partes, pero yo diria que ella es precisamente la unica persona de todo el college que ni por casualidad entraria en esta habitacion. No da clases ni conferencias y jamas utiliza el cuarto oscuro ni consulta libros cientificos.
– Cuando la vi anoche estaba trabajando -dijo Harriet.
– Pero ?la vio? -se apresuro a replicar Wimsey.
– Lo siento, que tonta soy. Lo que queria decir es que tenia encendido el flexo, junto a la ventana.
– No se puede establecer una coartada basandose en un flexo -dijo Wimsey-. En fin, voy a tener que ponerme a cuatro manos, o eso parece.
Fue la decana quien recogio una segunda horquilla, en el sitio donde te puedes esperar encontrarla: en un rincon junto al fregadero del cuarto oscuro. Se sentia tan satisfecha de su labor detectivesca que casi se olvido de lo que suponia aquel descubrimiento, hasta que la angustiada exclamacion de Harriet se lo hizo comprender de golpe.
– Todavia no hemos identificado con toda seguridad las horquillas -dijo Peter para animarla-. Es una pequena tarea para la senorita Vane. -Recogio los papeles-. Me los voy a llevar para completar el informe. Supongo que no habra un mensaje para nosotros en la pizarra, ?no?
Levanto el encerado, en el cual solo habia unas formulas quimicas escritas con tiza, con la letra de la senorita Edwards, y volvio a colocarlo en el caballete, al otro extremo de la ventana.
– ?Un momento! -exclamo Harriet de repente-. Ya se por que se marcho por ahi. Tenia intencion de salir por la ventana del aula, pero se olvido de los barrotes, y cuando corrio la cortina y los vio se acordo del cuarto oscuro y salio corriendo, tiro la pizarra y choco con las sillas. Debia de estar entre la ventana y el caballete, porque la pizarra y el caballete se cayeron hacia delante y no hacia atras, hacia la pared.
Peter la miro pensativo; despues volvio al cuarto oscuro y bajo y subio el marco, que se deslizo con suavidad, casi en silencio.
– Si este edificio no tuviera tan buena construccion -le dijo a la decana, casi con tono acusador-, alguien habria oido esta ventana y habria salido corriendo para pillar a tiempo a la buena senora, pero lo que me extrana es que Annie no oyera el ruido del vaso al caer al fregadero…, aunque si lo oyo probablemente pensaria que era algo en el aula, una de las cajas de cristal o vaya usted a saber que. ?Usted no oyo nada al llegar?
– Absolutamente nada.
– Entonces debio de salir mientras Carrie la sacaba a usted de la cama. Y supongo que nadie la vio salir.
– He preguntado a las tres alumnas cuyas ventanas dan a esa pared, y no vieron nada -dijo Harriet.
– Bueno, podria preguntarle a Annie por el vaso de precipitados, y tambien preguntarles a las dos si al pasar vieron si la ventana del cuarto oscuro estaba abierta o cerrada. Supongo que no se fijarian, pero nunca se sabe.
– ?Y eso que importancia tiene? -pregunto la decana.
– No demasiada, pero si estaba cerrada, corroboraria la idea de la senorita Vane sobre la pizarra. Si estaba abierta, eso nos daria a entender que tenia planeada la retirada en esa direccion. Se trata de saber si nos encontramos ante una persona miope o hipermetrope… mentalmente, quiero decir. Y tambien podria preguntar si alguna de las otras mujeres del ala del servicio vio la luz en el aula, y en ese caso, cuando.
Harriet se rio.
– Eso lo puedo contestar yo ahora mismo. Ninguna. Si la hubieran visto, habrian venido corriendo a contarnoslo. Estoy completamente segura de que la aventura de Annie y Carrie ha sido la comidilla del ala de servicio esta manana.
– Totalmente cierto -replico su senoria.
Se hizo un silencio. El aula no parecia ofrecer mas campo de investigacion. Harriet propuso a Wimsey dar una vuelta por el college.
– Estaba yo a punto de decirlo, si tiene tiempo.
– La senorita Lydgate me espera dentro de media hora para atacar de nuevo la
– ?Oh, no! -exclamo la decana.
– ?Oh, si! Pero podriamos echar un vistazo a los campos de batalla mas importantes.
– Lo que mas me gustaria ver son el comedor, la biblioteca y el paso de uno a otra, la entrada del edificio Tudor, con la antigua habitacion de la senorita Barton, la situacion de la capilla con respecto a la entrada trasera y el sitio donde, con la ayuda de Dios, se puede saltar el muro, y el paso desde el Queen Elizabeth hasta el patio nuevo.
– ?Dios santo! -exclamo Harriet-. ?Se ha pasado toda la noche leyendo el informe?
– ?Chiton! Lo que pasa es que me he despertado muy temprano, pero que no se entere Bunter, porque si no, se va a preocupar. «Hombres hay que han muerto, y se los han comido los gusanos», pero no por madrugar. Como se suele decir, no por mucho madrugar amanece mas temprano.
– Eso me recuerda que tengo unos cuantos casos esperando en mi habitacion en estos momentos, y no creo que Dios los ayude -dijo la decana-. Tres que han llegado tarde sin permiso, dos con gramofonos en los jardines y un vehiculo contrario a las normas. Volveremos a vernos en la cena, lord Peter.
Salio a paso vivo para encararse con las infractoras, y Peter y Harriet se quedaron a solas para hacer la visita. Por los comentarios de Peter, Harriet no pudo deducir mucho de lo que pensaba; le parecio que estaba abstraido, sin prestar demasiada atencion al asunto que se traian entre manos.
– En fin, supongo que ya no tendreis demasiados problemas por la noche -dijo al fin Peter, cuando llegaron a la conserjeria de Jowett Walk, donde habia dejado el coche.
– ?Por que?
– Pues porque las noches son cada vez mas cortas y los riesgos muy grandes… De todos modos… ?te ofenderias si te pidiera… si te sugiriese que tomaras ciertas precauciones?
– ?Que precauciones?
– No voy a ofrecerte un revolver para que lo pongas debajo de la almohada, pero tengo la impresion de que a partir de ahora tu y al menos otra persona podriais estar en peligro. A lo mejor son imaginaciones mias, pero si esa bromista esta un poco asustada y algo la ha frenado…, y creo que debe de estar asustada, el siguiente incidente, cuando se produzca, podria ser grave…
– Bueno, sabemos por ella misma que simplemente me considera rara -replico Harriet.
Al parecer, a Wimsey le llamo la atencion algo que habia en el salpicadero y dijo, dirigiendose al coche, no a Harriet:
– Si, pero sin vanidad ninguna, ojala fuera tu marido, tu hermano o tu amante o cualquier cosa que no soy.
– ?Quieres decir que porque tu estes aqui representas un peligro… para mi?
– Supongo que me creo demasiado importante.
– Pero no te impediria perjudicarme a mi.
– A lo mejor ella no lo tiene muy claro.
– Bueno, no me importa correr el riesgo, si acaso lo es. Y no veo por que seria menor si tu fueras pariente mio.
– Habria una excusa inocente para mi presencia aqui, ?no?… No pienses que intento aprovecharme de la situacion. Como habras notado, observo las formalidades con sumo cuidado. Solo quiero advertirte de que a veces resulta peligroso conocerme.
– Vamos a aclarar esto, Peter. Piensas que el hecho de que tu estes aqui pone nerviosa a esa persona y que podria intentar tomarla conmigo. Y estas intentando decirme, con mucha delicadeza, que podria ser mas seguro que disimularamos tu interes.
– Mas seguro para ti.
– Si, aunque no se por que lo piensas, pero sabes perfectamente que preferiria morirme a fingir algo tan bochornoso.
– ?Tanto?
– Y que tu preferirias verme muerta que abochornada.
– Probablemente esa es otra forma de egoismo, pero estoy a tu entera disposicion.
– Por supuesto, si eres un aliado tan peligroso, podria decirte que te marcharas.
– Puedo imaginarte rogandome que me marche y deje un trabajo sin hacer.