– Si, querida -dijo Marie-. Te mirabamos mientras dormias y estabas tan a gusto. Pensamos que debiamos ayudarte a ponerte comoda para la noche.

Sissy penso que los Barth eran muy considerados. Una pareja muy cordial y muy simpatica. Se pregunto, sin embargo, por que estarian ambos en ropa interior.

Entre los dos, la liberaron de su vestido en un instante.

– Que, ?no estas mejor asi? -dijo Marie.

– Si, gracias -contesto Sissy. Se sentia mas comoda, pero creia al mismo tiempo, que debia disculparse por no llevar sosten. Las presillas de los sostenes ponen a prueba hasta los pulgares mas agiles, como testificaran muchos frustrados muchachos, y a Sissy le habia sido imposible usar la prenda desde que habia dejado a su mama. La luz que se colaba por una rendija de la puerta del bano, daba un brillo fresa a aquellos pezones

como caramelo. Tenia la esperanza de no molestar a aquella gente encantadora.

Oh Dios mio, debian sentirse embarazados sin duda, pues en un segundo Marie se deshizo de su propio sosten… con el proposito evidente de que Sissy se sintiese menos incomoda.

Marie aproximo su pecho desnudo al de Sissy. Los dos pares de pezones se irguieron en ceremonioso saludo, como diplomaticos de pequenas naciones.

– Los mios son mayores pero los tuyos estan mejor formados -comento Marie. Se acerco mas. Los embajadores intercambiaron secretos de Estado.

– Me parece muy discutible -dijo Howard-. Apuesto a que son exactamente del mismo tamano.

Con prudencia, con ese espiritu de exactitud y justicia que caracteriza su profesion, situo Howard la mano izquierda sobre un pecho de Marie y la derecha sobre uno de Sissy.

Los sopeso en las palmas, los exprimio como un tendero honesto exprime el exceso de agua de una lechuga, dejo que sus dedos extendidos tantearan los contornos.

– Mrnmmm. Los tuyos son mayores, Marie, pero los de la senorita Hankshaw, los de Sissy, son mas firmes. Lo logico seria pensar que estuviesen empezando a caerse… al no llevar sosten.

– ?Howard! Cuidado con lo que dices. La has hecho ruborizarse. Vamos, Sissy, dejame comparar a mi.

Marie agarro el pecho libre de Sissy, rapidamente, como un mono coge una fruta, haciendolo rodar entre sus codiciosos deditos, frotandoselo en el menton y en la cara.

Entonces, Sissy se desperto mas. Volvio la conciencia, y, cuando deshizo sus maletas, habia sospecha en ella. No debia estar alli, sin haber sido invitada, en el dormitorio de un hombre enfermo con el que apenas habia hablado. Debia volver a casa de La Condesa. ?Perseguian el senor y la senora Barth satisfacer los mejores intereses de ella? Tan aliviada se habia sentido al liberarse de aquel vestido que no habia tenido en cuenta siquiera el magreo. Se pregunto si aquella amistosa pareja no estaria persiguiendo algo…

A su pregunta contesto una mano (no estaba segura de quien) que se deslizo en sus bragas. Intento zafarse del tanteo, pero su cono, sin conocimiento o permiso de ella, se habia puesto muy resbaladizo, y cayo un dedo dentro, casi como por accidente.

Firmemente arriadas, como bandera al ocaso, pronto tuvo las bragas por debajo de las rodillas. Creyo sentir un segundo dedo deslizarse en su conejito, pero, antes de que pudiese confirmarlo, le penetro otro mas por el ojo del culo y… Oh. Era como en sus primeros tiempos de autoestop. Algo nostalgico; repugnante; Era Ooooh.

?Filosofos, poetas, pintores y eruditos, debatid cuanto querais sobre la naturaleza de lo bello!

Ciruelas tropicales. Vino tinto en una barca de remos. Nubes, ninos y budas, pareciendose todos. Timbres de bicicletas. Madreselvas. Paracaidas, Estrellas fugaces a traves de cortinas de encaje. Una radio de plata que atrae mariposas. Han-shan escribio, tras un momento de extasis: «?Este lugar es mejor que el sitio en que vivo!»

La lengua de Marie recorrio los labios de Sissy, luego la lengua de Howard, luego el pezon de Marie, luego el de Howard… luego el de Howard… el de Howard… ???Uno a uno, como apartamentos de una elegante casa nueva, fueron llenandose los orificios!!!

Se unio el anima al animo. Era Marie quien escalaba por ella, quien se deslizaba rodeandola, bajandose sus propias bragas con mano frenetica. Marie hocicaba las pantorrillas de Sissy, luego los muslos. La boca de Marie, espumeando calida saliva, tenia claramente un destino. Pero antes de que pudiese alcanzarlo, Howard penetro a su mujer por retaguardia.

?Ah, senor pene, viejo aguafiestas! Robando otro primer papel en la escena al idolo tuerto. Marie no pudo chupar, solo pudo gemir.

Como un disquero de «Paradise», Howard dio la vuelta a Marie y toco su cara. Cada tanto, se estiraba hacia Sissy, intentando incluirla, pero ciertas leyes fisicas imponian obediencia. Aunque Marie pronunciase de cuando en cuando el nombre de Sissy, tenia los ojos semicerrados y sus caricias eran torpes y ciegas.

Los Barth triunfaban. Haria falta la produccion de un dia de la fabrica de La Condesa para sofocar el hedor que iba llenando aquella habitacion. Marie aullaba, pero sus aullidos eran tan gatunos que el perro que estaba en la cocina empezo a grunir. Dios sabe lo que pensarian los pajaros en su jaula.

– Asi que es de este modo -penso Sissy. Fascinada, se acodo para observar. Habia imaginado muchas veces el acto, pero nunca estaba del todo segura de si imaginaba correctamente, ni siquiera tras aquella tarde del abrazo de Kerouac en un maizal de Colorado. «Asi que es realmente de este modo.» El Gran Secreto podia volver a su botella. Ya no hacian falta transformaciones perceptivas. Esto era verdaderamente educativo.

En verdad a Sissy le resulto mas interesante que las carreras de canoas de LaConner, Washington, mas interesante que el San Andreas Fault o las cataratas del Niagara, o el Parque Estatal Bonnie & Clyde o el Tapioca State Pudding… por supuesto, Sissy nunca fue amiga del turismo. Le parecio incluso mas interesante que el Festival del Tabaco, aunque no un desafio tan notable a la habilidad de sus pulgares.

Pero antes de que la representacion concluyera, y para decepcion de Howard y Marie, Sissy dio un salto bastante meritorio y se largo. Se dirigio al sofa del salon y se colo alli bajo la manta con Julian. Y estuvo alli tres dias.

25

TENIAN MUCHO de que hablar.

Julian aun llevaba los pantalones de etiqueta, faja incluida, mientras que Sissy estaba desnuda como siempre habia estado, y embadurnada ademas con aquellos jugos femeninos, tanto suyos como de Marie, que hacian arrugar la nariz a La Condesa… Pero los companeros de sofa no permitieron que tales diferencias se interpusieran en su camino. Tenian mucho de que hablar y habia diferencias mucho mayores que el vestido.

Daba la sensacion de que Julian Hitche habia tratado con el mundo, combinando pigmento con agua en viscosidades variables y extendiendolo, aplastandolo, vertiendolo, chafandolo, pulverizandolo o empapando con el el formato de papel elegido con tonos, matices, volumenes, formas y lineas selectos. Sissy Hankshaw habia tratado con el mundo haciendo autoestop con una dedicacion, un enfoque y un estilo como jamas el mundo habia contemplado. Era tan desconcertante para Sissy que un indio se pasase la vida pintando delicadas acuarelas en un medio burgues, como incomprensible para Julian que una joven inteligente, linda, pese a su pequeno defecto, con una prometedora carrera como modelo, pasase la suya haciendo autoestop perpetuamente,

– Tienes un concepto romantico de los indios -decia Julian-. Son personas como las demas; gente cuya epoca ha pasado. No me parece ninguna virtud revolcarse en el pasado, sobre todo en un pasado que es en general penoso. Yo soy indio mohawk igual que Spiro Agnew es griego: soy un descendiente, nada mas. Y creeme, los mohawks jamas se aproximaron a la gloria de Grecia. Mi abuelo fue uno de los primeros mohawks que trabajaron en la ciudad de Nueva York. Como sabes, los mohawks son muy solicitados en la construccion de rascacielos porque no tienen miedo a la altura. Mi papa ayudo a construir el Empire State. Luego se establecio por su cuenta y, pese a los prejuicios de los sindicatos contra el por ser un pielroja ambicioso, hizo mucho dinero. El suficiente para mandarme a Yale. Me doctore en bellas artes y tengo relaciones bastante buenas en los circulos artisticos de Manhattan. Las culturas primitivas, indias y de otro tipo, me atraen muy poco. Lo que me gusta es el firme orden simetrico que distingue a la civilizacion occidental de las sociedades mas heterogeneas y caoticas de un mundo imperfecto.

En el limitado espacio del sofa, se volvio Sissy, colocando uno de sus pezones agudizados por Howard &

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