con cristales en suspension; finalmente, con la corriente completamente liquida y a gran velocidad, suave, porque era ancho y profundo. Beetchermarlf y Takoorch quiza se hubiesen sentido algo mareados por el descenso de la presion del hidrogeno, pero aun completamente alertas, los ligeros movimientos del casco del Kwembly hubiesen sido enmascarados por sus propias vibraciones sobre la flexible superficie que los sostenia.
Low Alfa no es la region mas calida de Dhrawn, pero los efectos de la zona del deshielo, que tendian a concentrar los elementos radiactivos del planeta, la habian calentado hasta llegar al punto de fusion del hielo en muchos lugares, unos docientos grados Kelvin mas que lo que Lalanda 21.185 hubiese conseguido sin ayuda. Un ser humano podria vivir unicamente con una modesta proteccion artificial en aquella zona, si no fuese por la gravedad y la presion. La parte realmente caliente, Low Beta, esta sesenta mil kilometros al norte; es el principal rasgo que controla el clima de Dhrawn.
El movimiento del Kwembly lo estaba llevando hasta regiones de alta temperatura, que conservaban la fluidez del rio, aunque ahora perdia amoniaco en el aire. El curso de la corriente lo controlaba casi por completo la topografia, y no al reves; geologicamente, el rio resultaba demasiado joven para haber alterado mucho el paisaje por su propia accion. Ademas, parte de la superficie expuesta del planeta en aquella zona, era roca ignea y dura, en lugar de una cubierta de sedimentos blandos en los que la corriente pudiese elegir su curso.
A unos quinientos kilometros del punto en el que habia sido abandonado, el Kwembly penetro en un amplio y profundo lago. Rapida, pero suavemente, toco el fondo del blando delta de barro, donde el lago confluia con el rio. El enorme casco desvio naturalmente la corriente a su alrededor, lanzandola a la excavacion de un nuevo canal. Despues de media hora se inclino a un lado y se deslizo en el nuevo canal, enderezandose al flotar libremente. Fue el balanceo implicado en esta ultima liberacion lo que atrajo la atencion de los timoneles y les indujo a salir a echar un vistazo.
XIV. RESCATE
No hubiese sido cierto decir que Benj reconocio a Beetchermarlf desde el primer momento. De hecho, la primera de las figuras en forma de oruga en salir del rio y trepar por el casco fue Takoorch. Sin embargo, fue el nombre del joven timonel el que salio de cuatro microfonos de Dhrawn. Uno de ellos estaba en el puente del Kwembly, y no fue oido; dos, en el campamento de Dondragmer, a unos centenares de metros del borde del ancho y rapido rio; el cuarto, en el helicoptero de Reffel, aparcado al lado de la masa del Gwelf.
Las maquinas voladoras se encontraban un kilometro al oeste del campamento de Dondragmer; Kabremm no queria acercarse mas, pues no deseaba arriesgarse ni lo mas minimo a repetir su error anterior. Probablemente no se habria movido en absoluto del sitio donde lo habia encontrado Stakendee si el rio no hubiese subido. Para empezar, estaba rodeado por la niebla, y no tenia ningun deseo de volar. Reffel todavia menos. Sin embargo, no habia eleccion, de forma que Kabremm habia dejado que su nave flotase hacia arriba con su propio impulso, hasta que estuvo en el aire claro. Reffel siguio a la otra maquina tan cerca de sus luces de posicion como se atrevio a llegar. En cuanto sobrevolaron unos cuantos metros de gotitas de amoniaco, pudieron navegar hacia las luces de Dondragmer, hasta que el comandante del dirigible decidio que estaban bastante cerca. Permitir que el Gwelf llamase la atencion de los hombres en orbita arriba hubiese sido un error mas serio que el ya cometido. Kabremm todavia estaba intentando que le diria a Barlennan la proxima vez que se encontrasen.
Tanto el como Reffel habian pasado tambien unas horas incomodas antes de concluir, a falta de comentarios apropiados, que este habia obturado su visor muy rapidamente despues de avistar el Gwelf.
En cualquier caso, Dondragmer y Kabremm habian alcanzado por lo menos una comunicacion casi directa y podian coordinar lo que dirian y harian si habia mas repercusiones del reconocimiento de Easy. La mente del capitan quedo libre de un peso. Sin embargo, todavia estaba dando pasos en relacion con aquel error.
El grito de «?Beetch!» en la inconfundible voz de Benj le distrajo de una de aquellas ocupaciones. Habia estado buscando entre la tripulacion gente que se pareciese lo mas posible a Kabremm. El trabajo se complicaba, debido al hecho de que no habia visto al otro oficial durante varios meses. Dondragmer todavia no habia tenido tiempo de visitar al Gwelf. Kabremm no queria acercarse mas al campamento, y Dondragmer nunca le habia conocido muy bien, de todas formas. Su plan era que todos los tripulantes que pudiesen confundirse con el primer oficial del Esket apareciesen fugaz y casualmente, pero con frecuencia, dentro del campo de vision de los transmisores. Cualquier cosa que pudiese minar la certeza de Easy Hoffman de que habia visto a Kabremm probablemente valdria la pena.
No obstante, el destino del Kwembly y sus timoneles nunca habia estado muy lejos de la mente de su capitan durante las doce horas transcurridas desde que las luces del vehiculo se habian desvanecido; al oir el sonido del microfono, le dedico toda su atencion.
—?Capitan! —continuo la voz del muchacho—. Acaban de aparecer dos mesklinitas. Estan trepando por el casco del Kwembly. Salieron del agua; deben haber estado en algun lugar ahi abajo todo este tiempo, aunque vosotros no pudisteis encontrarlos. Es probable que sean Beetch y Tak. Por supuesto, no puedo hablar con ellos hasta que lleguen al puente, pero me parece que, despues de todo, podriamos recuperar el vehiculo. Dos hombres pueden manejarlo, ?no es verdad?
La mente de Dondragmer iba a la carrera. No se habia culpado a si mismo por el abandono del vehiculo, aunque la riada hubiese sido un anticlimax semejante. Habia sido la decision mas razonable en aquel momento y con el conocimiento disponible. Cuando estuvo clara la naturaleza real de la nueva riada y resultaba obvio que podrian haberse quedado en el vehiculo con perfecta seguridad, habia sido imposible volver. Al ser un mesklinita, el capitan no habia perdido tiempo con ideas de la variedad «si…». Cuando abandono el vehiculo sabia que las probabilidades de volver eran bastante escasas, y cuando este habia descendido por la corriente intacto, en lugar de ser una ruina destrozada, se habian reducido mas aun. No habian llegado a cero quiza, pero no existian bastantes como para tomarlas en serio.
Ahora repentinamente habian aumentado otra vez. El Kwembly era no solo utilizable, sino que sus timoneles estaban vivos y a bordo. Podria hacerse algo si…
—?Benj! —cuando sus pensamientos llegaron a este punto, Dondragmer hablo—. Por favor, ?haras que tus tecnicos determinen lo mas exactamente que puedan lo lejos que esta el Kwembly ahora? Es perfectamente posible que Beetchermarlf lo dirija solo, aunque hay otros problemas de mantenimiento general que los tendran ocupados a ambos. No obstante, deberian ser capaces de hacerlo. En cualquier caso, tenemos que averiguar si la distancia implicada es de cincuenta kilometros o de mil. Lo ultimo lo dudo, puesto que no creo que este rio hubiese podido llevarlos tan lejos en doce horas; pero tenemos que averiguarlo. Que tu gente se ponga a ello. Por favor, dile a Barlennan lo que pasa.
Benj obedecio rapida y eficientemente. Ya no estaba cansado, preocupado y resentido. Con el abandono del Kwembly doce horas antes habia perdido toda esperanza por la vida de su amigo y se habia marchado de la sala de Comunicaciones para conseguir un poco de sueno. No esperaba ser capaz de dormir, pero la quimica de su propio cuerpo le engano. Nueve horas mas tarde habia vuelto a sus tareas normales en el laboratorio de aerologia. Solo una casualidad le habia llevado otra vez a las pantallas a unos cuantos minutos de la emergencia de los timoneles. Le envio McDevitt para reunir datos generales de los otros vehiculos, pero se habia quedado unos cuantos minutos a mirar en el puesto del Kwembly. El meteorologo dependia enormemente del conocimiento por Benj del lenguaje mesklinita.
El sueno y el repentino descubrimiento de que Beetchermarlf, despues de todo, estaba vivo, se combinaron para alejar el resentimiento que le quedaba por la actuacion de Dondragmer. Se dio por enterado de la peticion del capitan, llamo a su madre para que ocupase su lugar y volvio al laboratorio tan rapidamente como sus musculos podian impulsarle por las escaleras.
Easy, que tambien habia dormido algo, informo a Dondragmer de la partida de Benj y de su propia presencia, comunico a Barlennan segun lo solicitado y volvio al capitan con una pregunta propia.
—Esos son dos de tus hombres perdidos. ?Piensas que hay alguna probabilidad de encontrar a los pilotos de los helicopteros?
Dondragmer casi se descubrio al contestar, aunque escogio cuidadosamente las palabras. Por supuesto, sabia donde estaba Reffel, puesto que entre el campamento y el Gwelf habian estado pasando mensajeros constantemente; pero, para desilusion suya, Kervenser no habia sido visto por la tripulacion del dirigible ni por nadie. Su desaparicion era perfectamente autentica y el capitan consideraba que sus probabilidades de