– Claro, claro. Era una broma. ?Le gusta el trabajo?

– Esta bien, pero algunas de esas senoras tan listas son un poco extranas, ?no le parece, senora? O sea, raras. No tienen corazon.

Harriet recordo que habia habido ciertos malentendidos con la senorita Hillyard.

– No, no -repuso con vehemencia-. Naturalmente, son personas con muchas ocupaciones y no les queda tiempo para preocuparse por cosas del exterior, pero son todas buenas personas.

– Si, senora, estoy segura de que esa intencion tienen, pero es que siempre pienso en lo que dice la Biblia, que «tanto aprender te ha vuelto loco». Eso no esta bien.

Harriet levanto la vista bruscamente y percibio una extrana mirada en los ojos de la criada.

– ?A que se refiere, Annie?

– No, nada, senora. Solo que a veces pasan cosas raras, pero claro, como usted esta de visita, no se habra enterado, y no soy quien para hablar de eso… porque hoy en dia solo soy una criada.

– Desde luego, yo no mencionaria nada por el estilo a las personas de fuera ni a las visitas -dijo Harriet, intranquila-. Si tiene alguna queja, deberia hablar con la administradora, o con la directora.

– No tengo ninguna queja, senora, pero a lo mejor ha oido hablar de las palabras groseras que han aparecido en las paredes y de lo que quemaron en el patio… Si hasta ha salido algo en los periodicos… Ya descubrira que todo empezo cuando llego cierta persona al college, senora.

– ?Quien es esa persona? -pregunto Harriet con tono severo.

– Una de esas senoras tan sabias, senora. En fin, quiza sea mejor que no diga nada mas sobre el asunto. Usted escribe libros de misterio, ?no, senora? Pues si descubre algo en el pasado de esa senora, puede estar segura de que es verdad. Por lo menos eso es lo que dicen muchos. Y a nadie le gusta estar en el mismo sitio que una mujer asi.

– Estoy segura de que se equivoca, Annie, y deberia andarse con cuidado y no propagar ese rumor. Sera mejor que vuelva inmediatamente al comedor. Supongo que hace usted falta alli.

De modo que eso era lo que comentaba la servidumbre. Claro la senorita De Vine; ella era la «senora sabia» cuya llegada habia coincidido con el comienzo de los problemas… una coinciden mas exacta de lo que Annie podia saber, a menos que tambien ella hubiera visto el dibujo en el patio la noche de la celebracion. Una mujer curiosa, la senorita De Vine, y sin duda con muchas y variadas experiencias tras aquellos ojos desconcertantes; pero a Harriet le caia bien, y sin duda no parecia loca, o no con la locura de la autora de las cartas anonimas, si bien no la habria sorprendido enterarse de que tenia cierta vena de fanatismo. Y, a proposito, ?que habia hecho la noche anterior? Su alojamiento estaba en el patio nuevo, y probablemente tenia pocas probabilidades de ofrecer una coartada. La senorita De Vine… ?Pues si! Habria que ponerla en la misma situacion que a todo el mundo.

La inauguracion de la biblioteca se llevo a cabo sin problemas. El rector abrio la puerta con la llave encobrada, sin saber que aquella misma llave la habia abierto la noche anterior, en extranas circunstancias. Harriet observo detenidamente las caras de las profesoras y las criadas alli presentes, y ninguna de ellas dio muestras de sorpresa, ira o decepcion ante la biblioteca, que tenia un aspecto muy decente. Alli estaba la senorita Hudson, que parecia animada y despreocupada. Tambien la senorita Cattermole. Daba la impresion de haber estado llorando, y Harriet observo que se quedaba a solas en un rincon sin hablar con nadie hasta que, al concluir la ceremonia, se le acerco una chica de piel oscura y gafas entre la multitud y se marcharon juntas.

Mas tarde Harriet fue a ver a la rectora para presentarle el informe prometido. Destaco las dificultades de enfrentarse sola a un incidente como el de la noche anterior. Un grupo que hubiera patrullado por patios y pasillos probablemente habria capturado a la culpable, o al menos se habria podido controlar a las sospechosas desde el principio. Aconsejo que se contratase a varias mujeres de la agencia de la senorita Climpson, y a continuacion explico en que consistia tal agencia.

– Comprendo -replico la rectora-, pero he comprobado que al menos dos miembros del claustro ponen fuertes objeciones a tomar semejantes medidas.

Lo se -dijo Harriet-. La senorita Allison y la senorita Barton, pero ?por que?

Yo tambien creo -anadio la rectora, sin contestar la pregunta- que el asunto presenta ciertas dificultades. ?Que pensarian las alumnas de unas desconocidas rondando por el college de noche? Se preguntarian por que no podemos asumir las tareas de vigilancia nosotras mismas, y dificilmente podriamos explicarles que precisamente nosotras somos las mas sospechosas. Y para realizar como es debido las tareas que usted propone se necesitarian muchas personas, si es que queremos controlar todos los puntos estrategicos. Y como esas personas ignorarian las condiciones de la vida del college, facilmente cometerian errores nefastos y seguirian e interrogarian a las personas que no debieran. No creo que pudieramos evitar un escandalo muy desagradable y mas de una queja.

– Lo comprendo, rectora, pero a pesar de todo, es la solucion mas rapida.

La rectora inclino la cabeza sobre un bonito bordado en canamazo en el que estaba trabajando.

– No me parece recomendable. Ya se que usted dira que la situacion en si misma no es recomendable, y estoy de acuerdo. -Levanto la mirada-. No dispondra de tiempo para prestarnos auxilio, ?verdad, senorita Vane?

– Si dispongo de tiempo -contesto Harriet lentamente-, pero sin ayuda va a resultar muy dificil. Todo seria mucho mas facil si se pudiera exonerar de toda sombra de sospecha a un par de personas.

– La senorita Barton la ayudo anoche con mucha habilidad.

– Si, pero… ?como podria decirlo? Si yo estuviera escribiendo un relato sobre esto, la primera persona a la que se encontrara en el lugar de los hechos seria la primera de la que habria que sospechar.

– ?Podria explicarlo, por favor?

Harriet lo explico minuciosamente.

– Lo ha expresado con suma claridad -dijo la doctora Baring-. Y lo he entendido perfectamente. Pues bien; esa alumna, la senorita Hudson. Su explicacion no es muy convincente. No podia esperar sacar comida de la despensa a esa hora, y no la saco.

– No -dijo Harriet-. Pero se muy bien que en mi epoca no costaba demasiado que la jefa de criadas dejara el pasaplatos abierto toda la noche si la pillabas de buenas. Asi, si tenias que terminar un trabajo o algo y te entraba hambre, bajabas y cogias lo que querias.

– Dios santo -dijo la rectora.

– Eramos muy honradas y lo apuntabamos todo en la pizarra para que figurase en nuestra factura de gastos al final del bimestre. Sin embargo -anadio Harriet pensativa-, seguramente se pasaban de contrabando algunos embutidos y grasa de carne para untar. De todos modos, pienso que la explicacion de la senorita Hudson resulta aceptable.

– Pero lo cierto es que el pasaplatos estaba cerrado.

– Cierto. Estaba cerrado. Es mas, he visto a Carrie, y asegura que anoche estaba cerrado a las diez y media, como de costumbre Reconoce que la senorita Hudson le pidio que lo dejara abierto, pero que no lo hizo, porque justo anoche la administradora habia dado ordenes especiales para que se cerrasen el pasaplatos y la despensa. Sin duda debio de ser despues de la reunion. Tambien dice que este curso se ha puesto mas exigente, porque el anterior hubo pequenos problemas por lo mismo.

Ya… Es decir, no existen pruebas en contra de la senorita Hudson. Sin embargo, segun tengo entendido, es una joven muy inquieta, y convendria vigilarla. Es muy competente, pero sus circunstancias anteriores no son especialmente refinadas, y no me sorprenderia que considerase una broma las desagradables expresiones halladas en esas… eh… comunicaciones. No se lo digo para fomentar prejuicios contra esa muchacha, sino simplemente por el posible valor testimonial que pueda poseer.

– Gracias. Entonces, si usted cree que es imposible solicitar ayuda del exterior, le propongo quedarme en el college una semana mas o menos, de cara a la galeria para ayudar a la senorita Lydgate con su libro y para investigar un poco en la Biblioteca Bodleiana por mi cuenta. Asi podria hacer mas indagaciones. Y si al final del trimestre no se han obtenido resultados concluyentes, entonces creo que habria que plantearse seriamente contratar a profesionales.

– Es una oferta muy generosa -dijo la rectora-. Le quedariamos sumamente agradecidas.

– Creo que deberia advertirle de que no soy del agrado de ciertas personas del claustro -dijo Harriet.

– Eso podria dificultar un poco las cosas, pero si esta dispuesta a soportar esa situacion un tanto violenta por el bien del college, le quedariamos aun mas agradecidas. No puedo hacer suficiente hincapie en la extraordinaria

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