cuatro anos a Yale y luego solo servira para ocupar un puesto burocratico en el complejo militar-industrial y un asiento en la tercera fila de una comedia de Neill Simon. ?Ay Jesus, Dios mio! Si Harvard y Princeton pudiesen disponer del Chink un par de semestres, le convertirian en candidato del Ala Pajarita de la Camara de Wimps. Vamos hombre.

– No tienes por que recurrir al esnobismo al reves solo porque la universidad de Missouri fuese la unica de la nacion que te aceptase. Si nosotros, los de las universidades mas distinguidas no somos lo bastante mundanos para ajustamos a vosotros los palurdos, al menos no andamos por ahi utilizando terminos racistas como «chink». Si sigues asi pronto acabaras llamandome «cacique».

– Por Dios, «chink» es el nombre del tipo.

– ?Que tipo?

– Ay, es un viejo pedo que vive en las montanas del Oeste. A mi rancho le dan temblores y escalofrios con el, tambien. Pero aunque sea viejo y sucio, esta vivo, no hay duda, de la cabeza a los pies. No tienen su jugo en un tarro en New Haven. Ese alma rnater vuestra seria capaz hasta de arrancarle el pelo a un hombre lobo. Mejor que Sissy conserve su virginidad que no que la pierda al compas de «The Whiffenpoof Song».

– El sexo no lo es todo, aunque sea tu negocio. Y hablando de tus negocios, harias mejor preocupandote por este asunto. Esa misteriosa modelo tuya me ha desquiciado y no puedo pintar.

– Pintaras, claro que pintaras, queridito. Pintaras porque hay un contrato que te obliga. Ademas, pintalas mejor que nunca. Nada como un poco de sufrimiento para dar entidad al arte. ?Te ha empujado a fumar y beber? ?Magnifico! La creatividad se alimenta de venenos. Todos los grandes artistas han sido unos depravados. ?Mirame! Estoy tan seguro de que Raoul Duf esta pedorreando por la borda del barco de vela Eternidad como de que este asuntillo va a inspirar las mejores acuarelas de tu historia. Ahora, dile a ese maldito perro tuyo que deje de gemir y entra ahi a pintar.

– No es el perro.

– Oh -dijo La Condesa-. Bueno, mierda, oh querido. Contente, me oyes. No empieces con el asma. Podemos escribirle una carta, si quieres. Enviaremos copias a Taos, LaConner, Pine Ridge, Pleasant Point, Cherokee y ese otro sitio. Voy a por un poco de Ripple y vuelvo enseguida.

Pocas veces los ojos de la patata del cielo contemplaron tan frenetica colaboracion epistolar como la de aquella noche.

28

EL CHINK tiene razon: A la vida en el fondo le gusta el juego.

Aunque, claro, a veces, juega algo fuerte.

Quiza la vida, como la cria del gorila, no conozca su propia fuerza.

Exprimia la vida grandes gotas de grasa a Julian Hitche y Sissy Hankshaw. Celebraba festivales de ardillas en sus estomagos y los empastes de sus dientes recogian senales de una radio sentimental. La vida anda siempre montando su numero a hombres y mujeres y luego se hace la sorprendida y la inocente, como si no se diese cuenta de que esta haciendo dano.

En apariencia, para el ojo inexperto, Sissy hacia autoestop tan bien como siempre. Habia ideado incluso nuevas tecnicas. Como la de utilizar ambos pulgares a la vez, dirigiendo un apendice a los canales mas remotos de trafico mientras hacia senas con el otro ingeniosamente a los coches que pasaban mas cerca de ella. Habia perfeccionado tambien una senal con el brazo en alto hacia la izquierda, comparable a ese servicio de tenis que llaman «giro americano». Era deslumbrante pero no habia en el autentica alegria. No habia substancia ni espontaneidad. Era lo que se llama un virtuosismo. Carecia de alma, ?Comprendes? El negocio del espectaculo esta lleno de actores de este tipo, todos ellos con mas azulejos en sus piscinas que tu y que yo.

Se habia deslizado en su estilo una sensacion de urgencia. Sissy, que en el pasado habia mantenido en perpetuo ascenso su asombroso ritmo por el puro entusiasmo de ser unica y libre, ahora seguia solo porque temia parar. Pues cuando las necesidades biologicas la forzaban a hacerlo, a parar, tiempo y espacio, que habia tenido hasta entonces absolutamente sometidos (como si fuese una especie de maquina del tiempo personificada), caian sobre ella en un torrente gravitorio. Tiempo y espacio caian sobre ella como una hilera de enciclopedias de la estanteria de un misionero sobre un pigmeo. Y el tiempo llevaba consigo a su secretaria, la memoria, y el espacio a su hijuelo, la soledad.

En el pasado, habia arrastrado el ridiculo, la piedad, el asombro y la lujuria. Ahora arrastraba la ternura y la necesidad. Era mejor y peor. Como muchos seres fuertes, habia caido victima de la tirania de los debiles.

En cuanto a Julian, se dedico a trasegar whisky. Por las mananas. Antes incluso de haber tomado sus copos de trigo Madre de Dios (?o eran copos Joice Carl?). Una noche, fue a Max's Kansas City y organizo un pequeno alboroto gritando, con voz resollante: «?Jackson Pollock era un fraude!» Un escultor, apenas sin esfuerzo, le hizo sangrar por la nariz, y un estudiante de biologia pervertido le siguio hasta casa porque penso que Julian habia dicho que Pollock era un fauno. (En Nueva York, amados mios, hay de todo.) Se dedico a escuchar a Chaikovski y a dejar de peinarse.

Uno llega a pensar a veces que la vida se cree que aun sigue viviendo en Paris, en plenos anos treinta.

29

LA CARTA de Julian Hitche alcanzo a Sissy Hankshaw en Cherokee, Carolina del Norte, el dia de Nochebuena. La recogio a las once, justo antes de que la oficina de correos cerrase para la fiesta. Tras leerla dos veces, la acompano hasta un tabernucho (donde los espantados borrachos reaccionaron ante sus pulgares como si fuesen pequenos reinos infernales de una especie de anti-Santa Claus) y la leyo de nuevo. La Condesa le habia adelantado cuatrocientos dolares cuando volvio a Nueva York en el verano y le quedaba suficiente para tomar una botella de vino. Eligio Ripple tinto, en honor a los viejos tiempos, y pronto derramo parte sobre la carta. Mientras un enlatado Bing Crosby clamaba «Sueno una Navidad Blanca», un Ike de sello sonreia con su sonrisa «he llegado a la cima pero aun no lo entiendo» al fondo de una charca de vino. Bajo el muerdago de plastico, se besaban las bolas de billar. Parpadeaban las luces azules de un arbol plateado y metalico. La vulgaridad llamaba, y le abrian.

A media botella de Ripple, Sissy se levanto para ir al retrete, pero fue a la cabina telefonica.

Julian, conteniendo el jadeo con un esfuerzo herculeo, le dijo que la amaba; alego ella que ni siquiera la conocia. Olvidando todo lo que le habian ensenado en Yale, replico el que el sentimieno era superior al conocimiento.

– Te amo -dijo Julian.

– Eres tonto -dijo Sissy.

– Te ofrezco mi amor y lo rechazas, Puede que la tonta seas tu.

?Bien!

Una semana despues de Ano Nuevo, llego Sissy en autoestop a Manhattan. Con La Condesa, que despreciaba el comportamiento de los hombres y el olor de las mujeres, como sarcastico testigo, fueron Sissy y Julian a la Capilla del Pensamiento Positivo y alli les caso un protegido del doctor Norman Vincent Peale.

Asi termino a todos los efectos practicos lo que el autor sabe constituye una de las carreras mas notables y peor comprendidas de la historia humana.

Pero una carrera, aunque sea muy insolita, no es una historia. La historia de Sissy, machihembrada como esta con las historias de las vaqueras del Rosa de Goma y el Chink de los artefactos relojeriles, y destapando como destapa el posible pastel bajo la pegajosa jalea y la resbaladiza mantequilla de la vida, aun esta muy lejos de haber concluido.

Intermedio de vaquera (Bing)

Bajo el arbol de un huerto, muy cargado de cerezas, estaban tendidas a la sombra las vaqueras. Se daban

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