sugerido que quiza les gustaria pasear por la rosaleda.
Con una inclinacion de cabeza, pero sin despedida formal, los dejo a solas.
La monja que los contemplaba con ojos cautelosos no habria podido ser mas distinta de la madre superiora. Llevaban el mismo habito, aunque la cruz era mas pequena, pero a ella le daba una dignidad hieratica, remota y un poco misteriosa. La madre superiora parecia vestida para una sesion en los fogones; en cambio, resultaba dificil imaginarse a la hermana Agnes en un lugar que no fuera ante el altar. Era muy flaca, de miembros largos y facciones pronunciadas, y la toca contribuia a poner de relieve sus pomulos altos, la poderosa linea de sus cejas y la configuracion inflexible de su ancha boca.
– Entonces, ?vamos a mirar las rosas, comandante? -le propuso.
Dalgliesh le abrio la puerta y Kate y el la siguieron por donde habian llegado con pasos casi silenciosos.
La hermana los condujo por el camino principal a la rosaleda aterrazada. Los macizos estaban dispuestos en tres largas hileras separadas por senderos de grava paralelos, cada uno cuatro peldanos de piedra mas abajo que el anterior. Tendrian el sitio justo para caminar los tres uno junto a otro, primero por el sendero superior y los peldanos de bajada, luego de vuelta por el segundo sendero hasta el segundo tramo de escalones y, finalmente, a lo largo de los cuarenta metros del sendero inferior, antes de volver la vista, en un triste deambular, a las ventanas del convento. Se pregunto si no habria un jardin mas reservado en la parte de atras del convento, pero si lo habia, estaba claro que no se habia juzgado oportuno que pasearan por el.
La hermana Agnes andaba entre los dos, con la cabeza erguida. Su estatura casi igualaba el metro ochenta y ocho de el. Encima del habito llevaba una chaqueta larga de punto, de color gris, y mantenia las manos profundamente hundidas cada una en la bocamanga opuesta, como para calentarselas. Al verla con los brazos asi, unidos y apretados contra el cuerpo, Dalgliesh recordo viejas fotos que habia visto de enfermos mentales en camisa de fuerza y se sintio incomodo. Daba la impresion de que iba entre los dos como una presa bajo escolta, y se pregunto si seria esa la imagen que ofrecian los tres a cualquiera que pudiese observarlos en secreto desde las altas ventanas. Esta misma idea, y no era agradable, debio de ocurrirsele tambien a Kate, porque, murmurando una excusa, se quedo un poco atras e hizo ademan de anudar el cordon de sus mocasines. Cuando volvio a darles alcance, se situo al lado de Dalgliesh.
Fue este quien rompio el silencio.
– Le agradezco que nos haya recibido -comenzo-. Lamento tener que molestarla, sobre todo porque debe de parecer una intrusion en un dolor intimo, pero he de hacerle unas preguntas sobre la muerte de su hermana.
– «Una intrusion en un dolor intimo.» Ese fue el mensaje telefonico que me transmitio la madre superiora. Supongo que utilizara usted a menudo estas palabras, ?no es asi, comandante?
– A veces mi trabajo es inseparable de la intrusion.
– ?Y tiene preguntas concretas a las que espera yo pueda responder o se trata de una intrusion mas general?
– Un poco de cada.
– Pero usted ya sabe como murio mi hermana. Sonia se mato, no puede haber duda de eso. Dejo una nota en el lugar que eligio para hacerlo y la misma manana de su muerte echo una carta al correo para mi. Ni siquiera considero que la noticia mereciera un sello de correo urgente. Me llego al cabo de tres dias.
Dalgliesh pregunto:
– ?Le importaria comunicarme lo que decia esa carta? Ya se, naturalmente, lo que decia la nota dirigida al juez.
La monja permanecio en silencio unos segundos, que parecieron mucho mas largos, y al fin hablo sin enfasis, como si recitara un fragmento de prosa aprendido de memoria.
– «Lo que voy a hacer parecera un pecado a tus ojos. Por favor, intenta comprender que lo que tu consideras pecaminoso es para mi natural y correcto. Hemos hecho elecciones distintas, pero conducen al mismo fin. Tras unos anos de vacilacion, al menos no me quedan dudas en cuanto a la muerte. Intenta no llorarme demasiado tiempo; el dolor solo es una complacencia. No habria podido tener una hermana mejor.» -Tras una pausa, anadio-: ?Era eso lo que queria oir, comandante? Francamente, no veo que relevancia puede tener para su investigacion actual.
– Debemos tener en cuenta todo lo que ocurrio en Innocent House en los meses anteriores a la muerte de Gerard Etienne y pudiera estar siquiera remotamente relacionado con dicha muerte. Y uno de estos hechos es el suicidio de su hermana. Al parecer, en Innocent House y en los circulos literarios de Londres se rumorea que Gerard Etienne la impulso a tomar esa decision. Si fue asi, quizas algun amigo, algun amigo especial, pudo querer vengarla.
– Yo era la amiga especial de Sonia -dijo ella-. No tenia amigos especiales aparte de mi, y yo no tenia ningun motivo para desearle la muerte a Gerard Etienne. El dia y la noche de su muerte estuve aqui. Lo puede comprobar facilmente.
Dalgliesh protesto.
– No pretendia insinuar que estuviera usted relacionada personalmente en modo alguno con la muerte de Gerard Etienne. Le pregunto si sabe de alguna otra persona proxima a su hermana que hubiera podido tomarse a mal la manera en que murio.
– Nadie mas que yo. Pero me la tome a mal, comandante. El suicidio es la desesperacion definitiva, el rechazo definitivo de la gracia de Dios, el pecado supremo.
– Entonces, hermana -replico Dalgliesh con voz queda-, quiza reciba la misericordia suprema.
Llegaron al final del primer sendero y juntos bajaron los escalones y doblaron a la izquierda. De pronto, la hermana Agnes comento:
– No me gustan las rosas en otono. Son esencialmente flores de verano. Las rosas de diciembre son las mas deprimentes, capullos parduscos y arrugados sobre una marana de espinas. Casi no soporto pasear por aqui en diciembre. Como nosotros, las rosas no saben cuando morir.
– Pero hoy casi podemos creer que es verano -observo el. Luego anadio-: Supongo que sabra usted que Gerard Etienne murio por intoxicacion de monoxido de carbono en la misma habitacion que su hermana. En su caso, es improbable que se trate de suicidio. Podria ser muerte accidental: un canon de chimenea obstruido que provoco el mal funcionamiento de la estufa de gas; pero hemos de tener en cuenta una tercera posibilidad, la de que la estufa fuera manipulada deliberadamente.
– ?Esta usted diciendo que cree que fue asesinado? -pregunto la monja.
– No se puede descartar. Lo que debo preguntarle es si tiene usted algun motivo para suponer que su hermana pudo haber manipulado la estufa. No pretendo insinuar que formara parte de una conspiracion para matar a Etienne, pero ?podria ser que hubiera proyectado un suicidio que pareciese muerte accidental y luego hubiera cambiado de idea?
– ?Como puedo contestar yo a eso, comandante?
– Era una conjetura remota, pero tenia que preguntarlo. Si alguien va a juicio por asesinato, la defensa sin duda apuntara esta posibilidad.
– Si se hubiera molestado en hacer pasar su muerte por un accidente, les habria ahorrado muchas angustias a otras personas -dijo ella-, pero los suicidas pocas veces lo hacen. Despues de todo, es el acto de agresion definitivo, ?y que satisfaccion hay en la agresion si solo hace dano a uno mismo? No habria sido muy dificil hacer que el suicidio pareciese accidental; se me ocurririan varias maneras, pero ninguna que implicara desmontar una estufa de gas y obstruir el canon de la chimenea. Dudo que Sonia hubiera sabido como hacerlo. No tuvo inclinaciones mecanicas en vida, asi que ?por que iba a tenerlas a la hora de morir?
– Y la nota que le envio, ?no decia nada mas? ?Ningun motivo, ninguna explicacion?
– No -respondio ella secamente-. Ningun motivo, ninguna explicacion.
Dalgliesh prosiguio.
– Por lo visto, se ha dado en suponer que su hermana se mato porque Gerard Etienne le habia dicho que ya no era necesaria. ?Le parece probable?
La monja no contesto y, al cabo de un minuto, Dalgliesh insistio con suavidad.
– Como hermana suya, como alguien que la conocio muy bien, ?le satisface esa explicacion?
Ella se volvio y por primera vez lo miro a la cara de lleno.
– ?Esta pregunta es relevante para su investigacion?
– Podria serlo. Si la senorita Clements sabia algo de Innocent House o de alguna de las personas que trabajaban alli, algo tan inquietante para ella que contribuyo a su muerte, ese algo podria estar relacionado con la