Hal Clement

Estrella brillante

I. DETENIDOS EN UN HOYO

Beetchermarlf percibio como se extinguian las vibraciones cuando su vehiculo se detuvo, pero instintivamente miro hacia el exterior, antes de soltar el timon del Kwembly. Por supuesto, era un esfuerzo inutil. El sol, o mejor dicho, el cuerpo al que intentaba considerar como sol, se habia puesto unas veinte horas antes. El cielo todavia estaba demasiado brillante como para que se viesen las estrellas, pero no era suficiente para poder mostrar detalles del polvoriento y monotono campo de nieve a su alrededor. A su espalda, la unica direccion que no podia ver desde el puente del Kwembly, el rastro del vehiculo podria haber proporcionado alguna referencia visual; pero desde su puesto en el timon no habia ninguna pista de la velocidad.

El capitan, tendido sobre su plataforma, situada detras del timonel, en un nivel superior, interpreto correctamente su cabeza levantada. Si esto le divirtio, no lo dejo traslucir. Habiendo pasado el equivalente de casi dos vidas humanas en los impredecibles oceanos de Mesklin. Nunca habia conseguido disfrutar de la incertidumbre; simplemente vivir con ella. Mandar una «nave» que no entendia completamente, viajar sobre la Tierra, en lugar de hacerlo sobre el mar, y saber que su mundo de origen estaba a mas de tres parsecs de distancia no ayudaba a reforzar su seguridad en si mismo; simpatizaba por completo con la desconfianza del joven.

—Nos hemos parado, timonel. Fija el timon y comienza la revision de las cien horas. Nos quedaremos diez horas aqui.

—Si, senor.

Beetchermarlf deslizo el timon en su muesca de soporte. Una ojeada al reloj le dijo que le quedaba una hora de guardia; por tanto, comenzo a examinar los cables que conectaban la barra del timon con los juegos de ruedas delanteras del Kwembly.

Los cables eran bastante visibles, puesto que no se habia hecho ningun esfuerzo para ocultar la maquinaria esencial detras de unas paredes. Los constructores del gigantesco vehiculo y de las once «naves» hermanas no se habian preocupado de la apariencia externa. Solo se necesitaban unos cuantos segundos para asegurarse de que las pocos centimetros de cable sobre la cubierta del puente todavia no se habian deteriorado. El timonel hizo un gesto al capitan significando: «Todo esta bien». Golpeo la cubierta pidiendo entrada, espero el acuse de recibo de los de abajo, abrio la trampilla de estribor y se esfumo por la rampa para continuar su inspeccion.

Dondragmer le vio marchar sin gran precaucion. Le preocupaban otras cosas, y el timonel era un marinero de confianza. Por el momento aparto su mente del problema del timon y levanto la parte delantera de sus setenta centimetros, hasta que su cabeza estuvo al nivel de los microfonos. Un sonido semejante al de una sirena, que podia oirse por encima de uno de los tifones de Mesklin —aunque en el silencio del campo de nieve de Dhrawn resultaba casi ridiculo—, aseguro la atencion del resto de la tripulacion.

—Os habla el capitan. Parada de diez horas para revision; que comiencen los turnos de vigilancia. El personal de investigacion seguira con sus ocupaciones habituales, asegurandose de verificar con puente antes de salir al exterior. No habra vuelos hasta que los exploradores hayan sido examinados. ?Distribucion de energia, enterado!

—Energia en revision.

La voz que salio del microfono era algo mas profunda que la de Dondragmer.

—?Soporte vital, enterado!

—Soporte vital en revision.

—?Comunicacion, enterado!

—En revision.

—?Kervenser, al puente para estar disponible! Voy a salir. ?Investigacion, condiciones exteriores!

—Un momento, capitan. —Hubo una breve pausa antes de que la voz continuase—. Temperatura, 77; presion, 26,1; viento a partir de 21, constante a 200 cables por hora; fraccion de oxigeno estandar a 0,0122.

—Gracias. Eso no parece muy malo.

—No. Con su permiso, saldre con usted para conseguir muestras de la superficie. ?Podemos colocar el taladro? Podemos conseguir fragmentos rocosos a una buena profundidad en menos de diez horas.

—Perfectamente. Si tardais tiempo en recoger el equipo del taladro, yo quiza este fuera antes de que llegueis a la salida; pero cuando esteis listos, podeis salir. Decidle a Kervenser cuantos vais en el grupo para el diario.

—Gracias, capitan. Estaremos alli enseguida.

En su puesto Dondragmer se relajo; por supuesto, el no dejaria el puente hasta que no apareciese su relevo, aun con los motores parados. Kervenser tardaria unos minutos en llegar, puesto que el tambien tendria que entregar sus obligaciones normales a su relevo. Sin embargo, la espera no era aburrida. Habia mucho sobre que pensar. Dondragmer no era el tipo aprensivo (el sistema nervioso de los mesklinitas no reacciona asi ante la incertidumbre), pero le gustaba pensar las cosas antes de hacerlas.

El hecho de que el Kwembly, si estuviese averiado, se encontraba a 16.000 o 19.000 kilometros de socorro, era simplemente el fondo del asunto, no un problema especial. No resultaba muy diferente de la situacion a que se habia enfrentado en los vastos mares de Mesklin durante la mayor parte de su vida. La principal sacudida de la seguridad en si mismo, normalmente placida, era causada por la maquina que gobernaba. No se parecia en absoluto al flexible conjunto de balsas que era su idea de un barco. Le habian asegurado que flotaria si se presentaba la ocasion; realmente lo habia hecho asi durante las pruebas en el lejano Mesklin, donde habia sido construida. Sin embargo, desde entonces habia sido desarmada, depositada en un carguero y puesta en orbita alrededor de su mundo de origen, transferida en el espacio a una nave interestelar, transportada a otro carguero muy diferente despues del salto de los tres parsecs y llevada a la superficie de Dhrawn antes de ser armada. Dondragmer en persona habia supervisado el desguazamiento y la reconstruccion del Kwembly y las demas maquinas, pero no asi los pasos intermedios. Esta era la razon principal por la que ahora queria salir al exterior; por alta que fuese su opinion de Beetchermarlf y el resto de su escogida tripulacion, le gustaba tener conocimientos de primera mano.

Por supuesto, no le menciono esto a Kervenser cuando llego al puente. Era algo que se sobrentendia. Ademas, el primer oficial presumiblemente sentia lo mismo.

—Se estan llevando a cabo las revisiones. Los investigadores van a salir a excavar un pozo y yo voy a ver como esta todo —fue cuanto Dondragmer dijo cuando le dejo su puesto—. Puedes hacerme senales con las luces exteriores si es necesario. Es todo tuyo.

Kervenser chasqueo alegremente dos de sus pinzas.

—Yo lo llevare, Don. Diviertete.

El capitan salio a traves de la escotilla por la que habia entrado su relevo, que estaba todavia abierta, diciendose a si mismo mientras salia que Kervenser no era tan despreocupado como parecia.

La principal compuerta neumatica estaba a veinte metros por detras del puente, cuatro cubiertas mas abajo. Dondragmer se detuvo varias veces en el camino para hablar con miembros de su tripulacion que trabajaban entre las cuerdas, vigas y tuberias del interior del Kwembly. Cuando llego a la salida, cuatro cientificos, con su maquinaria de taladrar, estaban ya alli y habian comenzado a ponerse los trajes especiales. El capitan observo criticamente como contorsionaban sus largos cuerpos y numerosas piernas dentro de los transparentes envoltorios, hizo las pruebas de la tension y comprobo sus suministros de hidrogeno y argon. Satisfecho, les senalo la compuerta y comenzo a vestirse. Cuando salio, los otros ya casi habian colocado sus aparatos. Les dirigio una breve ojeada mientras se detenia en la parte superior de la rampa que llevaba de la compuerta al suelo. Sabia lo que estaban haciendo y podia darlo por hecho, pero nunca podia despreocuparse asi del tiempo. Incluso mientras pasaba la aldaba de la compuerta externa detras de el, miraba hacia el suelo tanto como se lo permitia el prominente casco de su nave.

La oscuridad se acentuaba muy lentamente, mientras la rotacion bimensual de Dhrawn alejaba mas el debil sol bajo el horizonte. Como en su planeta nativo, este parecia estar algo por encima del nivel de la vista a su

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