Otra posibilidad: Supon que a altas horas de la noche, con invitados sedientos en tu casa, se te acaba la reserva de cerveza. Que sales furtivamente y enfilas tu coche hacia la unica tienda que hay abierta en la zona despues de medianoche, a por media caja de Bud-weiser. Y que, a un par de manzanas de tu casa, cuando aun no divisas la tienda, te asalta de pronto la firme sensacion de que te espian. Buscas coches patrulla pero no localizas ninguno. Y entonces lo ves, en el cielo (altitud y tamano indeterminables por falta de puntos de referencia), ves un disco giratorio perfilado por circulos concentricos de luz verde y blanca con un chorreo de puntos luminosos y purpuras parpadeando veloces en el centro. Esta emplazado (tienes la seguridad de que esta interesado por
Consideremos ahora las maquinas del tiempo. Ambas la original y la del Chink. Las maquinas, siendo autenticas y no ofreciendo demasiado que considerar, no tienen el dramatismo de un deslizamiento de la tierra o de un platillo volante, ni parecen ofrecer panaceas inmediatas para las cincuenta y siete variedades de acidez de estomago de la humanidad. Pero suponiendo que seas uno de esos individuos que se sienten atrapados, atrapados en cierto grado, atrapados en el matrimonio, la profesion, la educacion, la geografia, o atrapados en algo mayor que todo eso, atrapados en un
?O pretende el autor enredarte aqui en algo, pretende manipularte un poco cuando debiera simplemente explicar su historia tal como debe hacer todo buen narrador? Quiza sea asi. Ya veremos mas tarde.
Pero un momento. Mira aqui. Aqui mismo. Esta chica. Una chica muy guapa. Muy bonita. Se parece un poco a la princesa Grace de joven, si a la joven princesa la hubiesen dejado un ano bajo la lluvia.
?Que dices? ?Sus pulgares? Si, ?no son magnificos? La palabra de sus pulgares tendria que ser recoco… ?rococococototo tutu! Dios mio.
Damas. Caballeros. Ssssss. Asi son las cosas. Habeis permitido que esas extranas manos os toquen.
Segunda Parte
…
margaret atwood
17
LOS PERIODICOS guardan las fotografias de los famosos en sus archivos. Cuando muere un famoso, un dibujante de la plantilla (el mismo tio que dibuja los circulos alrededor de Fumbled Footballs) recurre al archivo fotografico de la celebridad muerta y de un papirotazo le mata los toques de luz de los ojos.
Es procedimiento habitual en la mayoria de los periodicos de Norteamerica. Diferenciando asi visualmente a los que estan con nosotros de los que se han ido, la prensa muestra su respeto a la muerte, o el miedo que le inspira. Siempre que veas la foto de un notable difunto en los periodicos, lo mas probable es que sus ojos aparezcan apagados y lisos: como si la chispa de su vida se hubiese repartido entre sus projimos.
En la fotografia oficial de las oficinas de correos del presidente de los Estados Unidos, casi parece que se hubiese invertido el proceso. Ojos originariamente inertes y superficiales se convierten, merced a la brocha del retoque, en calidamente chispeantes, proyectando andanadas de pateraalismo y salud.
Sissy Hankshaw estaba de pie bajo el propio retrato del presidente, en el vestibulo de la oficina de correos de LaConner, Washington. Miraba el retrato del presidente como si fuese la benigna fantasia de algun caricaturista testigo de Jehova… mientras esperaba su correo en el mostrador.
LaConner, Washington, era uno de los seis lugares del pais donde Sissy recibia cartas. Los otros eran Taos, Nuevo Mexico; Pine Ridge, Dakota del Sur; Cherokee, Carolina del Norte; Pleasant Point, Maine, y otro sitio. Lo que estas oficinas de correos tenian en comun era que todas estaban en reservas indias o proximas a ellas.
El presidente de la fotografia de la oficina postal de LaConner, Washington, aquella manana no era Ike. Oh, no, Ike habia dirigido al pueblo durante la ninez de Sissy y, salvo en lo que se relacionasen con el manejo de los palos de golf, jamas habia pensado en absoluto en los pulgares. Sissy habia huido de Richmond justo cuando agonizaban los anos Eisenhower. (Agonizaban de aburrimiento, podriamos decir… aunque los anos Eisenhower y los cincuenta se ajustaran perfectamente unos a otros, encajaban como Hi y Lois. Fue cuando
Mas de diez anos habian pasado desde la fuga de Sissy; una decada durante la cual se entrego al autoestop con obsesion, constancia, soledad, maravilla. Entre la gente que presta atencion a tales cosas, se habia convertido en leyenda.
Ser una leyenda no siempre es financieramente beneficioso. No hay sindicato federado y unitario de leyendas que asegure a sus miembros la recompensa de un salario minimo de 5,60 dolares hora por sus labores legendarias. No tienen las leyendas grupos de presion en Washington. No hay siquiera un llevese una leyenda a cenar esta semana. En consecuencia, tenia Sissy que recurrir a cosas distintas a su autoestopismo legendario para comer, para tampax, para pasta de dientes y para poner mediasuelas a los zapatos. Por eso trabajaba de cuando en cuando para La Condesa. Y por eso La Condesa tenia que tener un medio de contactar con ella y por eso Sissy pasaba por lista de correos siempre que andaba cerca de LaConner, Taos, Pine Ridge, Cherokee, Pleasant Point o aquel otro sitio. Desde luego, nadie