o una inundacion y necesitamos acceder al piso del otro en su ausencia. Pero no se me ocurriria utilizarla sin que Gabriel me lo hubiera pedido.

– ?Cuanto tiempo tardo en bajar despues de la primera llamada? -quiso saber Dalgliesh.

La respuesta, naturalmente, tenia una importancia crucial. Cabia la posibilidad de que Gabriel Dauntsey hubiera matado a Etienne antes de salir para participar en la lectura de poesia a las siete cuarenta y cinco. El margen de tiempo era muy justo, pero podia hacerse. Sin embargo, al parecer solo habria tenido ocasion de regresar a la escena del crimen despues de la una de la noche.

Repitio la pregunta.

– ?Cuanto tardo el senor Dauntsey en llamarla para que bajara? Intente ser precisa.

– No pudo ser mucho. Supongo que unos ocho o diez minutos, quizas un poco menos. Unos ocho minutos, diria yo, el tiempo justo de tomar un bano. Su cuarto de bano esta debajo del mio. No oigo correr el agua del grifo, pero si la que escapa por el desague. Anoche estuve atenta a oirla.

– ?Y tuvo que esperar ocho minutos?

– No miraba el reloj. ?Por que iba a hacerlo? Pero estoy segura de que no tardo un tiempo excesivo. -Como si se le ocurriera de pronto la posibilidad, anadio-: No dira usted en serio que sospecha de Gabriel, que cree que volvio a Innocent House y mato a Gerard, ?verdad?

– El senor Etienne murio mucho antes de medianoche. Lo que consideramos ahora es la posibilidad de que le enroscaran la serpiente al cuello unas horas despues de su muerte.

– Eso querria decir que alguien subio deliberadamente al despachito de los archivos, sabiendo que Gerard estaba muerto, sabiendo que estaba alli. Pero la unica persona que podia saberlo era el asesino. Lo que esta usted diciendo es que cree que el asesino volvio al despachito de los archivos al cabo de unas horas.

– Si hubo un asesino. Todavia no lo sabemos.

– ?Pero Gabriel estaba enfermo! ?Lo habian asaltado! Y es un anciano. Tiene mas de setenta anos. Y padece de reuma. Suele andar con baston. Es imposible que lo hiciera en ese tiempo.

– ?Esta absolutamente segura de ello, senorita Peverell?

– Si, estoy segura. Ademas, es verdad que se bano. Oi escapar el agua.

– Pero no puede afirmar que fuera el agua del bano -objeto Dalgliesh con delicadeza.

– ?Que podia ser, si no? No se limito a dejar el grifo abierto, si es eso lo que pretende insinuar. De haberlo hecho, lo habria oido de inmediato. El agua de que le hablo no empezo a correr hasta transcurridos unos ocho minutos desde la primera llamada. Casi enseguida volvio a llamar para decirme que ya podia recibirme. Baje inmediatamente. Iba en bata. Se notaba que acababa de banarse. Tenia el cabello y la cara humedos.

– ?Y que ocurrio entonces?

– Ya habia tomado algo de whisky y no queria nada mas, asi que insisti en que se acostara. Al verme decidida a pasar la noche en su piso, me explico donde habia sabanas limpias para la cama libre. No creo que haya dormido nadie en esa habitacion desde hace anos. El se durmio enseguida, y yo me acomode en un sillon de la sala, delante de la chimenea electrica. Deje la puerta abierta para poder oirle, pero no se desperto. Me desperte yo antes que el, poco despues de las siete, y prepare una taza de te. Intente no hacer ruido, pero creo que debio de oir que me movia por la casa. Cuando desperto eran aproximadamente las ocho. Ninguno de los dos tenia prisa. Sabiamos que George abriria Innocent House. Desayunamos un huevo duro cada uno y nos dirigimos a la oficina poco despues de las nueve.

– ?Y no subio usted a ver el cuerpo del senor Etienne?

– Gabriel si subio. Yo no. Yo espere con los demas al pie de la escalera. Pero cuando oimos aquel horrible gemido agudo creo que comprendi que Gerard habia muerto.

Dalgliesh advirtio que la mujer empezaba a angustiarse de nuevo. Habia averiguado todo lo que le interesaba saber por el momento. Le dio las gracias amablemente y la dejo marchar.

Una vez Frances se hubo retirado, permanecieron unos instantes en silencio hasta que al fin Dalgliesh comento:

– Bien, Kate, todos nos han presentado coartadas desinteresadas y convincentes. El amante de Claudia Etienne, el huesped enfermo de James de Witt y Frances Peverell, obviamente incapaz de creer que Gabriel Dauntsey pueda ser culpable de ningun acto malicioso y mucho menos de asesinato. Ha intentado ser sincera en cuanto al lapso de tiempo transcurrido desde que Dauntsey llego a casa hasta que ella bajo a verlo. Es una mujer sincera, pero yo juraria que sus ocho minutos se quedan cortos.

– No se si se ha dado cuenta de que Dauntsey le proporciona una coartada, ademas de proporcionarsela ella a el. Aunque, claro, carece de importancia, ?no? Tuvo tiempo de sobra para ir a Innocent House y hacer la jugada de la serpiente antes de que Dauntsey llegara a casa. Y tambien tuvo tiempo de sobra para matar a Etienne. No dispone de ninguna coartada para las primeras horas del atardecer. Se ha dado prisa en hacer constar lo del agua del bano, el hecho de que Dauntsey no podia haberse limitado a abrir el grifo y dejar correr el agua.

– No, pero hay otra posibilidad. Pienselo, Kate.

Kate reflexiono unos instantes y al fin dijo:

– Si, claro, habria podido hacerse asi.

– Lo cual quiere decir que necesitamos conocer la capacidad de la banera. Y tendremos que hacer un calculo del tiempo. No se lo pida a Dauntsey. Robbins tendra que imaginarse que es un viejo reumatico de setenta y seis anos. Que compruebe cuanto tarda en llegar desde la puerta de Dauntsey en Innocent Lane hasta el cuartito de los archivos, hacer lo que haya que hacer alli y regresar.

– ?Subiendo por la escalera?

– Que lo compruebe por la escalera y en ascensor. Tratandose de ese ascensor, seguramente es mas rapido por la escalera.

Mientras empezaban a recoger los papeles, Kate penso en Frances Peverell. Dalgliesh se habia mostrado atento con ella, pero ?acaso era alguna vez brutal en un interrogatorio? Su comentario sobre la ropa de los difuntos habia sido sincero. Al mismo tiempo, habia resultado considerablemente eficaz de cara a ganarse la confianza de Frances Peverell. Seguramente se compadecia de la mujer, quizas incluso le gustaba, pero en el curso de la investigacion no se dejaria influir por ningun sentimiento personal. «?Y yo que?», se pregunto Kate, no por primera vez. ?Acaso Dalgliesh no mostraba un desapego semejante, una inexorabilidad comparable, en todos los aspectos de su vida profesional? Penso: «Me respeta, se alegra de tenerme en el equipo, se fia de mi, a veces incluso creo que le gusto. Pero, si fallara estrepitosamente en el trabajo, ?cuanto duraria?»

Dalgliesh le anuncio:

– Ahora he de volver al Yard por un par de horas. Me reunire con Daniel y usted en el deposito de cadaveres para asistir a la autopsia, aunque quiza no pueda quedarme hasta el final. Tengo una reunion con el comisionado y el ministro a las ocho en la Camara de los Comunes. No se cuando podre escaparme, pero ire directamente a Wapping y examinaremos los datos de que disponemos hasta ahora.

Iba a ser una noche muy larga.

29

Faltaban dos minutos para las tres y Blackie estaba sentada a solas ante su escritorio. La agobiaba cierta apatia debida en parte a la conmocion tardia y en parte al miedo, que convertia cualquier accion en un esfuerzo intolerable. Suponia que podia irse a casa, aunque nadie se lo habia dicho. Habia papeles que archivar, cartas dictadas por Gerard Etienne que aun teman que mecanografiarse, pero se le antojaba algo asi como indecente, ademas de inutil, archivar documentos que el jamas reclamaria y mecanografiar cartas que su mano nunca firmaria. Mandy se habia marchado media hora antes, seguramente despues de que le dijeran que ya no la necesitaban. Blackie la habia observado mientras ella sacaba el casco rojo del ultimo cajon del escritorio y se abrochaba las cremalleras de la ajustada chaqueta de cuero. Cubierta por aquella cupula reluciente, con su cuerpo tan flaco y las largas piernas enfundadas en unas mallas negras de punto, se habia convertido instantaneamente, como siempre, en la caricatura de un insecto exotico.

Las ultimas palabras que le dirigio a Blackie, pronunciadas en un tono de azorada compasion, fueron:

– Mire, no tendria que perder el sueno por el. A mi no me lo va a quitar, y mas bien me gustaba, por lo que llegue a conocerle. Pero con usted se portaba como un cerdo. ?Seguro que se encontrara bien? Me refiero a

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