4. EL CIRCULO DE LA BOMBA
A menudo he pensado en mi mismo como un estado; un pais o, como minimo, una ciudad. Solia parecerme que los diferentes modos en que consideraba las ideas, las decisiones que debia tomar, etcetera, eran como los diferentes estados de animo politicos por los que pasan los paises. Siempre me ha parecido que la gente vota el cambio por un nuevo gobierno no porque esten de acuerdo con sus ideas politicas, sino porque simplemente desean un cambio. Creen de algun modo que las cosas iran mejor con la nueva remesa de politicos. Bueno, la gente es tonta, pero todo parece tener que ver mas con el humor, el capricho y el ambiente que se respira que con una decision sopesada cuidadosamente. Yo puedo sentir lo mismo en mi cabeza. A veces los pensamientos y las sensaciones que he tenido no concuerdan verdaderamente entre ellos, asi que decidi que debia de haber gente diferente en mi cerebro.
Por ejemplo, siempre ha habido una parte de mi que se siente culpable por haber matado a Blyth, a Paul y a Esmerelda. Esa misma parte de mi se siente ahora culpable por haberme vengado en conejos inocentes por culpa de un macho bravucon. Pero yo lo comparo con un partido de oposicion en el parlamento, o con una prensa critica con el gobierno, que actuan como una conciencia y como un freno, pero sin estar en el poder y sin visos de conseguirlo. Otra parte de mi es racista, probablemente porque apenas me he encontrado con gente de color y todo lo que se de ellos es lo que leo en los periodicos y lo que veo en la television, donde suelen hablar de los negros en plural y de que se presume su inocencia hasta que no se pruebe su culpabilidad. Esta parte de mi sigue teniendo bastante fuerza, aunque yo se muy bien que no hay una razon logica para el odio de razas. Cuando veo gente de color en Porteneil, comprando souvenirs o deteniendose a tomar algo, siempre espero que me pregunten algo para asi poder demostrarles lo educado que soy y probar que mis razonamientos son mas poderosos que mis instintos naturales, o que mi educacion.
Y, sin embargo, por la misma razon no habia necesidad de vengarse con los conejos. Nunca es necesario vengarse, ni siquiera en el mundo de verdad. Yo creo que los ajustes de cuentas contra gente que solo esta relacionada lejana o circunstancialmente con los que han obrado mal contra otros, solo sirven para que los que se toman la venganza por su cuenta se sientan mejor. Como la pena de muerte, la pides porque hace que tu te sientas mejor, no porque sirva para disuadir ni tonterias por el estilo.
Al menos los conejos no sabran nunca que Frank Cauldhame hizo lo que hizo con ellos, a diferencia de las comunidades humanas, que terminan enterandose de lo que les hicieron los malos, consiguiendo que la venganza acabe teniendo el efecto contrario del que se perseguia, instigando la resistencia en lugar de aplastarla. Por lo menos admito que todo eso lo hago para inflar mi ego, para recuperar mi orgullo y darme gusto, no para salvar un pais, ni para establecer la justicia, ni para honrar la memoria de los muertos.
De modo que habia partes de mi que contemplaban la ceremonia de bautizo del tirachinas con cierto regocijo y hasta desprecio. Es como si en ese estado que tengo en mi cabeza hubieran intelectuales que se burlaran de la religion y al mismo tiempo se reconocieran incapaces de negar el efecto que tiene sobre las masas. En la ceremonia unte el metal, el plastico y la goma del nuevo tirachinas con cera de oidos, mocos, sangre, orina, pelusa de ombligo y queso de una del dedo gordo, y lo bautice disparando el tirador de goma vacio hacia una avispa sin alas que estaba subiendo por la esfera de la Fabrica, y tambien dispare contra mi pie desnudo y me hice un moreton.
Ciertas partes de mi mismo pensaban que todo aquello era una tonteria, pero eran una minoria insignificante. El resto de mi sabia que ese tipo de cosas funcionaban. Me conferian poder, hacian que formara parte de las cosas que poseo y del lugar donde vivo. Me hacen sentir bien.
Encontre una fotografia de Paul cuando era un bebe en uno de los albumes de fotos que conservaba en el desvan y, tras la ceremonia, escribi el nombre del nuevo tirachinas en el dorso de la fotografia, la envolvi alrededor de una bolita de acero y la asegure con cinta adhesiva; a continuacion sali del desvan y de la casa a la fria llovizna de un nuevo dia.
Llegue hasta el final agrietado de la vieja rampa que hay en el extremo norte de la isla. Estire la goma del tirachinas casi hasta el maximo y lance la bola de cojinete y la fotografia, siseando y dando vueltas, mar adentro. Ni siquiera la vi salpicar en el agua.
El tirachinas estara seguro mientras nadie sepa su nombre. Hay que reconocer que eso no le sirvio de nada al Destructor Negro, pero su muerte se debio a que yo cometi un error, y mi poder tiene tanta fuerza que, cuando extravia su rumbo (lo cual ocurre muy raramente, pero ocurre) hasta las cosas que he investido con un gran poder de proteccion, se vuelven vulnerables. Senti de nuevo, en mi cabeza-estado, la rabia por haber llegado a cometer un error como aquel, y la determinacion de que no volveria a ocurrir. Era como si a un general que ha perdido una batalla o algun territorio importante le abrieran un expediente disciplinario o fuera fusilado.
Bueno, yo ya habia hecho todo lo que estaba en mi mano para proteger el nuevo tirachinas y, aunque sentia mucho que lo que me ocurrio en los Territorios del Conejo me hubiera costado un arma fiel, con tantos honores de guerra a su nombre (sin mencionar una suma importante que desaparecia del presupuesto de Defensa), pense que quiza todo lo que habia ocurrido habia sido para bien. La parte de mi que cometio el error con el macho, dejandole que me sorprendiera por un momento con la guardia baja, podria seguir acechandome si no fuera porque aquella prueba del acido la encontro. El incompetente, o mal aconsejado general, habia sido expulsado. El regreso de Eric podria requerir que todas mis reacciones y poderes se encontraran en su mejor forma y eficacia.
Todavia era muy temprano y, aunque la niebla y la llovizna deberian haberme dejado un poco melancolico, seguia con buen animo y con confianza para llevar a cabo la ceremonia de bautizo.
Me apetecia una Carrera, asi que deje mi chaqueta cerca del Poste donde me encontraba el dia en que llego Diggs con la noticia y me encaje el tirachinas entre el cinturon y los pantalones de pana. Tras comprobar que tenia los calcetines estirados y sin arrugas, me aprete los cordones de las botas con tension de carrera y me puse a trotar a paso lento hasta la franja de arena dura que hay entre la linea de algas de dos mareas. La llovizna iba y venia, y el sol se veia de vez en cuando a traves de la niebla y las nubes, como si fuera un disco rojo y nebuloso. Soplaba un suave viento que venia del norte y gire hacia aquella direccion. Poco a poco fui aumentando el ritmo hasta conseguir una carrera regular de grandes pasos que pusieron a trabajar mis pulmones adecuadamente y activaron mis piernas. Mis brazos, con los punos cerrados, se movian con un ritmo fluido, enviando hacia delante primero un hombro y despues el otro. Respiraba profundamente, pisando la arena con firmeza. Llegue a los trechos entrelazados del rio que acaban desembocando en la arena, y ajuste mi paso para ir sorteando los pequenos canales sin mojarme, saltandolos de uno en uno. Una vez superados, baje la cabeza e incremente la velocidad. Mi cabeza y mis punos cortaban el aire, mis pies flexionados se agitaban, se agarraban a la arena y me impulsaban.
El aire me azotaba y breves rachas de viento con lluvia me salpicaban la cara. Mis pulmones explosionaban e implosionaban, explosionaban e implosionaban; plumas de arena mojada salian despedidas volando de mis talones: se alzaban a mi paso, caian trazando pequenas curvas y salpicaban mientras yo me alejaba corriendo. Levante la cara y eche la cabeza para atras, descubriendo mi cuello al viento, como un amante, y a la lluvia, como una ofrenda. Mi respiracion me raspaba en la garganta y el leve aturdimiento que habia empezado a sentir poco antes debido a la hiperventilacion se fue desvaneciendo cuando mis musculos empezaron a aprovechar el flujo adicional de energia que bombeaba mi sangre. De un impulso incremente la velocidad mientras la zigzagueante linea de algas y maderas viejas y latas y botellas se deslizaba junto a mi; me senti como una cuenta en un collar que fuera lanzado al aire ensartado en su bramante, absorbida por la garganta, los pulmones y las piernas, como un continuado salto en el aire de fluyente energia. Mantuve aquel aceleron final tanto como pude; despues, cuando senti que comenzaba a perderlo, me relaje y volvi a correr simplemente rapido por un rato.
Segui acometiendo, cruzando la arena, dejando que las dunas a mi izquierda se fueran desplazando como graderias en un hipodromo de carreras. Frente a mi podia distinguir el Circulo de la Bomba, donde deberia detenerme o girar. Volvi a acelerar, bajando la cabeza y gritandome interiormente a mi mismo, gritando mentalmente, utilizando mi voz como una prensa que se atornillaba comprimiendose cada vez mas hasta exprimir un ultimo esfuerzo de mis piernas. Vole por encima de la arena, con el cuerpo inclinado demencialmente hacia delante, con los pulmones a punto de explotar y las piernas retumbando.