ni Mary han venido esta manana a misa. Nunca habian faltado, excepto cuando el estuvo enfermo.

– Y esa es una razon de peso -anadio la senora Venables-. Quiza Will se ha vuelto a resfriar. Estos vientos son muy traicioneros. Lord Peter, coja otra salchicha. ?Como lleva el mensaje cifrado?

– Ni lo mencione, me parece que estoy en un callejon sin salida.

– Yo no me preocuparia -le aconsejo el senor Venables-. Aunque tenga que aguantar algun reves de vez en cuando, pronto volvera a encontrar el camino.

– Eso no me importaria. Lo que me pone nervioso es ir por detras.

– Detras de un misterio siempre se esconde algo -dijo el parroco, alegre por lo que se le acababa de ocurrir-. Una solucion.

– Lo que quiere decir -intervino muy seria la senora Venables- es que dentro de una rueda siempre hay otra rueda.

– Y donde hay una rueda generalmente hay una cuerda -apunto Wimsey.

– Por desgracia -dijo el parroco, y despues se hizo un silencio melancolico en la habitacion.

La preocupacion por los Thoday se disipo cuando aparecieron juntos en la misa de la tarde, aunque Wimsey se dijo que nunca habia visto a dos personas con un aspecto tan triste e infeliz. Mientras pensaba en ellos perdio contacto con lo que pasaba a su alrededor: se sento en el banco, no escucho ni una palabra de los salmos, entono un sonoro y solitario «Porque tuyo es el Reino» al final de una oracion, y solo volvio en si cuando el senor Venables aparecio para dar el sermon. Como siempre, Gotobed no habia barrido demasiado bien el cancel, y los crujidos del carbon cuando el parroco lo pisaba lo acompanaron todo el camino hasta el pulpito. Pronuncio la invocacion y Wimsey se reclino en el banco en actitud relajada, cruzo los brazos y se quedo mirando fijamente el techo.

– El que ha exaltado a tu unico hijo con gran jubilo en el cielo. Estas son las palabras a recordar hoy. ?Que nos quieren decir? ?Que imagen nos hacemos de la gloria y el jubilo del Cielo? El pasado jueves nuestra oracion se centro en que nosotros tambien subiremos en corazon y mente a lo alto del Cielo y viviremos alli, y esperamos que, despues de la muerte, nos admitan, no solo en corazon y mente sino tambien en cuerpo y alma, en ese estado donde querubines y serafines cantan continuamente sus alabanzas. La descripcion de la Biblia es maravillosa: el mar de cristal y el senor sentado entre los querubines, y los angeles con sus arpas y coronas doradas, como los imaginaron los viejos artesanos que construyeron este magnifico techo del que estamos tan orgullosos. Pero ?creemos de verdad, vosotros y yo, en…?

No habia manera. Wimsey ya volvia a estar muy lejos de alli.

– Se levanto sobre los querubines y volo. Se sienta en querubines…

De repente se acordo del arquitecto que habia advertido al duque de Denver sobre el estado del tejado de la iglesia: «Vera, excelencia, la madera se ha podrido y detras de esos querubines hay unos agujeros donde cabe una mano». «Se sienta en querubines». ?Claro! Que tonto, habia subido a buscar querubines en las campanas cuando los tenia encima de la cabeza mirandolo fijamente con sus grandes ojos dorados cegados por el exceso de luz. ?Que querubin era? La nave y las islas estaban llenas de querubines, como el cielo de estrellas. La nave y las islas… «Por lo que las islas estaran satisfechas»; y luego el tercer texto: «Como torrentes en el sur». Entre los querubines de la isla sur. ?Que podia ser mas claro que eso? De la emocion, estuvo a punto de pegar un salto en el banco. Solo faltaba descubrir de que par de querubines en concreto se trataba, y no seria muy dificil. Las esmeraldas no estarian, por supuesto, pero incluso si descubrian el escondite vacio, eso demostraria que el criptograma estaba relacionado con el collar y que la tragedia que planeaba sobre Fenchurch St Paul tambien estaba relacionada con las esmeraldas. Ademas, si podian demostrar, con la verificacion de la carcel de Maidstone, que la letra de la carta era de Jean Legros, sabrian quien era ese Legros y, con suerte, podrian relacionarlo con Cranton. Despues de todo, si Cranton escapaba del cargo de asesinato, seria un hombre muy afortunado.

Cuando terminaron con el asado del domingo y el pudin Yorkshire, Wimsey se llevo al parroco aparte para hablar con el.

– Senor, ?cuanto hace que sacaron las galerias de los pasillos?

– Dejeme pensar. Hara unos diez anos. Si, eso es, diez anos. Eran horrorosas. Estaban delante de las ventanas de los pasillos, tapaban toda la decoracion superior, no dejaban entrar la luz y estaban pegadas a los arcos. De hecho, con aquellos horribles bancos, que parecian baneras que nacian del suelo, y las galerias, que eran enormes, apenas se veian los capiteles de los pilares.

– O cualquier otra cosa -dijo su mujer-. Yo siempre decia que estar debajo de aquellas galerias eran las vacaciones de un ciego.

– Si quiere ver que aspecto tenian -anadio el parroco-, puede visitar la iglesia Upwell cerca de Wisbech. En el pasillo norte tienen el mismo tipo de galeria (aunque las nuestras eran mas grandes y feas) y tambien tienen un techo lleno de angeles, aunque no es tan bonito como el nuestro, porque ellos solo los tienen en el techo y nosotros tambien los tenemos en las vigas. En realidad, si no sube a la galeria, no puede ver los angeles del pasillo norte.

– Supongo que cuando decidieron sacarlas tuvieron las quejas normales, ?no?

– Claro, algunos se quejaron. Siempre hay individuos que se oponen a todo tipo de cambios. Pero las galerias eran absurdas, porque habia espacio de sobras para toda la parroquia y todos esos asientos no eran necesarios. Los ninos de la escuela cabian perfectamente en un pasillo.

– Aparte de los ninos de la escuela, ?quien mas se sentaba en la galeria?

– Los sirvientes de la Casa Roja y algunos de los habitantes mas viejos del pueblo, que ocupaban ese lugar desde tiempos inmemoriables. De hecho, tuvimos que esperar a que se muriera una senora para empezar a hacer las reformas. Pobre senora Wilderspin, la abuela de Ezra. Tenia noventa y siete anos y cada domingo venia a misa; si hubieramos quitado la galeria cuando todavia estaba viva, le habriamos roto el corazon.

– ?En que lado se sentaban los sirvientes de la Casa Roja?

– Al lado oeste del pasillo sur. Nunca me gusto, porque no podiamos ver lo que estaban haciendo, y a veces su comportamiento dejaba mucho que desear. No creo que la casa del senor sea un buen lugar para flirtear, y los ruidos y las risas eran claras muestras de una conducta indecorosa.

– Si la senora Gates hubiera hecho lo que debia y se hubiera sentado con ellos, la cosa habria sido distinta - dijo la senora Venables-. Pero ella era demasiado senora y siempre queria tener su propio asiento, cerca de la puerta sur, por si se mareaba y tenia que salir a tomar aire.

– Querida, la senora Gates no es una senora demasiado robusta que digamos.

– ?Tonterias! Come demasiado y luego se indigesta, eso es todo.

– Puede que tengas razon, querida.

– No la soporto -anadio la senora Venables-. Los Thorpe tendrian que vender la casa pero, por lo que se ve, no pueden porque asi lo dejo escrito sir Henry en su testamento. No se como van a mantenerla y, ademas, seguro que el dinero le vendria mucho mejor a la senorita Hilary. ?Pobre Hilary! Si no hubiera sido por esa horrible senora Wilbraham y su collar… Lord Peter, supongo que a estas alturas ya no hay ninguna esperanza de recuperarlo, ?verdad?

– Mucho me temo que llegamos un poco tarde, aunque estoy casi seguro de que el collar estuvo en la parroquia hasta enero.

– ?En la parroquia? ?Donde?

– Creo que en la iglesia. El sermon que ha pronunciado esta manana ha sido de lo mas inspirador, padre. Me inspiro tanto que resolvi el enigma del criptograma.

– ?No! -exclamo el parroco-. ?Como ha sucedido?

Wimsey se lo explico.

– ?Por todos los santos! ?Que interesante! Debemos ir a registrar ese lugar de inmediato.

– De inmediato no, Theodore.

– Bueno, no, querida, no me referia a ahora mismo. Me temo que no quedaria demasiado bien entrar con la escalera en la iglesia en domingo. Aqui todavia respetamos mucho el cuarto mandamiento. Ademas, esta tarde tengo misa infantil y tres bautizos, y la senora Edwards viene a hablar conmigo. Pero, lord Peter, ?como cree que llegaron alli las joyas?

– Bueno, lo he estado pensando. ?No arrestaron a Deacon un domingo despues de misa? Supongo que tenia alguna idea de lo que iba a suceder y escondio el botin en algun momento del oficio.

Вы читаете Los nueve sastres
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату