– Eso tengo entendido. Aunque no creo que este sea un caso similar. No encontre ninguna pista que lo indique.
– Supongo que no esta sugiriendo que el difunto llego al extremo de enterrarse el mismo.
– No, no sugiero eso.
– Me alegra -dijo el juez, sarcasticamente-. ?Puede indicar alguna razon por la que, si un hombre se hubiera suicidado voluntaria o involuntariamente atandose…?
– Despues de atarse. Es improbable que atarse los brazos y los tobillos pudiera causar por si solo la muerte de alguien.
– Despues de atarse. ?Por que otra persona iria, lo golpearia y lo enterraria en secreto?
– Podria sugerir varias razones, pero no creo que sea el mas indicado.
– Tiene razon, doctor.
El doctor Baines le hizo una reverencia con la cabeza.
– Supongo que si se hubiera atado el y no hubiera podido soltarse, se habria muerto de hambre.
– Sin duda. El informe de sir James Lubbock nos lo dira.
– ?Tiene algo mas que decirnos?
– Solo que, como una posible ayuda a la identificacion, he redactado un informe lo mas exacto posible, algo dificil dado el estado de las mandibulas del difunto, del numero y condicion de sus dientes y del trabajo dental que le habian practicado varias veces. Le he dado el informe al comisario Blundell para que lo use en la investigacion.
– Gracias, doctor. Sin duda sera de gran ayuda.
El juez hizo una pausa, miro sus notas y se giro hacia el comisario.
– En estas circunstancias, comisario, creo que lo mas aconsejable seria levantar la sesion hasta que usted haya finalizado sus investigaciones. Digamos… ?dentro de quince dias? Si para entonces cree conveniente dictar cargos contra alguien en relacion con este crimen, accidente o lo que sea, en ese caso levantariamos la sesion
– Creo que es lo mejor, senor Compline.
– De acuerdo. Caballeros, levantamos la sesion hasta dentro de quince dias.
Los miembros del jurado, un poco desconcertados y desilusionados porque nadie les habia pedido su opinion, fueron saliendo lentamente de detras de la mesa donde les habian sentado y que, en otras circunstancias, se utilizaba para servir los tes de la parroquia.
– Un bonito caso -le dijo lord Peter, entusiasmado, al senor Venables-. Encantador. Le estoy infinitamente agradecido de que me escribiera para comunicarmelo. No me lo habria perdido por nada del mundo. Me cae bien su doctor.
– Lo tenemos en muy alta consideracion.
– Tiene que presentarmelo. Creo que nos llevariamos estupendamente. Al juez no le cae bien. Algun antagonismo personal insignificante, sin duda. ?Aqui esta mi amigo Hezekiah! ?Como esta, senor Lavender? ?Como esta
Todos se alegraron mucho de volverse a ver. El parroco agarro a un chico alto y delgado que pasaba corriendo junto a su grupo.
– Un momento, Will, quiero presentarte a lord Peter Wimsey. Lord Peter, le presento a Will Thoday. Usted toco su campana en Nochevieja.
Intercambiaron un apreton de manos.
– Siento mucho haberme perdido el carrillon -dijo Thoday-. Pero estaba muy mal, ?no es cierto, parroco?
– Cierto. Y me parece que todavia no te has curado del todo.
– Estoy bien, senor. Solo es un pequeno catarro que espero que se me cure con el tiempo primaveral.
– Bueno, tienes que cuidarte. ?Como esta Mary?
– Bien, senor, gracias. Queria venir a la sesion, pero le dije que no era lugar para una mujer. Me alegro de haber conseguido que no viniera.
– Si. La declaracion del doctor ha sido muy desagradable. ?Las ninas estan bien? Esplendido. Dile a tu mujer que la senora Venables ira a verla dentro de un par de dias. Si, esta muy bien, gracias; algo perturbada por todo esto, pero es natural. ?Ah! El doctor Baines. ?Doctor! A lord Peter Wimsey le complaceria mucho conocerlo. Sera mejor que venga a casa a tomar una taza de te. ?Buenos dias, Will, buenos dias!… No me gusta el aspecto de este chico -dijo el parroco mientras se dirigian a su casa-. ?Que opina, doctor?
– Hoy esta un poco palido y tenso. La semana pasada me parecio que estaba mejor, pero paso por una gripe muy fuerte y es un hombre con cierta tendencia nerviosa. Usted no se imaginaba que los granjeros sufrian de los nervios, ?verdad, lord Peter? Pero son humanos, como los demas.
– Y Thoday es un hombre muy fuerte -anadio el parroco, como si la fortaleza evitara el funcionamiento del sistema nervioso-. Solia trabajar su propia tierra hasta que llegaron los malos tiempos. Ahora trabaja para sir Henry, bueno, trabajaba. No se que va a suceder ahora, con la chiquilla sola en la casa. Supongo que el fiduciario se hara cargo de todo, o que nombrara a un administrador que lo haga. Me temo que, en estos tiempos, las tierras no dan para demasiado.
En ese momento, un coche los paso y se detuvo un poco mas adelante. Dentro iban el comisario Blundell y sus ayudantes y el parroco, disculpandose energicamente por su negligencia, le presento a lord Peter.
– Es un placer, milord. Mi amigo, el inspector Snugg, me ha hablado mucho de usted. Ya se ha retirado, ?lo sabia? Se ha comprado una preciosa casita al otro lado de Leamholt. Habla de usted a menudo. Dice que usted solia tomarle el pelo de una manera muy cruel. Este no es un trabajo agradable. Entre nosotros, milord, ?que iba a decir cuando el juez lo interrumpio? Algo de que ese tal Driver no era mecanico de motores.
– Iba a decir que me dio la impresion de que habia realizado los ultimos trabajos manuales en la carcel de Princetown o en un lugar asi.
– ?Ah! -exclamo el comisario, pensativo-. ?Asi que le dio esa impresion? ?Por que?
– Por los ojos, la voz, la actitud… todo en general, ?por?
– ?Ah! -repitio el comisario-. Milord, ?ha oido hablar alguna vez de las esmeraldas Wilbraham?
– Si.
– ?Sabe que Nobby Cranton ha vuelto a salir de la carcel? Y, al parecer, ultimamente anda desaparecido. La ultima vez que se supo algo de el fue hace seis meses en Londres. Lo han estado buscando. En cualquier caso, no me extranaria que volvieramos a oir hablar de esas esmeraldas otra vez dentro de poco.
– ?Santo cielo! -dijo Wimsey-. Estoy en medio de la busqueda de un tesoro. Todo esto es confidencial, ?no?
– Si me hace ese favor, milord. Vera, si alguien penso que valia la pena matar a Cranton, golpearlo y enterrarlo, y despues cortarle las manos donde habian quedado sus huellas, alguien de este pueblo tiene que saber algo. Y cuanto menos imaginen que sabemos, mas libremente actuaran y hablaran. Y justo por eso, milord, me alegre mucho cuando el amable parroco me dijo que venia usted de camino hacia aqui. Seran mas sinceros con usted que conmigo, ?no lo ve?
– Perfectamente. Se me da muy bien entretenerme haciendo preguntas desinteresadas. Ademas, si es por una buena causa, puedo beberme unas buenas jarras de cerveza.
El comisario se rio, le dijo a Wimsey que lo fuera a ver cuando quisiera, se subio al coche y se fue.
La mayor dificultad de una investigacion es por donde empezar. Despues de darle muchas vueltas, lord Peter confecciono la siguiente lista de preguntas:
1. ?Es Cranton? (Esperar el resultado de la prueba dental y el informe de la policia).
2. Tener en cuenta la cuestion de la moneda de diez centimos franceses y la ropa francesa. ?Habia ido Cranton a Francia? Si no fue Cranton, ?se sabe de alguien del pueblo que haya estado en Francia despues de la guerra?
3. La destruccion de las manos y la cara despues de morir sugiere que el asesino tenia especial interes en que la identificacion fuera imposible. Si el cadaver es de Cranton,