– Esta muerto -afirmo Wimsey-. El hombre de la fotografia es el que esta vivo.

– No estamos mas cerca de la solucion que antes -dijo Wimsey.

– Attendez, milord. Todavia no nos ha dicho todo lo que sabe. No confia en nosotros y nos esta ocultando el nombre real de su marido. Solo tiene que esperar, encontraremos los medios para hacer que hable. Todavia cree que su marido puede estar vivo. Pero la convenceremos. Debemos seguirle la pista a Jean Legros. Una pista de nueve meses, pero no sera demasiado dificil. Ya se que cogio el tren para ir a Belgica, lo he investigado. Cuando embarco hacia Inglaterra, sin ninguna duda lo hizo desde Ostend, a menos que… Voyons, milord, ?con que recursos podia contar?

– ?Como saberlo? Pero creemos que esos bienes tan misteriosos tenian que ver con un collar de esmeraldas que valia miles de libras.

– Ah, voila! Entonces, valdria la pena gastarse los ahorros. Pero usted dice que no es el hombre que esperaba. Si ese otro hombre era el ladron, ?como encaja en todo esto Legros?

– Ese es el problema. Aunque vera… En el robo estuvieron implicados dos hombres: un cambrioleur de Londres y un sirviente domestico. No sabemos cual de los dos se llevo las joyas; es una historia muy larga. Aunque ha oido que Jean Legros le escribio a un amigo de Inglaterra, y ese amigo podria ser Cranton, el ladron. Legros no pudo ser el sirviente que robo las joyas porque ese hombre murio. Aunque quiza antes de morir le dijo a Legros donde las habia escondido y le dio el nombre de Cranton. Legros entonces le escribe a Cranton y le propone un trato para encontrar las joyas. Cranton no se lo cree y le pide a Legros una prueba de que lo que dice es cierto. Legros le envia una carta que le satisface y Cranton, a su vez, le envia la documentacion inglesa con el nombre de Paul Sastre. Entonces Legros se va a Inglaterra y se cita con Cranton. Los dos encuentran las joyas. Luego Cranton mata a su socio para quedarse con todo el botin. ?Que le parece, monsieur? Porque Cranton tambien ha desaparecido.

– Es muy posible, milord. En tal caso, tanto las joyas como el asesino estan en Inglaterra, o donde sea que este ese tal Cranton. Asi que, usted cree que el otro hombre que murio, el sirviente, le confeso el escondite del collar… ?a quien?

– Quiza a algun companero de celda que tuviera que estar en la carcel una temporada corta.

– ?Y por que haria algo asi?

– Para que ese companero de celda le proporcionara una via de escape. Y la prueba es que el sirviente se escapo de la carcel, aunque mas tarde encontraron su cuerpo en una cantera a muchos kilometros de la carcel.

– ?Aja! El asunto empieza a aclararse. Y, a ese sirviente, ?como es que lo encontraron muerto? ?Eh?

– Se supone que se cayo a la cantera por la noche, aunque empiezo a creer que lo mato Legros.

– Milord, nuestros pensamientos funcionan igual. Porque, voyez-vous, esta historia de desercion y autoridades militares no se sostiene por ningun lado. Detras de este cambio de nombre y este miedo a la policia inglesa hay algo mas que una simple desercion. Pero si ya habia estado antes en la carcel y durante el robo cometio un asesinato, la cosa empieza a ser mas comprensible. Cambio de nombre dos veces, para que nadie pudiera seguirle la pista hasta Francia, porque Legros, bajo el nombre ingles, se alisto en el Ejercito despues de salir de la carcel y quiza aparezca en los registros del ejercito ingles. Lo unico que me parece extrano es que, si estaba en el Ejercito, encontrara el tiempo libre para planear una fuga de la carcel y un asesinato. No, siguen habiendo lagunas, pero la idea general del plan esta clara y lo estara mas a medida que vayamos avanzando. Mientras tanto, hare algunas investigaciones aqui y en Belgica. Creo, milord, que debemos limitarnos a las rutas de pasajeros normales o incluso los puertos. Una lancha motora podria perfectamente hacer el recorrido hasta la costa de Laincollone. La policia de Londres tambien puede hacer averiguaciones por su cuenta. Y tan pronto podamos demostrar el recorrido de Legros desde la puerta de su casa hasta su tumba en Inglaterra, entonces creo que madame Suzanne nos dira algo mas. Y ahora, milord, le ruego que nos conceda el honor de cenar con nosotros esta noche. Mi mujer es una cocinera excelente, si a usted le parece lo bastante digna la cuisine bourgeoise acompanada por un pasable vin de Bourgogne. Monsieur Delavigne de la Surete me ha informado de su reputacion de gourmet, y solo me atrevo a invitarlo con algo de retraimiento, pero para madame Rozier seria un placer infinito conocerlo.

– Monsieur, les estoy infinitamente agradecido a los dos.

Septima Parte

Busqueda sencilla

Primero, Lucas Mortis; luego Terra Tenebrosa; despues Tartarus; mas tarde, Terra Oblivionis; luego Herebus; despues Barathrum; mas tarde Gehenna y por ultimo Stagnum Ignis.

Wylder's Hand

Sheridan Lefanu

– Bueno -dijo el comisario Blundell-. Si las cosas estan asi, tendremos que encontrar a Cranton. Pero me resulta extrano. Por lo que me han dicho, jamas habria creido que Cranton hiciera ese tipo de trabajos. Nunca ha sido sospechoso de matar a nadie, y nunca me parecio un asesino. Y usted ya sabe, milord, que es muy dificil que uno de estos ladrones tan inteligentes se pase al lado de la violencia. Me refiero a que no es su estilo, ?me entiende? Es cierto que fue a por Deacon en el muelle, pero aquello fue mas bien una refriega, y no creo que quisiera hacerle mucho dano. Supongamos que fue ese otro tipo el que mato a Cranton; entonces debio intercambiar la ropa con el para evitar que lo reconocieran.

– Tal vez, pero ?que hay de la vieja cicatriz en la cabeza? Parece que coincide con la descripcion del cuerpo del tal Jean Legros. A menos que Cranton tambien tuviera una cicatriz.

– Hasta septiembre, no tenia ninguna -repuso el comisario, pensativo-. No, supongo que usted tiene razon, eso no es posible. Ademas, las medidas son algo distintas aunque, claro, es dificil ser exactos cuando se compara un cadaver que lleva cuatro meses enterrado y una persona viva. Y como le faltaban muchos dientes, tampoco hemos podido sacar nada de ahi. No, tenemos que encontrar a Cranton. Si esta vivo, esta muy bien escondido. Como si hubiera hecho algo realmente malo, digamoslo asi.

Esta conversacion se estaba produciendo en el cementerio, donde el senor Blundell habia estado buscando alguna pista. El comisario arranco una ortiga y continuo:

– Y luego esta Will Thoday. No acabo de creerme que no este involucrado. Juraria que sabe algo, pero… ?que puede saber? Lo que no se puede negar es que, cuando todo aquello sucedio, el estaba enfermo en la cama. Se aferra a eso y sostiene que no sabe nada. ?Y que puedes hacer con un hombre que afirma que no sabe nada? Y en cuanto a su mujer, es imposible que atara a un hombre y lo enterrara. No es una mujer fuerte fisicamente. Tambien he hablado con las ninas. No me parecia bien hacerlo, pero lo hice de todos modos. Y dicen que papa y mama estuvieron en casa toda la noche. Hay otra persona que podria saber algo: James Thoday. Mire esto, milord, vera que extrano. James Thoday se marcho de Fenchurch St Paul el 4 de enero, a primera hora de la manana, para zarpar con su barco. Lo vieron marchar, de acuerdo, el jefe de estacion lo vio. Pero aquel dia no llego a Hull. He estado en Lampson & Blake y me han dicho que recibieron un telegrama suyo diciendo que no podia incorporarse a tiempo, pero que llegaria el domingo por la noche, y asi fue. Explico una historia sobre que se habia puesto enfermo repentinamente, y ellos dijeron que era cierto que cuando embarco tenia mala cara. Les he dicho que se pongan en contacto con el lo antes posible.

– ?Desde donde se envio el telegrama?

– Desde Londres. Desde una oficina de Correos cerca de Liverpool Street. Aproximadamente a la hora en que

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