Soy consciente de que tu prematuro fallecimiento me dejaria como heredero presuntivo del titulo…

– ?Heredero presuntivo?… Ah, ya. Mi madre podria estirar la pata y mi padre volver a casarse. Que mente tan calculadora tiene.

… heredero presuntivo del titulo y del patrimonio. Por fastidiosa que pueda resultar semejante herencia, me perdonaras que diga que seguramente seria un administrador mas honrado que tu.

– ?Caray! ?Eso es un golpe bajo! -exclamo el vizconde-. Sigue asi, adios muy buenas.

Me recuerdas que cuando llegues a la mayoria de edad, el proximo julio, recibiras una renta mas elevada. Sin embargo, como la suma que mencionas asciende aproximadamente a los ingresos de un ano en la escala mas elevada de pago, tus posibilidades de liquidar las deudas en el plazo de seis meses son remotas, y tampoco comprendo como piensas vivir si has anticipado tus ingresos hasta tal extremo. Ademas, ni se me ocurre pensar que la suma en cuestion represente la totalidad de tu pasivo.

– ?Maldito adivino! -gruno su senoria-. Claro que no, pero ?como lo sabe?

Dadas las circunstancias, he de declinar la posibilidad de avalar tu deuda o de prestarte dinero.

– Bueno, esta muy claro. ?Por que no lo dice desde el principio?

Sin embargo, como has firmado un cheque con tu apellido, y ese apellido no debe quedar deshonrado, he dado instrucciones a mis banqueros…

– ?A ver! Eso suena mejor. ?Ay, tio Peter! Es facil pillarlo por el buen nombre de la familia.

… les he dado instrucciones a mis banqueros para que cubran tus cheques…

– ?Cheque o cheques?

– Cheques, en plural. Lo dice con toda claridad.

… tus cheques desde ahora hasta el momento en el que yo regrese a Inglaterra y pueda verte. Seguramente sera antes de que acabe el trimestre de verano. Te ruego que antes te encargues de saldar todo tu pasivo, incluyendo las deudas pendientes en Oxford y tus compromisos con los hijos de Israel.

– Vaya. Un destello de humanidad -dijo el vizconde.

?Puedo ofrecerte, ademas, un pequeno consejo? Ten muy en cuenta que el profesional aficionado es especialmente codicioso, algo aplicable a las mujeres y a los jugadores de cartas. Si apuestas por un caballo, apuesta por un precio razonable en ambos sentidos. Y, si te empenas en volarte la tapa de los sesos, hazlo en un sitio donde no salpiques ni causes molestias.

Afectuosamente, tu tio,

PETER DEATH BREDON WIMSEY

– ?Uf! ?Que horror! -exclamo lord Saint-George. Me da la impresion de que se ablanda un poco en el ultimo parrafo, porque si no, diria que jamas habia llegado carta mas brutal para aliviar la atormentada frente del doliente. ?A usted que le parece?

En su fuero interno, Harriet penso que no era la clase de carta que le habria gustado recibir. Es mas, ponia de manifiesto casi todo lo que le contrariaba de Peter: la superioridad condescendiente, la arrogancia de casta y aquella generosidad que sentaba como una bofetada. Sin embargo…

– Ha hecho mucho mas de lo que usted le habia pedido -dijo-. Por lo que veo, no hay razon que le impida librar un cheque de cincuenta mil y dilapidarlo enterito.

– Eso es lo malo. Me tiene cogido y bien cogido. Me ha cargado con todo el maldito equipo. Yo pensaba que se ofreceria a pagar mis deudas, pero lo que hace es dejarmelo a mi sin siquiera pedirme cuentas, y eso significa que tengo que hacerlo. No se como voy a salir de esta. Es de lo mas ingenioso para hacerte sentir como una rata. ?Caray! ?Me va a estallar la cabeza!

– Intente tranquilizarse y dormir. Ya no tiene de que preocuparse.

– No, espere un momento. No se marche. Lo del cheque, que es lo mas importante, esta solucionado. Menos mal, porque me las habria visto negras para conseguir el dinero en otra parte, estando como estoy, pero pasa una cosa… Como no puedo mover este brazo, no tendre que escribir todo un testamento lleno de agradecimiento y arrepentimiento.

– ?Sabe su tio lo del accidente?

– No, a menos que le haya escrito la tia Mary. Mi abuela esta en la Riviera, y no creo que a mi hermana se le haya ocurrido. Todavia va a la escuela. El jefe nunca escribe a nadie, y desde luego, mi madre no se molestaria por el tio Peter. Mire, tengo que hacer una cosa. O sea, el pobre ha sido de lo mas amable, francamente. ?Podria escribirle unas lineas en mi nombre, explicandole lo que ha pasado? No quiero que mi familia se entere de esto.

– Por supuesto que si.

– Digale que saldare las malditas deudas en cuanto pueda poner una firma reconocible. Hay que ver. ?Pensar que tengo carta blanca con el fortunon del tio Peter y que no puedo firmar un cheque! Para partirse de la risa, ?no? Digale que… ?como es la frase esa? Si, que agradezco su confianza y que no lo defraudare. Oiga, ?puede darme un poquito de eso que hay en la jarra? Me siento como el rico Epulon en… ?como se llamaba?

Tomo agradecido la bebida fria de un trago.

– ?No, maldita sea! Tengo que hacer algo. El pobre esta realmente preocupado. Creo que puedo medio mover los dedos. Traigame papel y lapiz y lo intentare.

– No creo que deba.

– Si debo, y voy a hacerlo asi muera en el intento. Busqueme algo, sea buena.

Harriet encontro materiales de escritura y sujeto el papel mientras Saint-George garabateaba torpemente unas palabras. El dolor le hizo sudar: un hombro dislocado y vuelto a colocar en su sitio no es precisamente el colmo de la comodidad al dia siguiente, pero apreto los dientes y se aplico a la tarea animosamente.

– Ya esta -dijo con una debil sonrisa-. Da verdadera lastima. Ahora depende de usted. Haga lo que pueda por mi, ?vale?

Quiza Peter supiera como tratar a su sobrino, penso Harriet. El chico tenia una desvergonzada tendencia a considerar suyo el dinero de los demas y, probablemente, si Peter se hubiera limitado a avalarlo, el habria considerado a su tio presa facil y habria continuado procediendo en los mismos terminos, pero en aquellas circunstancias daba la impresion de que estaba dispuesto a pensarselo un poco. Y ademas poseia algo de lo que ella carecia: el don de la gratitud. La facilidad para aceptar favores podria ser indicio de superficialidad; sin embargo, algo le habia costado garrapatear aquella lastimera nota.

Hasta que se retiro a su habitacion tras la cena y empezo a escribir a Peter, Harriet no se dio cuenta de lo delicado de su tarea. Dar una breve explicacion sobre el encuentro con lord Saint-George y ponerle al corriente del accidente en tono tranquilizador fue un juego de ninos. Las dificultades comenzaron con la economia del joven. Redacto el primer borrador con fluidez; tenia un toque de humor y daba a entender al benefactor que sus valiosos balsamos estaban calculados para romperle la cabeza al receptor, alli donde no se la habian roto ya otros elementos. Se divirtio bastante escribiendo esto ultimo. Al releerlo, la decepciono ver que tenia cierto tono impertinente e indiscreto. Lo rompio.

Las alumnas estaban haciendo un ruido tremendo, correteando y riendo por el pasillo. Harriet las mando a

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