gritos venganza o compasion. Mandy penso que no era el tipo de objeto que le gustaria ver junto a su cama, pero sabia que aquella imagen era poderosa. Las personas religiosas rezaban delante de un crucifijo y, si tenian suerte, sus plegarias eran atendidas. Valia la pena intentarlo. Mientras marcaba el numero de la oficina de la senora Crealey, se quedo mirando la figura de plata coronada de espinas y pronuncio mentalmente las palabras: «Haz que conteste, por favor, haz que este en el despacho. Haz que conteste, por favor, haz que este en el despacho.» Pero el telefono siguio emitiendo su zumbido intermitente y no hubo respuesta.
Menos de cinco minutos despues sono el timbre de la puerta. James de Witt bajo a abrir y regreso con Dauntsey y Bartrum.
Frances Peverell pregunto:
– ?Que ocurre, Gabriel? ?Ha venido el comandante Dalgliesh?
– No, solo la inspectora Miskin y el inspector Aaron. Ah, y tambien ese sargento joven y un fotografo. Ahora estan esperando a que llegue el medico de la policia y certifique que esta muerta.
– ?Pues claro que esta muerta! -exclamo Frances-. No hace falta un medico de la policia para verlo.
– Ya lo se, Frances, pero por lo visto es el procedimiento establecido. No, no quiero vino, gracias. Sydney y yo hemos estado bebiendo en el Sailor’s Return desde las siete y media.
– Cafe, entonces. ?Quieres un cafe? ?Usted tambien, Sydney?
Sydney Bartrum parecia cohibido.
– No, gracias, senorita Peverell. De veras, tengo que irme. Le dije a mi esposa que me quedaria a cenar en un pub con el senor Dauntsey y que llegaria un poco tarde, pero siempre estoy en casa antes de las diez.
– Naturalmente que debe irse. Ya empezara a estar preocupada. Puede llamarla desde aqui.
– Si, creo que sera lo mejor. Gracias.
Bartrum salio del cuarto tras ella. De Witt pregunto:
– ?Como se lo han tomado? Me refiero a la policia.
– Profesionalmente -respondio Dauntsey-. ?Como iban a tomarselo? No han dicho gran cosa. Tengo la impresion de que no les ha gustado mucho que movieramos el cuerpo. Ni tampoco que leyeramos la nota.
De Witt se sirvio otra copa de vino.
– ?Que diablos esperaban que hicieramos? Ademas, la nota iba dirigida a nosotros. Si no la hubieramos leido, no se si nos habrian comunicado lo que decia. Nos tienen bien a oscuras respecto a la muerte de Gerard.
– Subiran en cuanto llegue el furgon para llevarse el cuerpo -dijo Gabriel. Tras una pausa, anadio-: Me parece que quiza la vi llegar. Sydney y yo habiamos quedado en encontrarnos en el Sailor’s Return a las siete y media, y cuando llegaba a Wapping Way vi un taxi que entraba en Innocent Walk.
– ?Viste al pasajero?
– No, no estaba tan cerca. De todos modos, lo mas probable es que no me hubiera fijado. Pero si que vi al conductor: era un hombre grande, de raza negra. La policia cree que eso facilitara su localizacion. Los taxistas negros aun son minoria.
Bartrum, terminada su llamada, entro de nuevo en la sala. Tras su habitual carraspeo nervioso, les anuncio:
– Bien, sera mejor que me vaya. Gracias, senorita Peverell, pero no me quedare a tomar cafe. Prefiero volver a casa. La policia ha dicho que no es necesario que me quede. Les he contado todo lo que se, que estuve en el pub con el senor Dauntsey desde las siete y media. Si quieren preguntarme algo mas, me encontraran en la oficina manana por la manana. No se puede interrumpir el trabajo.
La falsa animacion de su voz los desconcerto; por un instante, al alzar la vista del plato, Mandy creyo que iba a darles la mano a todos los presentes. Luego se volvio y se marcho, y Frances Peverell fue a acompanarlo hasta la puerta. A Mandy le dio la sensacion de que todos se alegraban de verse libres de el.
Se hizo un silencio incomodo; la conversacion ordinaria, la charla trivial de sobremesa, los comentarios sobre el trabajo…, todo parecia inadecuado, casi indecoroso. Innocent House y el horror de la muerte era lo unico que tenian en comun. Mandy se dio cuenta de que los otros estarian mas a sus anchas sin ella, que los lazos de la angustia y el horror compartidos estaban aflojandose y que ya empezaban a recordarse que ella solo era la taquimecanografa interina, la companera de chismes de la senora Demery, que al dia siguiente la historia correria por todo Innocent House y que cuanto menos dijeran ahora, mejor.
De vez en cuando, uno de ellos iba a llamar por telefono a Claudia Etienne. Por las breves conversaciones subsiguientes, Mandy dedujo que no estaba en casa; habia otro numero al que podian tratar de llamarla, pero James de Witt dijo:
– Vale mas dejarlo. Ya hablaremos con ella mas tarde. De todos modos, aqui no puede hacer nada.
Luego Frances y Gabriel pasaron a la cocina para hacer cafe y esta vez James se quedo con Mandy. Le pregunto donde vivia y ella se lo dijo. De Witt comento que no le gustaba la idea de que volviera a un piso vacio y le pregunto si habria alguien en casa cuando llegara. Mandy, que prefirio mentir para ahorrarse explicaciones y molestias, le dijo que si. Despues de eso, parecio que ya no se le ocurrian mas preguntas y se quedaron los dos en silencio, escuchando los leves sonidos que llegaban de la cocina. Mandy penso que era como estar en un hospital a la espera de malas noticias, como habia estado con su madre cuando operaron por ultima vez a la abuela. Tuvieron que esperar en una habitacion anonima y escasamente amueblada, en un silencio inhospito, sentadas al borde de la silla, sintiendose tan incomodas como si no tuvieran derecho a estar alli, sabiendo que en algun lugar fuera del alcance de la vista y del oido los expertos en la vida y la muerte se entregaban a sus misteriosas manipulaciones, mientras ellas no podian hacer otra cosa que permanecer sentadas y esperar. Pero esta vez la espera no fue larga. Apenas habian terminado de tomar el cafe cuando sono el timbre de la puerta. Menos de un minuto despues, la inspectora Miskin y el inspector Aaron se hallaban con ellos. Cada uno llevaba una especie de maletin grande, y Mandy se pregunto si seria su equipo para casos de asesinato.
La inspectora Miskin les anuncio:
– Hablaremos con mas detenimiento cuando dispongamos de los resultados de la autopsia. Ahora solo quiero hacerles unas pocas preguntas. ?Quien la encontro?
– Yo -respondio Mandy, y deseo no estar sentada a la mesa ante el plato vacio y rebanado. Parecia haber algo indecoroso en esa prueba de apetito. En un arranque de resentimiento, penso: «Pero ?por que ha de preguntarlo? A estas horas ya sabe muy bien quien la encontro.»
– ?Que hacia aqui? No eran horas de estar trabajando -intervino el inspector Aaron.
– No estaba trabajando.
Mandy se dio cuenta de que habia respondido con voz enfurrunada y, dominandose, les relato brevemente los acontecimientos de esa malhadada tarde.
La inspectora Miskin le pregunto:
– Despues de encontrar el monedero donde esperaba, ?que la impulso a acercarse al rio?
– ?Como quiere que lo sepa? Me acerque porque estaba alli, supongo. -Luego anadio-: Queria ver la hora y cerca del rio habia mas luz.
– ?Y no vio ni oyo a nadie mas, ni entonces ni al llegar?
– Oiga, si hubiera visto a alguien ya se lo habria dicho. No vi a nadie ni oi nada; solo el papel en la barandilla. Asi que me acerque y entonces vi el bolso en el suelo, al pie de la barandilla, y las correas que bajaban hacia el agua. Y cuando mire, vi lo que habia al final de la correa, ?no?
Frances Peverell intervino con voz apaciguadora.
– Es una reaccion instintiva acercarse al rio para contemplarlo, sobre todo de noche. Yo siempre lo hago cuando estoy cerca. ?Es de veras necesario que la senorita Price responda a sus preguntas ahora mismo? Ya les ha dicho todo lo que sabe. Deberia estar en su casa. Ha tenido una experiencia terrible.
El inspector Aaron no la miro, pero la inspectora Miskin hablo de nuevo, esta vez con mas delicadeza.
– ?Sabe a que hora llego a Innocent House?
– A las ocho y veinte. Mire la hora cuando llegue junto al rio.
El inspector Aaron observo:
– Hay un buen trecho del White Horse hasta aqui. ?No penso en llamar por telefono a la senorita Peverell o al senor Dauntsey para que buscaran el monedero?
– Lo hice. El senor Dauntsey no estaba en casa y la senorita Peverell tenia conectado el contestador.
– Lo hago a veces cuando tengo visita -explico la senorita Peverell-. James llego en taxi justo despues de las siete, y supongo que el senor Dauntsey estaria en el Sailor’s Return con Sydney Bartrum.
– Eso nos ha dicho. ?Alguno de ustedes vio u oyo algo desacostumbrado, algun ruido en Innocent Lane, por