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– EL AUTOESTOP no es un deporte. No es un arte. No es, desde luego, un trabajo, pues no exige ninguna habilidad especial ni produce nada de valor. Es una aventura, supongo, pero una aventura superficial e indigna. El autoestop es parasitario, ni mas ni menos que la mendicidad directa, segun mi opinion.
Tales palabras dirigia Julian Hitche con tono exasperado a Sissy Hankshaw. Sissy no se molesto en dar respuesta a las acusaciones de Julian, y, claro esta, el autor, que es ambivalente respecto a todo este asunto del autoestop, no va a hacerlo por ella.
De Whitman a Steinbeck y a Kerouac, y por encima de los inquietos polluelos de los sesenta, la carretera norteamericana ha representado una posibilidad de orientacion, de fuga, una oportunidad y un medio de llegar a otro sitio distinto. Aunque ilusoria, la carretera era libertad, y el modo mas libre de recorrerla era hacer autoestop. En los sesenta, tantos jovenes norteamericanos andaban por la carretera que el autoestop adquirio, pese a la opinion de Julian, caracteristicas de deporte. En la seccion de correspondencia de revistas pop como
Aunque parezca extrano, Sissy se mantuvo virtualmente al margen de este fenomeno cultural. Abordarla con el fin de obtener consejos practicos sobre el tema del autoestop habria sido casi inutil. Quiza no hubiese dicho, por ejemplo, como Ben Lobo y Sara Linses en su folleto
O ante
Porque el dia que en su clinica de Nueva York el doctor Goldman le administro el «Suero de la charla», varios anos despues de que el Lincoln del musico negro la alejara de casa y familia, Sissy pudo decir:
– Por favor, no lo considere inmodestia, pero soy realmente la mejor. Cuando tengo las manos en forma y el cronometraje es correcto, soy lo mejor que hay, hubo y habra.
»De mas joven, antes de este paro forzoso que ha estado a punto de acabar conmigo, hice una vez autoestop ciento veintisiete horas sin parar, sin comer ni dormir, cruce dos veces el Continente en seis dias, refresque mis pulgares en ambos oceanos y consegui viajes despues de medianoche en autopistas sin iluminacion, tal era mi destreza, mi persuasion, mi ritmo. Logre establecer marcas y batirlas inmediatamente; yendo mas alla, y mas deprisa, que ningun autoestopista antes ni despues. Con los anos, sin embargo, pase a preocuparme mas por sutilezas y matices de estilo. No me interesaba ya el tiempo en terminos de kilometros por hora. Empece a hacer autoestop en algo parecido al tiempo geologico: lento, antiguo, vasto. De dia, solia dormir en zanjas y entre matorrales, arrastrandome fuera al final de la tarde como debio arrastrarse el primer pez que salio del mar, parando coche tras coche y muchas veces negandome a subir, o viajando solo un kilometro para empezar de nuevo. Desplace la autopista de su contexto temporal. Pasos elevados, treboles, rampas de salida, adquirieron para mi la personalidad de ruinas mayas. Sin destino, sin parada, mi carrera era a menudo silenciosa y vacia; no habia incremento, no habia graduaciones arbitrarias que redujesen el tiempo a unidades funcionales. Yo abstraia y purificaba. Luego empece a yuxtaponer viajes lentos y largos con otros breves, furiosamente rapidos… hasta que pude componer melodias, conciertos, sinfonias completas de autoestop. Cuando el pobre Jack Kerouac se entero de esto, anduvo borracho una semana. Anadi al autoestop dimensiones que los demas no podian siquiera comprender. En la Era del Automovil (y nada ha conformado nuestra cultura como el coche de motor) ha habido varios conductores geniales, pero solo un gran pasajero. He hecho autoestop por todos los estados y la mitad de las naciones, pasando ventiscas y cruzando arcoiris, por desiertos y ciudades, hacia atras y al sesgo, arriba, abajo, y en mi alcoba. No existia carretera que no me esperara. Al pasar yo, se inclinaban los campos de margaritas y gorgoteaban las gasolineras. No habia vaca que no agitara hacia mi sus ubres plenas. Conmigo llego a la practica del autoestop algo diferente y profundo, iluminador y ejemplar. Soy el espiritu y el corazon del autoestop, soy su corteza y su medula, soy su fundamento y su culminacion, soy la joya en su loto. Y cuando realmente me pongo en movimiento, parando coche tras coche tras coche, moviendome tan libre, tan clara, tan delicadamente que hasta los maniacos sexuales y los polis no pueden sino pestanear y dejar paso, entonces encarno los ritmos del universo, siento lo que significa
»Puede alegar usted que disfruto de una ventaja injusta, pero no mas que Nijinsky, cuya reputacion como el bailarin mas sublime de la historia se ve nublada por el hecho de que sus pies eran deformes, pues poseian la estructura osea de la pata de un pajaro. La naturaleza moldeo a Nijinsky para bailar, a mi para el control del trafico; y hablando de pajaros, dicen que las aves son tontas, pero yo una vez ensene a un periquito a hacer autoestop. No era capaz de hablar una palabra, pero era un loco del autoestop. Le deje que parara coches en un viaje por todo el Oeste, y luego me indico que queria seguir por su cuenta. Le deje marcharse y el primer coche que paro llevaba dos gatos siameses. En fin, quiza los pajaros sean tontos en el fondo.
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EL LLAMADO suero de la charla es basicamente mezedrina racemica con un poco de pentotal sodico. No hay que confundirlo con el polemico «suero de la verdad», que solo es pentotal sodico. En realidad, segun el doctor Goldman, el suero de la charla puede hacer exagerar al sujeto. Es evidente que creyo culpable a Sissy Hankshaw de exageracion cuando estuvo bajo la influencia del suero.
El autor, sinceramente, no sabe que decir. Pero no esta del todo seguro de que hubiese tal exageracion. Nuestros cerebros nos permiten utilizar una fraccion tan minuscula de sus recursos que todo lo que experimentamos es en cierto modo, una reduccion.
Empleamos drogas, tecnicas yoguis y poesia (y un millar de torpes metodos mas) en una tentativa de volver las cosas a la normalidad.
Pero dejemos eso. Y dejemos el testimonio de Sissy Hankshaw sobre el autoestop, fuese exagerado o fuese exacto. Hay otra cosa que debemos abordar aqui. Escucha:
Supon que despiertas una manana con la inquietante sensacion de que el mundo, mientras dormia, se ha inclinado levemente y que descubres que los cajones de tu armario estan misteriosamente abiertos medio centimetro y que los frascos se han volcado en el botiquin (aunque ni tu ni ninguna otra persona de tu hogar se hubiese aventurado desde la hora de acostarse a coger una aspirina, un condon o un tampax) y que los cuadros de la pared, las pantallas de las lamparas y los libros de las estanterias estan inclinados. Fuera, los edificios mas altos posan a lo Pisa, o, si viven en el campo, arroyos y rios corren ligeramente desviados de sus cauces mientras los frutos cuelgan como ganglios gargolescos de los arboles uniformemente inclinados. ?Cual seria tu reaccion ante tal fenomeno? Vamos, honradamente, en serio. ?Que sentirias? ?Sentirias miedo? ?Confusion? ?Desconcierto y ansiedad? ?Llamarias a la policia? ?Rezarias? ?O esperarias aturdido una explicacion, negandote a analizar el suceso e incluso a experimentarlo con todas tus emociones hasta haber leido los periodicos y escuchado las noticias, hasta saber lo que dicen los especialistas de las universidades del fenomeno, hasta enterarte de como proyecta abordarlo el Pentagono, hasta que te tranquilice el presidente, que quizas insista, como hacen los presidentes, en que no ha pasado nada, realmente nada? ?O, en vez de miedo, desconcierto y ansiedad,