—Si tia, dentro de nada me voy a comprar una moto. Una doscientos cincuenta, por supuesto —iba diciendo Jamie. Yo lo escuchaba a medias. No se iba a comprar ninguna moto porque no llegaria con los pies a los pedales, pero no le habria contradicho aunque hubiera podido porque nadie espera que se le cuente la verdad a las mujeres y, ademas, para eso estan los amigos, como dicen. La chica, cuando por fin pude echarle el ojo, era una veinteanera bastante ordinaria que llevaba encima de los parpados tantas capas de maquillaje como el chasis de un auto de choque. Fumaba un horrible cigarrillo frances.
—Mi amiga tiene una moto a la que llama Sue. Es una Suzuki 185GT qu’era de su hermano, pero esta ahorrando pa’ una GoldWing.
Estaban empezando a poner las sillas encima de las mesas y a pasar la fregona y a barrer los cristales rotos y las bolsas de patatas vacias, y yo seguia sin encontrarme demasiado bien. Mientras mas escuchaba a la chica mas enfermo me ponia. Su acento era horrible: de algun rincon de la costa oeste; seguro que era de Glasgow.
—Naa, yo no me compraria una de esas. Demasiado potentes. Una de quinientos me daria el apano. La que me molaria seria una Moto Guzzi, aunque no estoy yo muy seguro de la transmision por eje…
Joder, estaba a punto de montarle alli mismo un Vomito en Technicolor encima de la chaqueta de la chica, con lagrimas incluidas que le oxidarian las cremalleras y le inundarian los bolsillos, y que probablemente enviaria a Jamie volando al otro extremo del local, donde estan las cajas de cerveza bajo los pedestales de los altavoces, con mi primera boqueada pestilente, y alli seguian ellos dos intercambiando absurdas fantasias de motoristas.
—?Quieres un pitillo? —dijo la chica blandiendo un paquete delante de mis narices hacia Jamie. Yo seguia viendo estelas de luces y colores del paquete azul despues de que ella lo guardara. Jamie debio coger un cigarrillo, aunque yo sabia que el no fumaba, porque vi encenderse un mechero que prendio una lluvia de chispas ante mis ojos, como un festival de fuegos artificiales. Casi podia sentir como se me iba derritiendo mi lobulo occipital. Pense en hacerle a Jamie un comentario jocoso sobre las maravillas que podia hacer con su altura, pero todas las lineas de conexion que salian y entraban en mi cerebro parecian estar colapsadas con mensajes urgentes que provenian de mis tripas. Podia sentir perfectamente un horrible revoltijo que se iba formando alla abajo, y estaba seguro de que aquello solo podia acabar de una manera, pero no podia moverme. Estaba bloqueado alli como un contrafuerte entre el suelo y la columna, y Jamie seguia de chachara con la chica hablando del ruido que hace una Triumph y de las carreras nocturnas a alta velocidad que habia hecho por la carretera de la costa del lago Lornond.
—Tu que, ?de vacaciones?
—Si, yo y mis coleguillas. Tengo un novio, pero esta currando en las plataformas petroliferas.
—Ah, ya.
Yo seguia respirando hondo, intentando despejarme la cabeza con oxigeno. No podia entender a Jamie; tenia la mitad de mi tamano, la mitad de mi peso o menos, y bebieramos lo que bebieramos juntos, nunca parecia afectarle. Desde luego no iba derramando sus pintas por el suelo a escondidas; si lo hubiera hecho me habria mojado. Me di cuenta de que la chica se habia percatado por fin de mi presencia. Me toco en el hombro y, poco a poco, me fui dando cuenta de que llevaba asi algun tiempo.
—Hola —me dijo.
—?Como? —dije con dificultad.
—?Estas bien?
—Si —le dije asintiendo lentamente, esperando que se contentara con aquello, para inmediatamente volver la vista a un lado y hacia arriba, como si de repente hubiera encontrado algo muy importante e interesante en el techo digno de llamar mi atencion. Jaime me dio un toque con el pie—. ?Como? —volvi a decir, sin tratar de mirarlo.
—?Piensas quedarte aqui toda la noche?
—?Como? —dije—. No. ?Como? ?Es que quieres marcharte? Bueno, vamos. —Me lleve las manos hacia atras para hallar la columna y, una vez la hube encontrado, me impulse hacia arriba esperando que los pies no me resbalaran en el suelo lleno de cerveza.
—Quiza sera mejor que me dejes bajar. Frank, tio — dijo Jamie dandome toques mas fuertes con el pie. Volvi a girar la cabeza a un lado y hacia arriba, como si intentara mirarlo a la cara, y asenti. Deje que la espalda se me fuera deslizando por la columna hasta que me quede practicamente en cuclillas en el suelo. La chica ayudo a Jamie a saltar. De repente, su melena pelirroja y el cabello rubio de Jamie se veian extravagantes desde aquel rincon del local, ahora completamente iluminado. Duncan se estaba acercando con el cepillo y un enorme cubo, vaciando ceniceros y fregando mesas. Yo hice un esfuerzo por levantarme y despues senti como Jamie y la chica me agarraban cada uno por debajo de un brazo v me ayudaban. Estaba empezando a experimentar triple vision y a preguntarme como se podia conseguir eso con solo dos ojos. No estaba seguro de si me estaban hablando o no.
Solte «Si», en caso de que me hubieran dicho algo, y despues senti como me llevaban al aire libre por la salida de incendios. Necesitaba ir al cuarto de bano, y con cada paso que daba me parecia que aumentaban las convulsiones de mi estomago.
Tuve esa horrible vision de mi estomago como si estuviera formado por dos compartimentos del mismo tamano, uno lleno de pis y el otro de cerveza, whisky, patatas fritas, cacahuetes asados, escupitajos, mocos, bilis y uno o dos trozos de pescado con patatas, todo ello sin digerir. A alguna parte enferma de mi cerebro se le ocurrio de repente ponerse a pensar en huevos fritos flotando en aceite en mitad de un plato, rodeados de beicon crujiente y rizado donde flotaban pequenos charcos de grasa, y los alrededores del plato salpicados con manchones de grasa coagulada. Luche contra la espantosa necesidad de vomitar que surgia de mi estomago. Intente pensar en cosas agradables; pero cuando me di cuenta de que me resultaba imposible pensar en ninguna, decidi concentrarme en lo que estaba ocurriendo a mi alrededor. Estabamos fuera del pub, caminando por la acera, pasando de largo el Banco, con Jamie a un lado y la chica al otro. Era una noche fria y cubierta de nubes, y las farolas eran de sodio. Dejamos atras el olor del pub y trate de que el aire fresco circulara por mi cabeza. Me daba cuenta de que iba dando ligeros tumbos, empujando de vez en cuando a Jarme o a la chica, pero no podia hacer gran cosa para evitarlo; me sentia como uno de aquellos viejos dinosaurios, tan enormes que necesitaban virtualmente un cerebro aparte para mover sus patas traseras. Parecia como si yo tuviera un cerebro aparte para cada miembro, y que todos hubieran roto relaciones diplomaticas. Avanzaba, ladeandome y tropezando, lo mejor que podia, confiando en la suerte y en los dos que me acompanaban. La verdad es que no confiaba mucho en ninguno de ellos; en Jamie porque era demasiado pequeno para sostenerme si empezaba a desplomarme, y en la chica, porque era una chica. Probablemente demasiado debil; y, aunque no lo fuera, no me sorprenderia que dejara que me rompiera la crisma contra la acera, porque a las mujeres les gusta ver a los hombres indefensos.
—?Te carga siempre asi? —dijo la chica.
—?Asi, como? —dijo Jamie sin demostrarle la adecuada medida de indignacion que se merecia de entrada por aquella pregunta.
—Tu montado en sus hombros.
—Ah, no, eso es solo para que yo pueda ver mejor al grupo musical.
—Gracias a Dios que solo es eso. Pensaba que ibais juntos asi al retrete.
—Oh, si; nos metemos juntos en un cubiculo y Frank lo hace en el vater mientras yo lo hago en la cisterna.
—?Estas de cachondeo!
—Siii —dijo Jamie con la voz distorsionada por un mueca de complicidad. Yo iba caminando junto a ellos lo mejor que podia, escuchando todo aquel rollo. Estaba un poco molesto de que Jamie hubiera mencionado algo, aunque fuera de broma, en relacion a mi y a ir al vater; sabe muy bien lo sensible que soy sobre este tema. Solo una o dos veces me ha provocado con bromas sarcasticas sobre el interesante deporte que significa ir al bano de caballeros en el Cauldhame Arms (o en cualquier lugar, supongo) y atacar las colillas empapadas en los urinarios con el chorro de pis.
Admito que he visto a Jamie hacerlo y me quede bastante impresionado. El Cauldhame Arms cuenta con unas excelentes instalaciones para tal deporte, pues tiene un inmenso urinario que comprende una pared entera y media de la otra, con un solo desague. Segun Jamie, la finalidad del juego consiste en desplazar una colilla mojada desde el lugar en que se encuentre del canalillo hasta el agujero destapado del desague, deshaciendola lo