– Ah, de acuerdo. Bueno, en ese caso, no habia ningun cadaver en la tumba cuando enterramos a lady Thorpe el 4 de enero excepto, claro esta, el de lady Thorpe. Ese si que estaba, no estoy diciendo lo contrario, y por lo que yo se sigue ahi. A menos que quien pusiera este cadaver aqui se llevara el otro, con ataud y todo.
– Bueno -opino el doctor-, no puede llevar aqui mas de tres meses y, por lo que creo, no debe llevar menos de ese tiempo. Pero lo podre determinar mejor cuando lo saquen.
– ?Tres meses, eh? -dijo Hezekiah Lavender, que se habia abierto camino hasta llegar a primera fila-. Es el tiempo que hace que aquel tipo tan extrano desaparecio, el que estaba en casa de Ezra Wilderspin y que buscaba trabajo de mecanico. Llevaba barba si la memoria no me falla.
– Es cierto -dijo el senor Gotobed-. ?Que cabeza tienes, Hezekiah! Debe ser el, seguro. ?Mira que acordarte de eso! Siempre pense que ese tipo se meteria en problemas. Pero ?quien podria haber hecho algo asi aqui?
– Bueno -intervino el doctor-, si Jack Priest ha terminado con el interrogatorio, podrian sacar el cadaver del agujero. ?Donde van a ponerlo? No creo que sea algo agradable para llevarlo de aqui para alla.
– El senor Ashton posee una cabana espaciosa. Si se lo pedimos, estoy seguro de que sacaria sus herramientas de alli durante el tiempo necesario. Ademas, tiene una ventana bastante grande y una puerta con cerrojo.
– Sera perfecta. Dick, ve a ver al senor Ashton y pidele que te deje una carreta y una tabla. Padre, ?cree que deberiamos localizar al juez de instruccion? El senor Compline, ya sabe, de Leamholt. ?Lo llamo cuando vuelva?
– Si, gracias, gracias. Te lo agradeceria. Jack, ?pueden seguir con esto?
El policia asintio y los demas acabaron de descubrir el cadaver entero. Para entonces, parecia que todo el pueblo habia acudido al cementerio y costaba mucho evitar que los ninos no se acercaran a la tumba, porque los adultos que en principio debian vigilarlos estaban peleandose por conseguir el mejor sitio. El parroco estaba a punto de dirigirse hacia ellos para reprenderlos severamente cuando Hezekiah Lavender se le acerco.
– Perdone, senor, ?deberia tocar a
– ?Tocar a
– Tenemos que tocarla por toda alma cristiana que muere en la parroquia -respondio el senor Lavender-. Es nuestra obligacion. Y, al parecer, este hombre ha muerto en la parroquia porque, si no, ?por que iban a enterrarlo aqui?
– Tienes razon, Hezekiah.
– Aunque, ?quien nos asegura que se trate de un alma cristiana?
– Eso, Hezekiah, me temo que no puedo decidirlo yo.
– En cuanto a que lo hagamos con un poco de retraso -continuo el anciano-, no es culpa nuestra. Ha sido hoy cuando hemos sabido que habia muerto, asi que nadie nos puede decir nada por no haber tocado a muertos antes. Aunque sobre lo de cristiano…, ?bueno! Tengo mis dudas.
– Deberiamos darle el beneficio de la duda, Hezekiah. En cualquier caso, toca la campana.
El anciano parecia tener dudas y, al final, se acerco al doctor y se lo pregunto.
– ?Que cuantos anos debia tener? -le pregunto este mirando a su alrededor un poco sorprendido-. No lo se. Es dificil concretarlo. Pero me atreveria a decir que entre los cuarenta y los cincuenta. ?Por que quiere saberlo? ?La campana? Ya veo. Bueno, digamos cincuenta.
Asi que
Segunda parte
El ritmo es lo primero que debe entenderse de la campanologia.
Troyte
Querido lord Peter:
Desde su deliciosa visita en enero, en multitud de ocasiones me he preguntado, algo confundido, que debio pensar de nosotros por no darnos cuenta del tan distinguido exponente de los metodos de Sherlock Holmes al que habiamos acogido bajo nuestro techo. Al vivir tan apartados del mundo, y como solo leemos
Con la esperanza de que perdone nuestra lamentable ignorancia, me atrevo a escribirle para preguntarle si, dada su gran experiencia, nos podria dar un consejo. Esta tarde ha ocurrido algo tan misterioso y sorprendente que ha alterado nuestra tranquila existencia. Cuando nos disponiamos a abrir la tumba de lady Thorpe y prepararla para acoger a su marido, cuya muerte seguramente vio en las necrologicas de los periodicos, nuestro sacristan se ha quedado de piedra al descubrir, en la citada tumba, el cadaver de un forastero que, al parecer, murio de un modo violento y criminal. Tenia la cara totalmente mutilada y, lo que parece mucho mas brutal, ?le habian cortado las manos a la altura de las munecas! Obviamente, la policia local se ha puesto a trabajar en el caso, sin embargo, este acontecimiento tiene un peculiar y penoso interes para mi (dado que, de algun modo, esta relacionado con la iglesia de la parroquia), y estoy un poco perdido respecto a cual deberia ser mi actitud personal. Mi esposa, con su habitual sentido practico, me sugirio que recurriera a usted para pedirle ayuda y consejo y el comisario Blundell, de Leamholt, con quien acabo de entrevistarme, muy atentamente me ha dicho que si usted quisiera encargarse del caso personalmente, el haria todo lo que estuviera en su mano para ayudarlo en la investigacion. Apenas me atrevo a sugerirle a un hombre tan ocupado como usted que venga y se ocupe de este asunto en persona pero, en caso de que pensara hacerlo, no necesito decirle lo encantados que estaremos mi esposa y yo de acogerlo en nuestra casa.
Disculpeme si esta carta esta llena de divagaciones y resulta algo confusa; le escribo con la mente todavia perturbada. Debo anadir que nuestros campaneros guardan un grato recuerdo de la ayuda que nos brindo con el famoso carrillon de Ano Nuevo y estoy seguro de que querrian que se lo recordara.
Reciba el mas caluroso saludo de parte de mi esposa y de mi.
Sinceramente,
THEODORE VENABLES
P.S.: Mi esposa me recuerda que le diga que la investigacion empieza el sabado a las dos de la tarde.
Esta carta, que fue enviada el viernes por la manana, llego a manos de lord Peter con el primer correo del sabado. Envio un telegrama diciendo que partiria hacia Fenchurch St Paul inmediatamente, cancelo gustosamente una serie de compromisos sociales y a las dos en punto estaba sentado en el Consejo de la Parroquia, junto con gran parte de la poblacion local que, probablemente, jamas se habia reunido bajo un mismo techo desde la expoliacion de la abadia.
El juez de instruccion, un abogado rural de cara rubicunda, que parecia conocer personalmente a todos los presentes, empezo a trabajar dandose aires de persona terriblemente ocupada, como si cada minuto de su tiempo fuera de oro.
– Atencion, caballeros… Silencio, por aqui, por favor… El jurado en este lado… Sparkes, acerca esos Testamentos al jurado… Escojan un presidente del jurado, por favor… ?Oh! Han elegido al senor Donnington… Muy bien… Acercate… Alf…, coge el libro con la mano derecha…, investigar diligentemente…, el Rey Soberano…,