sostenida o porfiadamente sospechada, de que tras la muerte hay algo mas, y que ese algo puede ser interminable, y
Asi, ya sea porque se interrumpe de pronto y nos pesca con los pantalones bajados, o ya sea porque sigue corriendo eternamente y exige que nos consagremos a prepararnos para la proxima estacion del largo viaje, sea como sea, es el tiempo, lo que nos impide vivir autenticamente.
Quiza tengamos la culpa por ser doctores frankesteins que han creado el tiempo como un monstruo de tres cabezas: pasado, presente y futuro. En cualquier caso, ?vuelta a la pizarra! El presente vale, el presente es limpio y preciso; dejalo donde esta, encima y dirigiendo el cuerpo. Pero relega el pasado a alguna otra funcion anatomica. El pasado seria cojonudo, por ejemplo, como ojo del culo. En cuanto al futuro, veamos, el futuro podria ser el tiempo de…
De los pulgares…
Como naves espaciales de carton de una vieja pelicula de Buck Rogers zumbaban estos bamboleandose hacia mundos imaginarios. Alimentabalos ella con el combustible en polvo de cohete que extraia de su corazon. Los agitaba sin dejarlos ir nunca, tirando y frenando simultaneamente, para que la lluvia de pulgares, aereo ballet de calidas pinas, golpeara una y otra vez las mismas varillas del ojo del observador. El martilleado ojo pestaneaba bajo aquel golpeteo burbujeante. Pulgares desdibujados y superpuestos en el campo de vision. Pulgares que giraban, pulgares que flotaban. Que serpeaban como cosquilleadas tripitas de bebes. Pulgares que azotaban el fondo del cielo.
Y todo lo que el doctor Robbins podia hacer para no rendirse al espectaculo era dejar que los pulgares se arrastraran adonde deseasen ir. Despues de todo, no era vision que hubieran visto muchos, pero el doctor era hombre terco y tenia tiempo. Asi que, al fin, exclamo, con la suficiente energia como para taladrar el ensueno de su paciente:
– ?No me tengas en suspenso, Sissy! ?Que pensaba el Chink del tiempo? ?Y como aplico su pensamiento a la construccion de su reloj?
– Oh -dijo Sissy, un poco sorprendida.
– Oh, si -y dejo que los pulgares le cayeran en el regazo y saltaran alli suavemente-. Oh, si. Bueno, mira, tienes que entender que el Chink habla poco. Dice lo que tiene que decir muy deprisa y es muy raro que se repita o se explique. Lo que mas hace es reir y aranar, no exponer ideas. Pero si le complacia… y le dejaba hacer lo que quisiese con mi persona (Sissy bajo las pestanas)… compartiria conmigo algunos de sus pensamientos. En fin, no estoy segura de que esto tenga que ver con el tiempo en si, pero el Chink ve la vida como una red dinamica de cambios e intercambios que se extiende en todas direcciones a la vez. Y la tension entre opuestos lo sustenta todo. Dice que en la naturaleza hay orden y tambien desorden. Y que el equilibrio de tensiones entre el orden y el desorden, la ley natural y el azar natural, impiden que el conjunto se derrumbe. Es una bella paradoja, segun sus palabras. Personalmente no se. Cuando le expuse la idea a Julian, se limito a reirse. Julian dice que
– Julian no es capaz de diferenciar su escroto de un pollo frito -gruno el doctor Robbins-. Yo admito la paradoja de la que habla el Chink; esta dentro de nosotros y nos rodea por todas partes. Me meti en psiquiatria con el proposito de ayudar a la gente a liberarse. Pero pronto supe que el hombre esta atado por un monton de caracteristicas emocionales y de conducta en conflicto que tienen una base genetica. Son contradicciones innatas; forman el equipo normal de todos los modelos. Por mucho que los individuos deseen ser libres (aunque sea hasta el extremo de poner la libertad por encima de la felicidad) hay en su propio ADN, aversion a la libertad. Durante eones de periodos de evolucion, nuestro ADN ha estado susurrando en los oidos de nuestras celulas que somos, cada uno de nosotros, los objetos mas preciosos del universo, y que cualquier accion que entrane el menor riesgo para nosotros puede tener consecuencias de importancia universal. «Ten cuidado, busca lo comodo, no levantes olas», susurra el ADN. Y, asi mismo, el ansia de libertad, la fe audaz en que no hay nada que perder ni nada que ganar, esta tambien en nuestro ADN. Pero es de origen evolutivo mucho mas reciente, segun mi opinion. Ha surgido en los ultimos dos millones de anos, durante el rapido aumento de tamano del cerebro y de la capacidad intelectual que se asocian con nuestra transformacion en seres humanos. El deseo de seguridad, el deseo de sobrevivir, es de antiguedad mucho mayor. De momento, los anhelos contradictorios del ADN engendran una paradoja basica que engendra a su vez el caracter (basicamente contradictorio) del hombre. Vivir plenamente significa ser libre, pero ser libre significa prescindir de la seguridad. En consecuencia, para vivir debe uno estar dispuesto a morir. ?Que os parece esta paradoja? Pero, dado que la tendencia genetica a la libertad es comparativamente reciente, ha de representar una tendencia a la evolucion. Aun podemos superar nuestra aplastante obsesion por sobrevivir. Por eso aliento a todos a correr riesgos, a cortejar el peligro, a dar la bienvenida a la ansiedad, a burlarse de la inseguridad, a quemar todas las naves e ir siempre contra corriente. Siguiendo, continuando mientras sea posible, podemos acelerar el proceso, ese proceso por el que la necesidad de alegria y libertad se hace mas vigorosa que la de comodidad y seguridad. Asi puede esa paradoja que segun el, ejem, Chink sostiene la estructura general, perder su equilibrio. ?Y entonces, senor Chink, entonces?
Se rasco el doctor Robbins el mostacho con la ruedecilla de su reloj, satisfaciendo el picor y dando cuerda simultaneamente. Siendo el tiempo el problema basico del genero humano, resultaba admirable tanta eficiencia.
Sonrio Sissy suavizando sus pulgares. Le gustaba aquel joven analista de cara de nino. En cierto modo, hasta le recordaba un poco al Chink. En cierto modo (vestimenta y modales) le recordaba tambien a Julian. Penso que a el le complaceria la primera comparacion y le ofenderia la segunda. Por eso dijo:
– Es fascinante. No era el tipo de conversacion que yo esperaba en la clinica Goldman, te lo aseguro. Te pareces un poco al propio Chink, en lo que piensas.
– ?De veras?
– Si, desde luego. Aunque no me atreveria a afirmar que el Chink estuviese de acuerdo con lo que yo digo de el, me parece que hablas de la misma paradoja. O al menos, de una parecida. Bueno, volviendo a nuestra cuestion… El Chink considera que existe en el mundo natural un equilibrio paradojico de orden y desorden superiores. Pero el hombre tiene una pronunciada tendencia al orden. No solo se niega a respetar, e incluso a aceptar, el desorden en la naturaleza, en la vida. Huye de el, brama contra el, le ataca con ordenados programas. Y al hacerlo, perpetua la inestabilidad.
– Un momento, un momento -dijo el doctor Robbins. Apuntalo su espalda enfundada en tela Oxford contra el banco de piedra en que se sentaba Sissy-. A ver si nos entendemos. El vino me despisto. Tu dices, o lo dice el Chink, que la tendencia al orden lleva a la inestabilidad, ?es asi?
– Asi es -dijo Sissy-. Por varias razones. En primer lugar, adorar el orden y odiar el desorden situa automaticamente a grandes sectores de la naturaleza y la vida en una categoria odiosa. ?Sabias que el centro de la tierra es liquido al rojo cubierto de una corteza dura, y que esa corteza no es una sola capa unificada sino una revuelta serie de placas cambiantes? Placas de unos ciento diez kilometros de grosor y muy plasticas. Que aparecen y desaparecen. Que giran y se comban y chocan entre si como un domino epileptico. Se crean nuevas montanas y nuevas islas (mucho tiempo atras, nuevos continentes). Se forman climas nuevos y se alteran los viejos. Todo es flujo. La ordenacion actual se halla temporal y constantemente amenazada de derrumbe. Toda esta gran ciudad de Nueva York puede tragarsela la tierra o puede congelarse o derrumbarse o quedar inundada… en cualquier segundo. Segun el Chink, el hombre que se siente limpio en un mundo metodico, nunca ha mirado la boca de un volcan.
El doctor Robbins parecia algo desilusionado. Quiza fuese que el sol calentaba el vino de sus ojos.
– Si, hice un curso de geologia en la universidad -murmuro-. El desorden geofisico es una realidad, no hay duda, pero dificilmente significa una defensa del desorden. Quiero decir, el cancer (desorden celular) es una realidad, tambien, pero eso no le hace amable ni siquiera aceptable.
– Cierto -acepto Sissy; sus grandes dedos se habian detenido; se balanceaban sobre sus muslos como exhaustas vacas marinas corridas por las vaqueras de las profundidades-. Cierto. Eso no era lo que dice el Chink. El solo decia que los desordenes y la violencia de la naturaleza deben tenerse en cuenta en la base de la conciencia social y politica, deben abarcarse en una renovacion significativa de la psique.