– No los judios como yo.
– ?En que sentido es dificil?
– No puedes ser un ateo contento como las demas personas: sientes constantemente la necesidad de explicarle a Dios por que no puedes creer en el. Y luego tienes una madre judia. Eso es absolutamente esencial, va con el lote: si no tienes una madre judia, no eres judio. Una madre judia quiere que su hijo se case con una buena chica judia, le de nietos judios y se deje ver con ella en la sinagoga.
– Esto ultimo podrias hacerlo de vez en cuando sin violentar demasiado tu conciencia, si es que los ateos la tienen.
– Los ateos judios, si. Ese es el problema. Vamos a mirar el rio.
En la parte de atras de la taberna habia un jardincito con vistas al Tamesis que en las calurosas noches de verano resultaba incomodo porque solia estar lleno de gente, pero en una noche de octubre pocos habituales se sentian inclinados a sacar sus bebidas al aire libre, de modo que Kate y Daniel salieron a un silencio fresco y perfumado por el rio. La unica lampara que brillaba colgada en la pared proyectaba un suave resplandor sobre las sillas de jardin colocadas patas arriba y las grandes macetas de geranios de lenoso tallo. Avanzaron juntos y dejaron las jarras sobre la pared baja que daba al rio.
Hubo un silencio. De pronto, Daniel hablo bruscamente.
– No atraparemos a ese tipo.
– ?Por que estas tan seguro? -replico ella-. ?Y por que ha de ser un tipo? Podria ser una mujer. ?Y por que eres tan derrotista? El jefe es probablemente el investigador mas inteligente de Inglaterra.
– Es mas probable que sea un hombre. Desmontar y montar la estufa de gas mas bien parece obra de un hombre. En todo caso, supongamos que lo es. No lo atraparemos porque es tan inteligente como el jefe y tiene ademas una gran ventaja: el sistema de justicia criminal esta de su parte, no de la nuestra.
Se trataba de un resentimiento familiar. La desconfianza casi paranoica que Daniel sentia hacia los abogados era una de sus obsesiones, similar al disgusto que le causaba que le llamaran Dan, abreviando su nombre. Kate estaba acostumbrada a oirle decir que el sistema de justicia criminal no pretendia tanto condenar al culpable como proporcionar una ingeniosa y lucrativa carrera de obstaculos donde los abogados pudieran demostrar su astucia.
– Eso no es ninguna novedad -observo ella-. Hace cuarenta anos que el sistema de justicia criminal favorece a los delincuentes. Hemos de aceptarlo asi. Los tontos tratan de compensarlo manipulando las pruebas para que parezcan mas fuertes cuando estan puneteramente seguros de que su hombre es el culpable, pero lo unico que se consigue asi es desacreditar a la policia, dejar al culpable en libertad y promover nuevas leyes que aun hacen mas dificil demostrar la culpabilidad. Tu lo sabes, lo sabemos todos. La solucion esta en conseguir pruebas solidas y honradas y en lograr que se sostengan ante un tribunal.
– En un caso realmente grave, las pruebas solidas suelen proporcionarlas los informadores y los agentes infiltrados. Por el amor de Dios, Kate, lo sabes tan bien como yo. Y resulta que debemos darselas a la defensa por adelantado, con lo que no podemos utilizarlas sin poner vidas en peligro. ?Sabes cuantos casos importantes hemos tenido que abandonar en los ultimos seis meses, solo en la policia metropolitana?
– En este caso no sera asi, ?verdad? Cuando tengamos pruebas, las presentaremos.
– Pero no las tendremos. A no ser que uno de ellos se derrumbe, y eso no ocurrira. Todo es circunstancial. No tenemos un solo hecho que podamos relacionar con ninguno de los sospechosos. Cualquiera de ellos habria podido hacerlo. Uno de ellos lo hizo. Podriamos reunir indicios contra cualquiera de ellos, pero el caso no llegaria a los tribunales. El departamento legal lo rechazaria. Y si llegara, ?no te imaginas lo que diria la defensa? Etienne pudo subir a aquella habitacion por sus propias razones. No podemos demostrar que no fue asi. Pudo ir a buscar algo a los archivos, un contrato antiguo. No piensa tardar mucho, asi que deja la chaqueta y las llaves en su despacho. Entonces tropieza con algo mas interesante de lo que se imaginaba y se sienta a estudiarlo. Le entra frio, asi que cierra la ventana, rompiendo accidentalmente el cordon, y enciende la estufa. Cuando se da cuenta de lo que esta sucediendo ya se encuentra demasiado desorientado para llegar a la estufa y apagarla. Y muere. Luego, al cabo de varias horas, el gamberro de la oficina encuentra el cadaver y se le ocurre anadir un toque de misterio morboso a lo que, en realidad, es un lamentable accidente.
Kate replico:
– Todo eso ya lo hemos hablado y no se sostiene en pie. ?Por que cayo al lado de la estufa? ?Por que no fue hacia la puerta? Etienne era inteligente y debia de conocer el riesgo de encender una estufa de gas en un cuarto mal ventilado, asi que ?por que cerro la ventana?
– De acuerdo, estaba intentando abrirla, no cerrarla, cuando se rompio el cordon.
– Dauntsey dice que la ultima vez que estuvo en esa habitacion la ventana estaba abierta.
– Dauntsey es el principal sospechoso; podemos prescindir de su declaracion.
– La defensa no prescindira. No se puede construir un caso prescindiendo de las pruebas que no convengan.
– De acuerdo, digamos que intentaba abrir o cerrar la ventana. Dejemos eso.
– Pero ?por que tenia que encender la estufa, para empezar? No hacia tanto frio. ?Donde estan esos documentos que tanto le interesaron? Los que habia sobre la mesa eran contratos de hace cincuenta anos, autores ya fallecidos de los que nadie se acuerda. ?Que interes podian tener para el?
– El bromista los cambio. No podemos saber que documentos estaba examinando en realidad.
– ?Por que habia de cambiarlos? Y si Etienne fue al cuartito a trabajar, ?donde estaban la pluma, el lapiz, el boligrafo?
– Fue a leer, no a escribir.
– No podia escribir, ?verdad? Ni siquiera pudo garabatear el nombre de su asesino. No tenia nada con que escribir. Alguien le robo la agenda que llevaba un lapiz incorporado. Ni siquiera pudo escribir su nombre en el polvo, porque no habia polvo. ?Y que me dices de la lesion que tenia en el paladar? Eso es incontrovertible, es un hecho.
– Que no esta relacionado con nadie. No lograremos demostrar como se produjo el rasguno si no podemos presentar el objeto que lo produjo. Y no sabemos que objeto fue. Probablemente no lo sabremos nunca. Lo unico que tenemos son sospechas y pruebas circunstanciales; ni siquiera tenemos las suficientes para poner a uno de los sospechosos bajo vigilancia. ?Te imaginas que protestas, si lo hicieramos? Cinco personas respetables, ni una sola de ellas con antecedentes penales. Y dos con coartada.
Kate protesto:
– Ninguna de las dos vale un pimiento. Rupert Farlow reconocio francamente que juraria que De Witt habia estado con el tanto si era cierto como si no. Y esa historia de que lo necesito varias veces durante la noche…, ya viste que interes tuvo en darnos las horas exactas, ?eh?
– Supongo que cuando te estas muriendo tiendes a fijarte en la hora exacta.
– Y Claudia Etienne asegura que estuvo con su novio. Ese novio va a casarse con una mujer muy rica, puneteramente mas rica que hace solo una semana. ?Crees que dudaria en mentir por ella si se lo pidiera?
– Muy bien -concedio Daniel-. Es facil restarles credito a las coartadas, pero ?podemos demostrar que sean falsas? Y podria ser que nos hubieran dicho los dos la verdad. No podemos dar por sentado que mienten. Y si han dicho la verdad, Claudia Etienne y De Witt son inocentes. Lo que nos lleva otra vez a Gabriel Dauntsey. El tuvo los medios y la oportunidad, y carece de coartada para la media hora anterior a su salida hacia aquel recital en un pub.
– Pero eso se aplica igualmente a Frances Peverell, y ella si que tenia un motivo. Etienne la planto por otra y se proponia vender Innocent House en contra de sus deseos. Nadie tenia mas motivos que ella para desear su muerte. Y trata de convencer a un jurado de que un anciano de setenta y seis anos con reuma pudo subir aquellas escaleras o coger aquel ascensor lento y rechinante, hacer lo que tenia que hacer en el despachito de los archivos y volver a su piso en cosa de ocho minutos. De acuerdo, Robbins hizo el ensayo y, aunque muy justo, resultaba factible, pero no si tenia que pasar por la planta baja para recoger la serpiente.
– Solo tenemos la palabra de Frances Peverell de que fueran ocho minutos. Podrian estar metidos los dos en el asunto; siempre ha sido una de nuestras posibilidades. Y el ruido de la banera al vaciarse no significa nada. He visto la banera, Kate: es de esas anticuadas, grandes y solidas. Se podria ahogar a un par de adultos en ella. Solo tuvo que abrir un poco el grifo para que la banera se fuera llenando lentamente mientras el salia, darse una zambullida al llegar para quedar convincentemente mojado y llamar a Frances Peverell. Pero yo diria que estaban los dos de acuerdo.