cucharada de agua del Carmen, un fuerte licor que resucitaria a un muerto, saco de Eri de aquel insolito desmayo.

Michel vio con el corazon en un puno como se llevaban a su Luz de luna en camilla. Cuando la vieja ambulancia cerro el porton trasero, salio corriendo tras ella con lagrimas en los ojos.

No paro de correr hasta llegar, exhausto, al gris edificio que se erigia en las afueras de Selonsville. El hospital de la ciudad era un lugar lugubre donde muchos combatientes habian llegado para exhalar el ultimo suspiro ante sus familiares.

Ademas de sus companeros de orfanato, aquella nina era la unica familia que tenia en el mundo, asi que Michel sintio que las piernas le temblaban mientras subia las escaleras. Iba a recibir un buen castigo por haber salido del centro fuera de horas, pero no era ese el motivo por el que el frio se habia instalado en lo mas profundo de su ser.

Cuando llego a la segunda planta, una apatica enfermera le senalo el final de pasillo. Frente a la ultima puerta dos medicos charlaban entre susurros con expresion grave.

Michel corrio hacia ellos temiendo lo peor. Uno de los medicos le bloqueo la entrada a la habitacion cuando ya estaba a punto de colarse dentro.

– No se admiten visitas -dijo con voz grave.

– Necesito saber como esta Eri -imploro Michel.

– viva.

El segundo medico se aparto para que su companero pudiera hablar a solas con la unica persona que se habia interesado por la joven paciente. Michel se tranquilizo un poco al ver que su amiga reposaba en la cama con la cabeza hundida en la almohada.

Sin embargo, la expresion de la nina no era de placido sueno. La vida misma parecia haber huido de aquel cuerpo fragil y delicado. Varios cables la conectaban a una maquina que palpitaba con un lento zumbido.

– ?Que le pasa? -pregunto el nino muy preocupado-. ?Cuando se pondra bien?

– No lo sabemos. De momento las pruebas no permiten…

– Cuando despierte, le pueden preguntar que le hace dano para poder curarla -lo interrumpio Michel.

El medico apoyo la manaza en el hombro del chico antes de bajar la voz para comunicarle:

– Ese es el problema, que no sabemos si va a despertar. Tenemos pocas esperanzas -Michel sintio como algo dentro de el se desmoronaba mientras el hombre acababa de emitir su diagnostico-. Tu amiga ha entrado en como por causas desconocidas. La hemos examinado a fondo y no ha recibido ningun golpe que explique su estado. Mi companero opina que puede deberse a una enfermedad del corazon que no le habia sido detectada hasta ahora.

– ?Quiere decir, entonces, que Eri no despertara? -pregunto Michel con lagrimas en los ojos-. ?Se va… a morir?

La expresion del medico se ensombrecio mientras se encogia de hombros.

Odiaba reconocer que no tenia respuesta.

4

Herminia

Michel deambulo perdido por las calles nevadas sin importarle que el orfanato ya se hubiera dado la voz de alarma ante su ausencia.

Consumidas todas las lagrimas, buscaba desesperadamente a alguien que pudiera darle un consejo para ayudar a Eri.

Revolvio libros de medicina en la biblioteca municipal. Aunque solo tenia una moneda de un franco, pregunto por remedios al boticario y tambien al curandero. Abordo incluso a un grupo de enfermeras que se dirigian a un centro de rehabilitacion de heridos de guerra.

Nadie sabia decirle que hacer.

Cuando oian la palabra «coma», los rostros de compasion parecian decirle que su amiga habia emprendido un viaje sin retorno. Eri dormia para siempre hasta que su corazon enfermo dejara de latir.

Al borde del agotamiento, Michel se refugio de la suave nevada bajo un oscuro soportal. Se sentia tan triste y desesperado que casi piso a una anciana humilde que tiritaba envuelta en su manta.

– Por el amor de Dios -le imploro la mujer con voz quebrada-, ?me puedes conseguir un mendrugo de pan?

El nino bajo la mirada hacia ella. Adivino bajo la manta humeda y manchada un saco de huesos que no tardarian en hallar su ultimo reposo en la fosa de los pobres. Compungido, busco en su bolsillo su unica moneda y se la entrego a la mendiga.

Parecio que los ojos fueran a salirle de las cuencas al exclamar:

– ?Un franco!

Michel ya se marchaba cuando la anciana, tras guardarse la moneda, lo retuvo con sus manos huesudas y temblorosas mientras le decia:

– Con eso tengo para comer una semana. ?Puedo ayudarte en algo? Pareces triste.

– Y lo estoy. Este es el dia mas triste del mundo. Usted no puede ayudarme, buena senora.

– ?Como puedes estar tan seguro? Ni siquiera sabes quien soy. Empezare por mi nombre: me llamo Herminia. Ven a sentarte a mi lado, alma de Dios.

Para no ofender a la anciana, Michel se acurruco junto a ella y dejo que compartiera su vieja manta con el. Tras presentarse, le explico con todo lujo de detalles lo que habia sucedido aquella manana desde que su amiga no habia logrado despertar.

Herminia escuchaba asintiendo suavemente, y espero hasta el final del relato para dejar que su dulce voz resonara bajo el soportal.

– El matasanos ese tiene razon solo en parte. Tu amiga Eri tiene el corazon enfermo, pero no es una enfermedad que se pueda curar en un hospital.

– Ya me han dicho que no hay mucha esperanza -confirmo Michel con triste resignacion.

– ?Quien es el bobo que ha dicho eso? ?Mientras esperas algo de la vida siempre hay esperanza! Solo he dicho que su corazon no necesita las curas de un hospital, sino otra cosa. Nueve cosas para ser mas precisos.

Michel miro asombrado a la mendiga, que de repente hablaba con vigorosa autoridad:

– Eri tiene el corazon enfermo por falta de amor que ha sufrido desde que fue abandonada en el orfanato.

– ?Y que puedo hacer para ayudarla?

La anciana respiro profunda y ruidosamente, como si rescatara una leccion sepultada por las nieves del tiempo.

– Para curar a tu amiga existe un remedio que me revelo un curandero que hacia milagros en el pueblo donde creci, en un lugar de Sudamerica muy lejos de aqui. No es facil…

– Exacto, porque para curar la falta de amor hay que tejer un corazon lleno de estrellas.

El nino miro a la anciana sin entender nada. Esta sonrio antes de explicar:

– Es un remedio que no falla. Debes encontrar en Selonsville nueve personas que seas un ejemplo de nueva clases diferentes de amor. Para ello tienes diez dias. Pero ahora viene lo mas dificil: recortaras una estrella de la ropa de cada una de ellas sin que se den cuenta. Cuando tengas nueve, me los traes y yo tejere con ellos un corazon lleno de estrellas para que se lo lleves a Eri.

– ?Y con eso se curara?

– Bueno… -le dirigio una mirada enigmatica antes de seguir-. Lo cierto es que cuando tengas ese corazon aun faltara algo… Una estrella secreta, la numero diez, que es la que permite que las otras nueve tengan el poder.

– ?Y donde encontrare esa estrella?

– Cuando hayas aprendido las claves del corazon, tendras que descubrir por ti mismo cual es el secreto ultimo

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