho. ?De que sirve beber si no te emborrachas? Pero voy con cuidado; no quiero meterme en lios.

—Bueno, pues haz el favor de tener cuidado. Siempre se cuanto has bebido por tus pedos. —Bufo, como imitando uno de ellos.

Mi padre tiene una teoria sobre la conexion entre la mente y la barriga que, segun el, es una conexion crucial y directa. Es otra de esas ideas suyas que trata de venderle a la gente; ya tiene un manuscrito sobre el tema («El arte del pedo») que tambien manda de vez en cuando a editores de Londres y que ellos, como es de esperar, le devuelven a vuelta de correo. En su tratado afirma, con variados argumentos, que a partir de los pedos puede deducir, no solo lo que la gente ha comido o bebido, sino de que clase de persona se trata, lo que deberia beber o comer, si se encuentra en estado de inestabilidad emocional o contrariada, si guarda secretos, si se esta riendo de ti a tus espaldas o si esta tratando de congraciarse contigo, e incluso lo que esta pensando en el preciso momento en que suelta el pedo (y todo ello basicamente por el sonido). Una estupidez de cabo a rabo.

—Humm —dije yo con el ultimo bocado, reclinandome en mi asiento y limpiandome la boca con el dorso de la mano, mas que nada para molestarlo. El continuo moviendo la cabeza de arriba abajo.

—Se con certeza cuando te has tomado una cerveza oscura o una lager clara. Y puedo afirmar que he llegado a oler Guinness que en alguna ocasion has expelido.

—Yo no bebo Guinness —dije mintiendole, verdaderamente impresionado—. Tengo miedo de coger garganta de atleta.

Aquel ingenioso chiste no parecio pescarlo pues, sin detenerse, continuo:

—Eso es tirar el dinero, ya sabes. No creas que voy a costear tu alcoholismo.

—Vamos, no digas tonterias —le dije levantandome.

—Se muy bien de lo que estoy hablando. He visto hombres mejores que tu pensar que podian controlar la bebida y que ha acabado en un estercolero puliendose una botella de licor estomacal.

Si aquella ultima ocurrencia estaba destinada a golpearme por debajo de la cintura, no lo consiguio; lo de «hombres mejores que tu» lo tenia ya muy manido desde hacia tiempo.

—Bueno, es mi vida, ?no? —le dije poniendo mi plato en el fregadero y saliendo de la cocina. Mi padre no dijo nada.

Aquella noche mire la television, me dedique a poner papeles en orden, a corregir los mapas para anadir la recien bautizada colina del Destructor Negro, a escribir una breve descripcion de lo que habia hecho con los conejos y dejar constancia escrita tanto de los efectos de las bombas que habia empleado como de la calidad de la ultima remesa. Decidi que a partir de entonces llevaria siempre la Polaroid en la Mochila de Guerra; en el caso de expediciones punitivas de bajo riesgo, como la acometida contra los conejos, compensaria de sobra el peso adicional de la camara y el tiempo empleado en utilizarla. Pero esta claro que para acciones verdaderamente diabolicas la Mochila de Guerra tiene que ir muy ligera, y llevar la camara significaria un riesgo, aunque desde hace dos anos no he tenido ninguna amenaza real, desde la epoca en que algunos chicos mayores del pueblo se dedicaron a meterse conmigo en Porteneil y a tenderme emboscadas en el camino.

Durante un tiempo pense que la situacion llegaria a ser insoportable, pero ellos no continuaron con las hostilidades tal como yo creia. Una vez, cuando me pararon en el camino con mi bicicleta y me empujaron para pedirme dinero, los amenace con mi navaja. Aquella vez se retiraron, pero unos dias despues intentaron invadir la isla. Los mantuve a raya con bolitas de acero y piedras, y ellos respondieron con sus escopetas de aire comprimido, y durante un rato resulto bastante emocionante, pero entonces llego la senora Clamp con el correo semanal y nos amenazo a todos con llamar a la policia, y despues de insultarla, se fueron.

Fue entonces cuando inicie mi sistema de zulos, construyendo depositos de aprovisionamiento de bolas de acero, piedras, tuercas y plomos de pesca enterrados en cajas en diferentes puntos estrategicos de la isla. Tambien coloque trampas de lazo y cables atados a botellas de cristal para tropezar, entre la hierba o en las dunas que hay sobre la ensenada, de modo que si alguien quisiera husmear acabaria cazandose a si mismo o sacando la botella de su agujero en la tierra y rompiendola contra una piedra. Las siguientes dos noches me quede sentado, asomando la cabeza por el tragaluz trasero del desvan, con los oidos atentos a cualquier tintineo de cristal rompiendose o a interjecciones apagadas, o a la mas comun senal de pajaros que levantan el vuelo, pero no paso nada. Lo que hice fue evitar durante un tiempo encontrarme con los muchachos por el pueblo, yendo unicamente con mi padre o en las horas que sabia que estaban en el colegio.

El sistema de zulos aun pervive, y hasta he anadido un par de bombas de gasolina a uno o dos de los depositos secretos que se encuentran en una posible via de ataque donde todavia estan las botellas que se romperian pero en donde he desmantelado las trampas de lazo para llevarmelas al cobertizo. Mi Manual de Defensa, que contiene cosas como mapas de la isla con la localizacion de los zulos marcados, probables rutas de ataque, un resumen de tacticas y una lista de las armas que tengo o podria tener, incluye en esta ultima categoria bastantes cosas desagradables, como cables para tropezar y trampas de lazo preparadas para la anchura de un cuerpo, sin contar con las botellas rotas medio enterradas boca arriba bajo la hierba, minas de detonacion electronica fabricadas con bombas de tuberia y clavos pequenos, todas ellas enterradas en la arena, y algunas armas secretas interesantes, aunque improbables, como frisbees con cuchillas sujetas a sus bordes.

No es que quiera matar a nadie, pues todo esto tiene un caracter mas defensivo que ofensivo, y hace que me sienta mucho mas seguro. Pronto tendre dinero para una ballesta verdaderamente potente, que es algo que estoy deseando tener hace ya mucho tiempo; seria una buena compensacion, ya que nunca he logrado convencer a mi padre de que me compre un rifle o una escopeta de repeticion, que me vendria de maravilla de vez en cuando. Tengo mis tirachinas y mis hondas y la escopeta de aire comprimido, y todos ellos pueden resultar letales en las circunstancias oportunas, pero no tienen el poder de tiro a largo alcance que yo deseo. Con las bombas de

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